Desde tiempos ancestrales nos preguntamos cuál es nuestro origen, de dónde venimos. Hay gente a la que la hipotesis del creacionismo no le resulta certera al 100% debido a que hay poner un vasto empeño en la fe y en nuestro sentido más espiritual.
La carencia de evidencias, nada más que escritos del antiguo y nuevo testamento, condicionan la creencia hacia esta hipotesis. De todas formas siempre se ha dado dos únicas opciones en la vida, creacionismo o evolución. Según tu creencia hacia un lado u otro determinarán las ideas que la gente se haga hacia ti.
Sin ir más lejos, en gran cantidad universidades, si eres investigador y continúas con tu carrera en esta rama, debes aceptar sin oponerte en absoluto a la hipotesis de Charles Darwin. De otra figura serías un “paria” científicamente hablando.
sin embargo, si piensas que la hipotesis del creacionismo es la más coherente bajo tu punto de vista, la gente ferviente a la hipotesis de la evolución te verá como una persona ingenua y menos dotada mentalmente. La cosa está así, ¿ciencia o Dios? Y yo respondo; Ciencia y Dios.
No tiene por qué ser una u otra, la religión se apoya e veces en el saber y viceversa. Creo que tendriamos que profundizar en este interesante asunto que sin dudo dará demasiado que hablar, pero que a mi parecer pienso que es de gran interés saberlo, allá vamos.
Bien, vamos a remontarnos a nuestros inicios como Homo Sapiens, pasando por el Homo Habilis, Homo Erectus y el Homo Neandertalensis. En concluyente, venimos de un homínido, de la familia de los primates.
Si analizamos nuestro ADN, encontramos que se remonta al rango de unos 150.000 años. Un ensayo realizado por el investigador e investigador Lloyd Pye nos muestra algunas anomalías en la supuesta evolución del ser humano.
Lloyd nos muestra que somos totalmente distintos de los primates en varios sentidos. Por ejemplo:
Tenemos los huesos más ligeros y delgados
Nuestros músculos son de 5 a 10 veces más débiles
Nuestra piel no está bien adaptada para recibir la luz del sol directamente
Nuestro tejido adiposo contiene 5 veces más grasa bajo la piel (si recibimos un corte hondo, debido a nuestra grasa no cicatrizará sin puntos de sutura)
El pelaje de nuestro cuerpo es invertido, ellos tienen más en la espalda y nosotros en el pecho
Nuestro pelo y unas tienen que estar cortándose continuamente, mientras que a ellos, cuando llega a cierto punto se detiene.
Los cráneos y cerebros son distintos, no tienen la misma aproximación
El habla, la tenemos totalmente rediseñada
Y lo que al parecer de Lloyd es más notable y de lo que voy a hablar actualmente es que tenemos más de 4.000 desórdenes genéticos y dolencias hereditarias. En cambio, ellos prácticamente no tienen, ¿qué evolución es ésta? El asunto de los desórdenes genéticos contradice completamente la evolución, ya que las copias defectuosas se eliminan.
Me explico, en nuestra balsa genética existen más de 4.000 dolencias hereditarias, pero la naturaleza es muy sabia, y como hace con el resto de animales del planeta, con el paso de los siglos se van eliminando dolencias de la balsa genética, para impedir que algún ser no pueda reproducirse y librarlo de dolencias, pero, ¿por qué con nosotros no?
Si tenemos una “edad” de entre 150.000 y 250.000 años, ¿por qué la naturaleza no ha eliminado está cantidad ingente de copias defectuosas de nuestra balsa genética? Hay que apuntar que esas más de 4.000 dolencias hereditarias no se transmiten por reproducción sexual, por lo tanto ¿qué hacen ahí?
Lloyd Pye, al igual que una enorme cantidad de investigadores e expertos, sostiene que esto es debido a la manipulación genética. Para explicarlo hay que recurrir a los textos sumerios, que es donde exponen este tipo de cuestiones. Supuestamente, nuestros creadores, los Anunnaki nos crearon de una figura rápida y ni demasiado menos cuidadosa. Necesitaban mano de obra para sus planes (varios dicen que para extraer oro de las minas, en cambio diferentes expertos no piensan igual), decidieron crear un esclavo a partir de un ser primitivo.
Decidieron cruzarlo con su propia especie. Hubieron multitud de intentos. Intentaron fecundar homínidos hembras con esperma Anunnaki, además probaron con esperma de homínido en óvulos de hembras Anunnaki. Incluso que tras demasiados intentos y “errores” consiguieron crear a un ser lo suficientemente capacitado y sumiso para obedecer órdenes.
Estaban teniendo multitud de revueltas en las minas, la mano de obra Anunnaki se quejaba del duro trabajo que debían desempeñar y de las pésimas circunstancias en las que lo hacían. Crearon a un ser esclavo, rápido, sin reparar en las dolencias o detalles que pudiesen complicar la vida de este ser en un futuro. No les importaba si 1 de cada 10 moría, estaban trabajando con prisa, estaban tratando crear entes sintientes y no lo hacían ni demasiado menos para nuestro provecho sino para el suyo.
Otro apunte a tener en cuenta y que es muy relevante es los cromosomas que tenemos nosotros y los primates. Nosotros tenemos 46 cromosomas mientras que ellos tienen 48. Esto es muy notable, ya que la naturaleza jamás ha hecho nada comparable ni lo hará. La naturaleza no resta cromosomas en absoluto. En todo suceso hace más divisiones.
Pero hay otra cosa que es incluso más enigmatica. Los 2 cromosomas que nos faltan no los perdimos, están fusionados, a diferencia de los del resto de primates. Esto es sumamente revelador ya que es increible que la naturaleza por sí sola fusiones 2 cromosomas. ¿Y por qué fusionarlos y no quitarlos? Básicamente para preservar el paquete de cromosomas y no perder una grandísima cantidad de ADN.
¿Y si querían cruzarnos con una especie que poseía además 46 cromosomas?
Puede que ésta hipotesis suene a ficción, pero las evidencias están ahí, y si no recuerdo mal, en 1905, un oficinista de 25 años de edad demolió la certeza de 200 años de que Isaac Newton supo todo lo que había que conocer sobre la física básica. En un trabajo de investigación técnico de sólo unas páginas de largo.
Este adolescente era Albert Einstein.
Saludos
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La entrada El misterioso cromosoma 2 y nuestros origenes se publicó primero en Mundo oculto.