Una de las preguntas más intrigantes de la cosmología es por qué nuestro universo se está expandiendo a un ritmo acelerado. Diferentes métodos para medir esta expansión han arrojado resultados inconsistentes, lo que ha llevado a un enigma conocido como el problema de la tensión cósmica.

Algunos investigadores han propuesto diversas soluciones, como modificar la gravedad o introducir nuevas formas de energía oscura. Pero un artículo reciente sugiere una idea más radical: ¿qué pasaría si existiera un universo espejo que interactúe con el nuestro a través de la gravedad?

El artículo, publicado en la revista Physics Review Letters, se basa en el trabajo de un equipo de físicos de la Universidad de Nuevo México y la Universidad de California, Davis.

Se dieron cuenta de que cuando ajustaron algunos modelos cosmológicos para que se ajustaran a las tasas de expansión observadas, algunos parámetros adimensionales permanecían constantes. Esto implicaba que había una simetría oculta en el universo que podría explicarse por la existencia de un mundo espejo.

Un mundo espejo no es un concepto nuevo en física. Se ha propuesto anteriormente explicar el desequilibrio entre materia y antimateria en nuestro universo.

Según esta idea, existe otro universo idéntico al nuestro, salvo que todo está al revés: izquierda y derecha, materia y antimateria, tiempo y espacio. Los dos universos sólo interactuarían a través de la gravedad, que sería más débil que en cada universo individual.

«Encontramos que una escala uniforme de las tasas de caída libre gravitacional y la tasa de dispersión de fotones y electrones deja a la mayoría de los observables cosmológicos adimensionales casi invariantes», escriben los investigadores en el resumen de su estudio.

Por lo tanto, añaden, “un sector oscuro de un “mundo espejo” permite un escalamiento efectivo de las tasas de caída libre gravitacional respetando al mismo tiempo la densidad media de fotones medida actualmente”.

Los autores del artículo aplicaron esta idea al problema de la tensión cósmica y descubrieron que funcionaba notablemente bien. Al introducir un mundo espejo con su propio sector oscuro, pudieron conciliar las dos medidas de la tasa de expansión sin violar ninguna ley o principio físico.

También demostraron que su modelo podría probarse mediante futuras observaciones de ondas gravitacionales y radiación cósmica de fondo de microondas.

La idea de un universo espejo es provocativa y enfrenta muchos desafíos. Por un lado, requiere un ajuste fino de las condiciones iniciales de ambos universos para asegurar su simetría.

Por otro lado, plantea muchas preguntas filosóficas sobre la naturaleza de la realidad y la identidad. Si existe un universo espejo, ¿tiene sus propios habitantes? ¿Están conscientes de nosotros? ¿Tienen libre albedrío? ¿Son nuestros gemelos malvados o nuestras almas gemelas?

Estas preguntas pueden parecer descabelladas, pero no son irrelevantes para la cosmología. A medida que crece nuestra comprensión del universo, también crece nuestra necesidad de nuevos marcos y perspectivas para interpretarlo.

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Por Alejandro

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