Un grupo de investigadores, liderado por Beatriz Villarroel del Instituto Nórdico de Física Teórica y la Universidad de Estocolmo, ha puesto en marcha un proyecto de ciencia ciudadana para buscar evidencia de objetos no terrestres que vigilan la Tierra.
El proyecto, llamado Fuentes que aparecen y desaparecen durante un siglo de observaciones (VASCO), tiene como objetivo escanear placas fotográficas antiguas de estudios del cielo anteriores al lanzamiento de satélites artificiales a finales de la década de 1950. La idea es buscar objetos que aparecen y desaparecen con el tiempo, lo que podría indicar un origen artificial.
Los investigadores esperan encontrar objetos y eventos anómalos que podrían estar relacionados con inteligencia extraterrestre. También invitan al público a unirse a su esfuerzo examinando las imágenes en línea e informando sobre cualquier hallazgo inusual.
El proyecto es parte de una iniciativa más amplia llamada Proyecto Galileo, que busca investigar científicamente la naturaleza y el origen de los fenómenos aéreos no identificados (UAP).
Uno de los desafíos de la búsqueda de objetos no terrestres en la órbita de la Tierra es la cantidad de escombros que abarrotan el espacio alrededor de nuestro planeta hoy. Utilizando datos anteriores a la carrera espacial, los investigadores esperan evitar este problema y aumentar sus posibilidades de encontrar algo fuera de lo común.
Sin embargo, también reconocen que existen muchas explicaciones naturales posibles para los objetos transitorios en el cielo, como meteoros, cometas, asteroides, estrellas variables y fallos en los datos.
El proyecto VASCO está inspirado en un incidente histórico ocurrido en 1954, cuando la Fuerza Aérea de Estados Unidos detectó dos misteriosos objetos en órbita entre 400 y 600 millas de la Tierra.
Después de semanas de investigación, el astrónomo Lincoln La Paz determinó que solo se trataba de meteoros. Sin embargo, este suceso despertó el interés público y el temor sobre la posibilidad de que existieran satélites artificiales, especialmente después de que la Unión Soviética lanzara el Sputnik 1 en 1957.
«Esperamos que el proyecto arroje muchos hallazgos interesantes con el tiempo», se lee en un comunicado en el sitio web de la Red VASCO, «tal vez incluso algunos objetos y eventos anómalos. ¿Podrían los extraterrestres ser responsables de alguno de ellos?»
Los investigadores esperan que su proyecto arroje nueva luz sobre la cuestión de si estamos solos en el universo o si hay otras civilizaciones que nos han visitado o nos están observando. También esperan inspirar curiosidad y alfabetización científica entre el público y contribuir al avance de la astronomía y la astrobiología.