La mitología griega oculta centenares de interesantes historias. Algunas de ellas son muy conocidas, pero diferentes no tanto quizá porque sus personajes principales no son tan “glamorosos” como las deidades y los caballos alados o no encierran enseñanzas importantes como por ejemplo el mito de Ícaro. en cambio, también son en demasiados sucesos apasionantes. Acompáñanos a conocer la leyenda mitológica de Glauco, el pescador que se convirtió en Tritón. Glauco nació mortal y se volvió inmortal; a partir de ese instante su misión fue acudir al rescate de marineros y pescadores durante las tormentas toda vez que él también había sido uno de ellos.

El mito de Glauco, el pescador que se convirtió en Tritón

El adjetivo “glauco” proviene de la palabra latina “glaucus” que a su vez deriva del griego antiguo γλαυκός (glaukós) que quiere decir “verde mar” y este concepto tiene mucha relación con el mito de Glauco.

Glauco era el hijo mortal de Poseidón y una náyade llamada Nais. Vivía como sencillo pescador en Antedón, Beocia (una región de la Antigua Grecia) y un día, casualmente, frotando un pescado con unas hierbas, descubrió que la planta que tenía la propiedad de devolver la vida. La hierba al parecer había sido sembrada por Cronos para revitalizar a los agotados caballos de Helios, la deidad Sol. Glauco, que no sabía nada, decidió probarla y ver qué efecto tenía sobre sí mismo. La ingirió y al poco tiempo vio como su cuerpo empezaba a transformarse. Los cabellos y la barba se volvieron de color verde mar, le salieron aletas y sus extremidades inferiores se convirtieron en la cola de un pez. Se había convertido en un tritón.

“Glauco y Escila” de Jacques Dumont, entre 1720~1780

No pudiendo aguantar más en tierra, saltó al agua muy asustado. Él no había querido esa transformación. en cambio, en el fondo del mar fue recibido por Océano y Tetis que lo purificaron y lo convirtieron en inmortal, aunque no impidieron que envejeciera. Fue aceptado entre las deidades marinos y aprendió de ellos el arte de la profecía que luego enseñaría a Apolo.

Glauco ayudó a los argonautas y se decía que acudía a socorrer a marinos y pescadores que estaban en peligro durante las tormentas, recordando que él también había sido uno de ellos.

“Glauco y Escila” por Spranger, hacia 1580.

Las aventuras amorosas de Glauco, como las de la mayoría de los personajes de la mitología griega, son muy numerosas, pero la más conocida es la que protagonizó al lado a la ninfa Escila y la bruja Circe. Glauco estaba enamorado de la ninfa Escila y esta le correspondía, pero tras su transformación en tritón lo rechazó horrorizada por su nuevo aspecto. Glauco acudió a la bruja Circe para que le proporcionara una pócuspide que le hiciera recuperar el amor perdido. En contra de lo previsto, Circe no le ayudó porque se enamoró de él. Glauco la rechazó y ella vengativa, envenenó el agua en la que se estaba bañando Escila y la convirtió en un ser monstruoso con seis cabezas de perro.

Por Sandra