
Un hombre fue de visita a otro pueblo, y para devolverse, tuvo que caminar por el bosque. Como no conocía bien aquellos zonas, se perdió entre la maleza. El hombre estaba muy inquieto porque ya se iba a hacer de noche, por lo tanto, localizó un claro y en él, una casita de madera. Tocó a la casa, pero nadie salió a abrirle; por lo tanto forzó la puerta, resultando esta abierta.
La casa era de un solo cuarto, con insolitos retratos de gente que aparentaba verlo con una horrible mirada; todos los retratos parecían haber sido tomados en ese mismo bosque.
El hombre fue rápido a la cama y se tapó para no ver los retratos que cada vez parecían más estarlo viendo.
A la mañana siguiente, al hombre le dio curiosidad de ver si los retratos se veían igual de feos a la luz del día, pero resultó que en la casa no había ni un solo retrato, sino gran cantidad ventanas al exterior.
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