2023 ha sido un año repleto de noticias relativas a los UAPs (Fenómenos anómalos no identificados), antes más conocidos como ovnis, con la histórica audiencia celebrada el 26 de julio en el Congreso de los EE.UU. como uno de los hitos más destacados en los últimos años en relación con el fenómeno, al menos por sus implicaciones políticas y mediáticas.
Y aunque los UAPs (u ovnis) no son sinónimos de aeronaves extraterrestres, buena parte del público, y algunos ufólogos, siguen considerando la hipótesis alienígena como la más probable para explicar los distintos avistamientos de objetos sin identificar que a menudo surcan los cielos.
Académicos afiliados al SETI alertan de una colonización extraterrestre violenta de catastróficas consecuencias
En este “escenario”, se han dado a conocer las conclusiones de los miembros de un grupo de académicos afiliados al Centro de Investigación SETI de la Universidad de Berkeley y el Proyecto SETI (Búsqueda de Inteligencias Extraterrestres). Estos investigadores están especializados en estudios indígenas, y aunque en un principio pueda parecer que es un campo muy alejado de cuestiones relativas a la existencia de civilizaciones extraterrestres, lo cierto es que su perspectiva puede aportar una visión muy valiosa sobre el eventual contacto entre civilizaciones con diferente grado de desarrollo.
En 2018, a este colectivo se le pidió que compartiera su perspectiva sobre un hipotético encuentro o contacto con una civilización extraterrestre más avanzada que la humana, por sus similitudes con los eventos históricos representados por el colonialismo. El grupo ha estudiado durante años los siglos de contactos culturales en Australia, Nueva Zelanda, África y el continente americano.
Además de subrayar la necesidad de crear pautas éticas en caso de un escenario de “primer contacto”, el estudio de estos académicos –publicado en la revista científica American Indian Culture and Research Journal– destacó el hecho de que, aunque la mayor parte de los científicos involucrados en proyectos de búsqueda de inteligencias extraterrestres creen que estas hipotéticas civilizaciones alienígenas serían pacíficas, los ejemplos que encontramos en la historia humana sobre contactos entre culturas con distintos grados de desarrollo tecnológico y científico suelen desmentir de forma rotunda esta idea.
Por otra parte, los investigadores –entre los que se encuentran Kim TallBear, profesora de Estudios Nativos en la Universidad de Alberta y William Lempert, profesor de Antropología en el Bowdoin College– destacaron que el mero acto de “escuchar” activamente en busca de señales extraterrestres por parte de nuestros astrónomos podría ser interpretado por civilizaciones no humanas como una «escucha sin permiso» o incluso una forma de espionaje, lo que podría conducir a una colonización violenta de catastróficas consecuencias.
Los investigadores se fijaron en la exploración de James Cook que desencadenó la conquita violenta de Australia y Nueva Zelanda
Para dejar más claras sus conclusiones, los investigadores pusieron como ejemplo el caso del navegante y explorador británico James Cook, cuyo viaje al Pacífico de 1768 fue financiado y promovido por la Royal Society de Londres, una prestigiosa institución británica de carácter científico que le encomendó varios estudios científicos que debía llevar a cabo en Tahití. Aunque la sociedad científica le prohibió tajantemente cualquier tipo de contacto que pudiera desencadenar un episodio de colonización de las poblaciones indígenas, Cook también recibió órdenes de la Corona británica para cartografiar la zona, por lo que, a su regreso a Reino Unido, el viaje del navegante desencadenó una colonización que acabó con la conquista violenta de Australia y Nueva Zelanda, entre otras consecuencias negativas.
Así, pues, en su estudio, los investigadores insistieron en la necesidad de que el SETI y los proyectos similares deberían desvincularse por completo de gobiernos, militares e incluso corporaciones de cualquier país, para trabajar en pos de objetivos únicamente científicos y sin intereses de cualquier otro tipo. Desde el otro punto de vista, señalan, también existe el riesgo evidente de que, en caso de producirse el ansiado contacto con una civilización no humana, este pueda derivar en un caso de “colonialismo galáctico” que podría acabar en un genocidio y en un sometimiento cultural para la raza humana. De modo que estos estudiosos recomiendan extremar las precauciones y recordar los propios ejemplos que se pueden encontrar en nuestra propia historia.
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