La reciente publicación del informe del gobierno estadounidense sobre fenómenos aéreos no identificados (UAP) ha despertado un renovado interés y especulación sobre la naturaleza y el origen de estos misteriosos objetos.
Si bien algunos expertos han sugerido que los UAP podrían ser tecnología avanzada de adversarios extranjeros o proyectos militares secretos, otros no han descartado la posibilidad de que puedan ser evidencia de inteligencia extraterrestre (ETI).
Sin embargo, ¿qué pasa si la ETI detrás de la UAP no es biológica, sino artificial? ¿Qué pasa si estamos ante sondas furtivas enviadas por una civilización que ha trascendido los límites de la vida orgánica y ha evolucionado hacia un estado post-biológico o post-singularidad?
Esta es la idea intrigante y provocativa explorada por el Dr. Jacob Haqq-Misra, astrobiólogo e investigador principal del Instituto de Ciencias Espaciales Blue Marble.
Haqq-Misra sostiene que el fenómeno UAP podría ser consistente con la hipótesis de las sondas autorreplicantes de von Neumann, que llevan el nombre del matemático John von Neumann, quien propuso el concepto de máquinas que pueden construir copias de sí mismas utilizando materias primas de su entorno.
Estas sondas podrían diseñarse para explorar y colonizar la galaxia en un lapso de tiempo relativamente corto, en comparación con la edad del universo, aprovechando el crecimiento exponencial. También podrían programarse para evitar la detección o el contacto con otras civilizaciones, ya sea por razones éticas o por autoconservación.
Haqq-Misra sugiere que algunos de los UAP observados por militares y civiles podrían ser sondas von Neumann que están realizando misiones de vigilancia o reconocimiento en la Tierra, o que están pasando por nuestro planeta en su camino hacia otros destinos.
Señala que algunas de las características atribuidas a los UAP, como la alta velocidad, la maniobrabilidad, el cambio de forma y la invisibilidad, podrían explicarse mediante la inteligencia artificial (IA) y la nanotecnología avanzadas. También especula que algunas UAP podrían ser más pequeñas de lo que parecen, o incluso microscópicas, lo que las haría difíciles de detectar o rastrear.
Haqq-Misra reconoce que su hipótesis es altamente especulativa y se basa en varias suposiciones e incertidumbres. Admite que no hay pruebas concluyentes de que las UAP estén relacionadas con la ETI, y mucho menos con la IA.
También reconoce que existen otras posibles explicaciones para la UAP, como fenómenos naturales, dispositivos fabricados por el hombre o factores psicológicos.
Sin embargo, sostiene que su hipótesis es plausible y coherente con nuestro conocimiento científico actual y nuestra comprensión del universo. Pide más investigación científica sobre el fenómeno UAP, así como más apertura y transparencia por parte del gobierno y el público.