El sueño es esencial para nuestra salud y bienestar, pero ¿cuánto necesitamos realmente? ¿Y qué pasa si no tenemos suficiente?
Estas preguntas han fascinado a los científicos durante décadas, y uno de los experimentos más famosos para explorarlas fue realizado por un estudiante de secundaria llamado Randy Gardner en 1964.
Randy Gardner era un joven de 17 años que quería romper el récord mundial de mayor tiempo sin dormir. Decidió permanecer despierto durante 11 días y noches, o 264 horas, con la ayuda de dos amigos que monitorearon su estado y lo mantuvieron entretenido.
También accedió a ser observado por un investigador del sueño llamado William Dement, quien más tarde se convirtió en un pionero en el campo de la medicina del sueño.
El experimento fue un éxito en términos de romper el récord, pero también reveló algunos efectos alarmantes de la falta de sueño en la salud física y mental de Randy.
A medida que pasaban los días, Randy se volvió cada vez más irritable, malhumorado y paranoico. Tenía problemas para concentrarse y recordar cosas.
Experimentó alucinaciones, como ver un letrero de la calle como una persona o pensar que era un jugador de fútbol famoso. También sufría de visión borrosa, dificultad para hablar, náuseas y temblores.
Dement y sus colegas midieron la actividad cerebral de Randy mediante electroencefalografía (EEG), que registra las señales eléctricas del cerebro.
Descubrieron que el cerebro de Randy mostraba signos de microsueños, que son breves episodios de sueño que ocurren involuntariamente mientras está despierto.
Los microsueños pueden afectar el rendimiento y aumentar el riesgo de accidentes. También encontraron que las ondas cerebrales de Randy cambiaron con el tiempo, lo que indica que se estaba perdiendo diferentes etapas del sueño que tienen diferentes funciones.
Una de las etapas más importantes del sueño es el sueño de movimientos oculares rápidos (REM), que es cuando soñamos y procesamos recuerdos y emociones. El sueño REM generalmente representa alrededor del 20% de nuestro tiempo total de sueño, pero Randy casi no tuvo nada durante su experimento.
Dement especuló que esto podría explicar algunos de sus síntomas psicológicos, como cambios de humor y alucinaciones.
Después de que terminó el experimento, Randy durmió durante 14 horas y 40 minutos, lo que no fue suficiente para compensar su deuda de sueño. Luego reanudó un horario de sueño normal, pero tardó varias semanas en recuperarse por completo.
Dement lo siguió a lo largo de los años y descubrió que no sufrió ninguna consecuencia a largo plazo de su experimento. Sin embargo, desaconsejó a cualquiera que intentara replicarlo, ya que podría ser peligroso o incluso fatal.
El experimento de Randy Gardner fue uno de los primeros en demostrar los efectos de la privación extrema del sueño en humanos. También despertó interés en el estudio científico del sueño y su papel en nuestra salud y bienestar.
Hoy sabemos que la falta crónica de sueño puede aumentar el riesgo de varias enfermedades, como diabetes, enfermedades cardíacas, obesidad y depresión. También sabemos que dormir lo suficiente puede mejorar nuestro estado de ánimo, memoria, creatividad y productividad.
Entonces, ¿cuánto sueño necesitamos? La respuesta puede variar según la edad, el estilo de vida y los factores individuales, pero la recomendación general es apuntar a entre siete y nueve horas por noche para los adultos.
Si tiene problemas para conciliar el sueño o permanecer dormido, es posible que desee consultar a un médico o a un especialista en sueño para que le aconseje. Y si alguna vez te sientes tentado a dormir toda la noche o no dormir durante mucho tiempo, recuerda lo que le pasó a Randy Gardner y piénsalo dos veces.