El Renacimiento en Italia tuvo un lado oscuro poco conocido. Los marineros que regresaban del Nuevo Mundo trajeron consigo un brote masivo de sífilis que se extendió por todo el ejército francés.

Luego, las tropas trajeron lo que se conoció como “la gran viruela” al resto de Europa.

En aquellos días no había antibióticos, por lo que la enfermedad se propagó sin control y sus consecuencias fueron terribles.

La piel de los rostros de las víctimas estaba, de hecho, podrida por las terribles úlceras que se formaron como resultado de la enfermedad.

En algunos casos, la nariz, los labios y otras partes del cuerpo de las personas afectadas estaban prácticamente ausentes y algunas de las víctimas finalmente murieron a causa de la enfermedad.

Entonces, si bien Europa tenía mucho que ofrecer durante el Renacimiento, el brote de sífilis que lo acompañó fue, de hecho, una versión real del apocalipsis zombie.