En las bulliciosas calles de Grecia durante el siglo VI a.C. tuvo lugar un hecho peculiar que luego quedaría envuelto en un velo de misterio. Mnesarchus, un viajero que regresaba del trabajo, se topó con un niño abandonado contemplando el sol.
Este bebé, alimentado por el rocío de un árbol cercano, sería llamado Astraios por Mnesarchus, un nombre que se traduce como “niño estrella” en griego.
Astraios no siguió siendo una figura solitaria en este cuento, sino que fue adoptado y criado junto a Pitágoras, el renombrado filósofo y matemático, y sus dos hermanos. Se convirtió en una parte integral de su familia, un niño mágico con un destino aún por desvelar.
Según la mitología griega, documentada por Antonio Diógenes, Mnesarco confió la crianza y educación de Astraios a Pitágoras, una figura célebre por su brillantez matemática.
Si bien los logros de Pitágoras en el ámbito de las matemáticas están bien documentados, algunos teóricos de los antiguos astronautas proponen un giro cautivador a esta narrativa. Especulan que Pitágoras podría haber recibido conocimientos avanzados de Astraios, el enigmático niño estrella.
Esta teoría se basa en la creencia de que Astraios fue enviado a la Tierra con un propósito específico: impartir sabiduría y conocimiento a Pitágoras. Este conocimiento, arraigado en conceptos místicos, sentaría las bases de conocimientos profundos en el mundo antiguo.
Por lo tanto, nos vemos arrastrados a la historia de un niño estrella, cuyo nacimiento sigue siendo un misterio, y la posibilidad de que Astraios haya sido uno de los primeros niños extraterrestres enviados a nuestro planeta.
Surge la pregunta: ¿podría este niño excepcional haber sido genuinamente el instructor de uno de los más grandes intelectos de la historia? Además, teniendo en cuenta los relatos griegos sobre seres poderosos que descendían del cielo, ¿podría Astraios haber sido el resultado de una unión divina entre humanos y dioses? Tales historias de seres híbridos no son exclusivas de los griegos; Muchas civilizaciones antiguas, incluida la egipcia, cuentan narrativas similares.
En los debates contemporáneos, los individuos suelen referirse a estos seres como “niños de las estrellas”, un término que ha ganado fuerza en varios círculos. Estos niños de las estrellas son percibidos como una raza distinta de individuos, que poseen una inteligencia y habilidades extraordinarias que van más allá de la comprensión humana convencional.
Al profundizar en la historia de Astraios, uno no puede evitar preguntarse si representa un relato temprano de un niño estelar. Si realmente han existido niños estelares a lo largo de la historia de la Tierra, nos vemos obligados a explorar los orígenes de su inteligencia excepcional y sus talentos inexplicables.
Según algunos, la ciencia revela que más allá de la conocida estructura de doble hélice del ADN, existen diez cadenas de ADN etérico latentes en los humanos. Estas corrientes adicionales han permanecido inactivas a lo largo de la historia.
¿Podría ser posible que estas hebras latentes fueran diseñadas intencionalmente por entidades extraterrestres, despertando selectivamente en individuos elegidos a lo largo del tiempo, con el objetivo de hacer avanzar a la humanidad?
La historia de Astraios y su conexión con Pitágoras sirve como una ventana cautivadora a los misterios de la antigua Grecia. Nos desafía a reconsiderar los límites del potencial humano y la posibilidad de influencias extraterrestres en nuestra historia colectiva.
Si bien es posible que nunca descubramos por completo los secretos de estos niños estelares, su enigmática presencia continúa cautivando nuestra imaginación y alimentando nuestra búsqueda de comprensión.
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