Todo empezó con una sesión de Ouija de las que poca gente se toma en serio (yo jamás haré una sesión de Ouija, porque si hay algo en lo que creo, es en los espíritus). Varios amigos se juntaron para intentar contactar con los espíritus a través de dicha tabla.

Los espejos, entradas al más allá
El suceso es que contactaron con una chica y le hicieron cuestiones chorra, porque les aparentaba gracioso.
Al terminar, todos se fueron a sus respectivas viviendas.
El amigo que nos ocupa, llegó a su hogar y fue al baño a lavarse las manos para despues cenar.
El baño está al final de un pasillo de unos cuatro metros de largo. Al abrir la puerta del baño, justo enfrente está el lavabo y sobre éste hay un espejo que llega casi incluso el techo.
Bueno, pues el chico en cuestión, mientras se lavaba las manos miró al espejo y vio reflejada al final del pasillo a una chica cuyo cara era borroso. Se estaba acercando a él. El chico miró hacia atrás, pero no había nadie en el pasillo. Volvió a mirar al espejo y vio que la chica ya estaba a escasos dos metros de él, pero a pesar de la corta separación, el cara de la chica seguí borroso. El chico volvió a mirar hacia atrás y vio el pasillo desierto. Cuando volvió la vista al espejo vio que la chica estaba a menos de medio metro de él, pero su cara seguía borroso. El chico, gritando como un descosido, aporreó el espejo con un puño. Los pedazos de espejo cayeron al lavabo propiciándole varios cortes en la mano y en el brazo. Luego, el chico salió corriendo mientras seguía gritando.
A día de hoy, no se atreve a mirarse en un espejo, ni siquiera a pasar por delante de uno por miedo de volver a ver a la chica del cara borroso.

Historias y Leyendas

Por Marcos