Desafortunadamente, nunca se pudieron localizar ruinas o restos arqueológicos, lo que sugiere su posible ubicación en algún lugar del planeta. Aunque diferentes personalidades a lo largo de la historia han publicado sus investigaciones aportando datos interesantes sobre el tema.
Uno de esos personajes fue el famoso escritor griego Platón, quien describió un lugar probable donde habría estado la Atlántida. Pero no fue el único que se atrevió a hacerlo, en los últimos tiempos otros investigadores también lo han hecho. Por increíble que parezca, existe una coincidencia sobre estos posibles lugares, se trata de lo que actualmente es Túnez.
Evidencia de la existencia de una Atlántida tunecina
El país que hoy conocemos como Túnez, cuenta con uno de los registros históricos más antiguos de la humanidad. Las excavaciones arqueológicas realizadas al sur revelaron que la región estuvo habitada por personas hace 100.000 años.
De ahí que Túnez haya sido la cuna de algunas de las culturas y civilizaciones más desarrolladas de Europa. También fue reconocido y mencionado por los antiguos escritores griegos y egipcios.
Incluso el prestigioso filósofo Platón de Grecia, hace 2.400 años, llegó a señalar que en la antigua Túnez hubo un lugar específico, donde pudo asentarse la extinta Atlántida. No es un secreto que Platón se dedicó durante muchos años a esa búsqueda infructuosa y las pruebas lo llevaron a esa conclusión.
En particular, Platón se refería a un lugar que por su descripción corresponde a la actual ciudad de Tozeur, muy cerca de los numerosos lagos salados que existen en la región.
Los eruditos modernos están de acuerdo con Platón
Los esfuerzos para intentar dar con el paradero de la desaparecida Atlántida han perdurado en el tiempo, involucrando a personas de diferentes épocas y nacionalidades. Hay dos personalidades que, en la década de 1920, coincidieron con Platón, al mencionar cierto lugar de Túnez como sede de la civilización perdida.
Uno de ellos fue el erudito Albert Herrmann, quien por deducción logró establecer una conexión entre el lago salado Chott el Djerid, con el lago Tritonis mencionado por Platón en sus investigaciones. Según varios escritos realizados por los literatos griegos, ubicaron dicho lago en alguna parte del sur de la actual Túnez.
Por otro lado, el Dr. Paul Borchardt, un gran estudioso de los años 20, recorrió Túnez impulsado por sus investigaciones para establecer la ubicación de la Atlántida. Después de años de recopilar información y comparar datos antiguos, concluyó que bajo las arenas de ese país estaba la civilización perdida.
En concreto, señaló que podría haberse encontrado en algún lugar entre la moderna ciudad de Gabes (Tacapae) y el lago seco de Tritonis o Chott el Djerid. Las raíces de Gabes son muy antiguas, tanto que los antiguos griegos la mencionan por su nombre en varias de sus reseñas.
Los lagos salados de Túnez: un gran enigma
La investigación de Borchardt destaca que el lago seco de Hammeina era posiblemente una rama del Chott el Djerid. Esto lo llevó a concluir, por simple deducción, que en alguna ocasión este lago tuvo el nombre de “El lago de los atlantes”, al que más tarde se le llamó Tritonis.
Es interesante notar que el propio Paul Borchardt dirigió, durante algún tiempo, una serie de excavaciones alrededor de los lagos secos de Gabes. Los resultados fueron sorprendentes, ya que se encontraron ruinas de una antigua ciudad, así como partes de un sistema de riego. Lamentablemente se vio obligado a suspender las excavaciones.
El cambio de topografía
Los registros históricos de la región donde actualmente se encuentra Túnez, ha sufrido grandes cambios en su topografía. Así lo señalan varios historiadores, entre los que se encuentra el griego Diodorus Siculus. Según él, un evento catastrófico arrasó esa vasta zona del norte de África hacia el año 1250 a.C. C.
Estos devastadores terremotos pueden ser los mismos que provocaron el derrumbe durante la llamada “Edad del Bronce”. También se les atribuye la responsabilidad de la aparición de los muchos lagos salados que ahora están secos, porque la actividad sísmica separó el gran Golfo del resto del Mediterráneo.
Hasta el momento son solo teorías basadas en muchas coincidencias, pero nada concreto debido a la falta de evidencia física. Lo cierto es que la Atlántida continúa en algún lugar bajo la tierra, realmente puede ser en Túnez.