El nacimiento de Jesucristo es uno de los eventos más celebrados en el cristianismo, pero ¿dónde tuvo lugar realmente?
Según los evangelios de Mateo y Lucas, Jesús nació en el pueblo de Belén, en la provincia de Judea, durante el reinado del rey Herodes.
Sin embargo, algunos eruditos han cuestionado este relato tradicional, señalando inconsistencias y contradicciones en las narraciones bíblicas y la evidencia histórica.
Uno de los principales problemas de la historia de Belén es que no coincide con los demás detalles de la vida de Jesús. La mayoría de los eruditos están de acuerdo en que Jesús era un galileo que creció y predicó en la región de Galilea, en el norte de Israel.
Sus padres, José y María, también eran de Galilea, según Lucas. Entonces, ¿por qué viajarían a Belén, a unos 150 kilómetros (93 millas) de distancia, para dar a luz a su hijo?
El Evangelio de Lucas da una explicación: José y María tuvieron que ir a Belén a causa de un censo ordenado por el emperador romano Augusto, que quería empadronar a todos los habitantes de su imperio.
Como José era descendiente del rey David, cuyo hogar ancestral era Belén, tuvo que ir allí para ser inscrito. Sin embargo, esta historia tiene varios defectos.
En primer lugar, no hay evidencia de que tal censo haya tenido lugar en Judea en ese momento. El único censo que conocemos fue realizado por Cirenio, el gobernador de Siria, en el año 6 EC, aproximadamente una década después de la muerte de Herodes.
En segundo lugar, incluso si hubiera un censo, es poco probable que requiera que las personas viajen a sus pueblos ancestrales, lo que causaría trastornos e inconvenientes masivos.
En tercer lugar, si José era descendiente de David, también lo eran muchos otros judíos que vivían en Galilea y en otros lugares. ¿Por qué tendrían que ir todos a Belén?
Otro problema con la historia de Belén es que parece estar basada en una mala interpretación de una profecía de la Biblia hebrea. El Evangelio de Mateo cita al profeta Miqueas, quien dijo que de Belén vendría un gobernante que pastorearía al pueblo de Dios, Israel (Miqueas 5:2).
Mateo interpreta esto como una predicción del lugar de nacimiento del Mesías y lo usa como prueba de que Jesús cumplió la profecía. Sin embargo, Miqueas no estaba hablando del Mesías, sino de un líder militar que defendería a Judá de la invasión asiria en el siglo VIII a.
Además, Miqueas se refería a Belén Efrata, un pequeño pueblo cerca de Jerusalén, no a Belén de Judea, donde supuestamente nació Jesús.
Entonces, si Jesús no nació en Belén, ¿dónde nació? La respuesta más probable es Nazaret, el pueblo donde creció y donde vivían sus padres. Nazaret era un pueblo pequeño e insignificante en Galilea, que no tenía conexión con David ni con ninguna profecía.
Esto puede explicar por qué los evangelistas trataron de relacionar a Jesús con Belén, un lugar más prestigioso y simbólico. Al hacerlo, querían enfatizar su estatus real y mesiánico, y apelar a las expectativas judías de un salvador del linaje de David.
Sin embargo, al ubicar el nacimiento de Jesús en Belén, también crearon una paradoja: ¿cómo podría Jesús ser tanto el hijo de David como el hijo de Dios?
Los evangelistas trataron de resolver esto introduciendo la idea del nacimiento virginal, que afirmaba que María concibió a Jesús por obra del Espíritu Santo, sin ninguna intervención humana. De esta manera, podrían afirmar los orígenes divinos y humanos de Jesús y evitar cualquier contradicción con su genealogía.
La historia del nacimiento de Jesús en Belén no es un hecho histórico, sino una construcción teológica. Refleja las creencias y esperanzas de los primeros cristianos, que querían presentar a Jesús como el cumplimiento de las promesas de Dios a Israel.
Sin embargo, no disminuye la importancia o el valor de la vida y las enseñanzas de Jesús. Ya sea que haya nacido en Belén o en Nazaret, sigue siendo una de las figuras más influyentes e inspiradoras de la historia humana.