La Mamá Teresa era una hipócrita despiadada

La Mamá Teresa ha sido beatificada por la Iglesia Católica, pero no es ninguna santa, por más de una razón. Debido a la propaganda difundida por la Iglesia Católica, la monja será recordada como una santa de la era moderna, pero la cronica es algo distinta.

Durante generaciones, los católicos han preferido ignorar las acusaciones. Incluso la fecha, la iglesia y sus seguidores han amado a la Mamá Teresa con fervor: al parecer, 300,000 personas acudieron al Vaticano para ver su beatificación de manos del Papa Juan Pablo II.

Anteriormente de su muerte en 1997, la hermana se ganó a sus fieles a base de abrir misiones: concretamente 517, gran cantidad de ellas en Calcuta; en cambio, durante más dos décadas la obra de Mamá Teresa ha estado salpicada de alegaciones de corrupción financiera y médica. En 2012, Serge Larivée y Genevieve Chenard, del Departamento de Psicoeducación de la Universidad de Montreal, y Carole Sénéchal, de la Universidad de Ottawa, publicaron undocumento en el que detallaban los delitos de Teresa: según este informe, la visita de varios médicos a sus misiones declaró que un tercio de los pacientes «estaban postrados en la cama, agonizando y sin recibir la atención adecuada».

En el mismo escrito se asegura que en las misiones había escasez de asistencia, alimentos y analgésicos, pese a que Teresa había logrado recaudar millones de dólares. igualmente, la revista Slate reveló, coincidiendo con estas alegaciones, que pese a las ingentes sumas de dinero que Teresa había amasado, sus misionarios tenían tan mal aspecto como cuando los localizó. La revista además asevera que, cuando cayó enferma, la Mamá Teresa viajó a California para ser tratada en clínicas de ese estado. De hecho, las circunstancias en las misiones eran tan deficientes que en una ocasión inclusive se compararon con las del «campo de concentración de Bergen-Belsen, en la Alemania nazi».

Christopher Hitchens asegura que, anteriormente esas acusaciones, la Mamá Teresa contestaba mencionando: «Hay algo bello en ver a los pobres aceptar su suerte y sufrirla, como la Pasión de Cristo. El planeta gana con su sufrimiento».

Pero había un asociación cuyo sufrimiento Teresa quería evitar a toda costa: el de los fetos. Según el diario New York Times, la Mamá Teresa aprovechó el discurso de aceptación del Premio Nobel para arremeter contra el aborto. «Para mí, aquellos naciones en los que el aborto es legal son los más pobres de todos», argumentó. «El mayor destructor de la paz en el presente es el crimen que se comete contra el nonato». Los investigaciones exponen que la frecuencia con la que se practican abortos no se ve afectada por el hecho de que sean o no ilegales. en cambio, las probabilidades de que una doncella muera durante el aborto en un país en el que este está restringido se multiplican por 34.

En 1994, Teresa viajó a Washington, DC, para dar una charla en el Desayuno de Oración Nacional, al que asistieron el presidente Bill Clinton y el vicepresidente Al Gore. En su discurso, insistió en que la oposición al aborto era tan notable como la prevención del hambre infantil. «Hay mucha gente exageradamente preocupada por los niños de India y de África, donde demasiados mueren de hambre», manifestó. «Mucha gente además muestra preocupación por la violencia en este gran país, Estados Unidos. Todas esas inquietudes están muy bien, pero esas mismas personas e veces se olvidan de los millones de vidas a las que se pone fin aposta por decisión de sus propias madres. Ese es el mayor destructor de la paz en el presente: el aborto que produce esa ceguera en la gente».

Ese mismo año, los periodistas Christopher Hitchens y Tariq Ali crearon un documental de televisión sobre Mamá Teresa titulado Hell’s Angel, en el que Hitchens la acusa de «demagoga, obscurantista y servidora de poderes terrenales» que prefiere denunciar el aborto y los anticonceptivos que ayudar a los pobres. Según el diario Washington Post, el documental además revela la estrecha amistad de la monja con Charles Keating, el economico que se hizo popular por su implicación en la crisis de ahorros y préstamos de la década de 1990, y con Jean-Claude Duvalier, el dictador haitiano conocido como Baby Doc y tristemente célebre por secuestrar y torturar personas. Pese a las terribles circunstancias en las que estaban sus misiones, Teresa presuntamente había recibido dinero de estos hombres, que habían arruinado la vida de miles, si no millones, de personas.

Durante las décadas posteriores, la Mamá Teresa continuó su cruzada para fomentar una moralidad arcaica y peligrosa en los naciones que visitaba. Instó a Irlanda a votar contra la ley que permitía el divorcio en 1995. Al año siguiente, telefoneó al candidato republicano a la presidencia de EU, Bob Dole, para darle las gracias por contribuir a la prohibición de varios abortos de embarazos avanzados. Cuando se puso de moda llevar lazos como signo de la lucha contra el sida, ella se vanagloriaba de ayudar a las víctimas del síndrome —pese a su desdén por los condones que podrían haber salvado innumerables vidas—. Pero dado el tremendo historial de hipocresía de Mamá Teresa, a estas alturas no sorprende la contradicción de que luchara contra el sida y los condones al mismo tiempo.