En el corazón de las ciudades más grandes del mundo, se alzan orgullosos obeliscos de piedra monumentales, con sus imponentes estructuras apuntando hacia el cielo. Estos enigmáticos monumentos, repartidos por todo el mundo, han cautivado la imaginación de muchos, pero ¿qué simbolizan realmente?
Si bien pueden parecer productos de civilizaciones antiguas, algunos sugieren una conexión más sobrenatural.
Un fenómeno global
Desde las bulliciosas plazas de Estambul hasta la icónica Place de La Concorde en París, los obeliscos actúan como centinelas silenciosos, soportando el peso de la historia y el misterio. Estas estructuras monumentales se pueden encontrar en todo el mundo, pero sus raíces se remontan a una fuente singular: el antiguo Egipto.
En las arenas de Egipto, se elaboraron y erigieron meticulosamente más de cien obeliscos. Sin embargo, hoy en día sólo un puñado permanece dentro de las fronteras del país.
El resto fue incautado como botín de guerra, tradición que se remonta a la época romana. Estos imponentes monolitos fueron transportados a través de continentes para adornar las capitales de las naciones conquistadoras, desde Roma hasta Constantinopla.
El poder de los obeliscos
¿Por qué estas civilizaciones antiguas codiciaban estos gigantes de piedra? La respuesta puede estar en el poder percibido que tenían estos obeliscos. Elaborados con precisión matemática y perfección geométrica, eran testimonio de las avanzadas habilidades de ingeniería de sus creadores.
Los jeroglíficos grabados en estos monolitos narran el viaje de los faraones al más allá, invocando las bendiciones de los dioses para la inmortalidad. En el pináculo de cada obelisco, el dios sol Ra recibía homenaje.
Estas intrincadas tallas y simbolismo religioso dan pistas del profundo significado que estos monumentos tenían en la cultura del antiguo Egipto.
La piedra Benben: una conexión mística
Coronando cada obelisco, la piedra benben, un casquete en forma de pirámide, llevaba un profundo simbolismo arraigado en la mitología egipcia. Se creía que era el vehículo de Atum, el Dios de toda la creación, utilizado para atravesar los reinos entre los cielos y la Tierra.
Curiosamente, algunos especulan que la piedra benben podría representar algo más que un simple simbolismo. ¿Podría ser que los antiguos egipcios no entendieran bien la tecnología extraterrestre avanzada?
Los teóricos de los antiguos astronautas sugieren que nuestros antepasados pueden haber presenciado naves descendiendo del cielo, de las cuales emergieron seres de otro mundo, catalizando el avance de la civilización. En su búsqueda por replicar estos vehículos celestes, nacieron los obeliscos.
¿Una conmemoración de las visitas extraterrestres?
La tentadora pregunta que persiste en la mente de muchos es si las cimas de los obeliscos contienen pistas de visitas extraterrestres. Los teóricos de los antiguos astronautas proponen que estas estructuras, con su simbolismo celestial y conexiones con otros mundos, pueden ser un testimonio de encuentros con seres extraterrestres.
Mientras continúa el debate sobre el verdadero propósito de los obeliscos, una cosa queda clara: estos gigantes de piedra son mucho más que meros monumentos. Son símbolos de los misterios perdurables de las civilizaciones antiguas y, tal vez, un vínculo con un pasado en el que dioses y extraterrestres pudieron haber caminado entre nosotros.
A la sombra de imponentes obeliscos, los curiosos continúan buscando respuestas, intentando descubrir los secretos de estos antiguos enigmas. Ya sean productos del ingenio humano o sean testigos de encuentros más allá de nuestra comprensión, los obeliscos siguen siendo testigos silenciosos de los misterios de nuestro pasado.