Y si bien bastantes investigadores y arqueólogos se muestren reticentes a pensar que el fenómeno OVNI sea anterior a la llamada “era espacial” que arrancó en las proximidades de 1950, hay cuantiosos testimonios que explican avistamientos OVNI en la antigüedad remoto.
Más particularmente cuando el hombre incluso se encontraba muy lejos de conquistar los cielos por medio de la aviación.
Uno de ellos fue uno de los personajes «clave» de la historia, el genovés Cristóbal Colón. Así aparece escrito en el periódico de a bordo del Almirante que, a las órdenes de la reina Isabel la Católica, cruzó el océano Atlántico.
Si bien el navegante no arribó a saberlo, en lo que derivó su texto de viaje, su relato es gran cantidad objetivo en cuestión de lo que vio en el firmamento, tanto en la travesía como al llegar, a lo que él estimaba erróneamente que eran las Indias.
La primera mención sobre supuestos hechos insolitos en el firmamento americano sucedió el 15 de septiembre de 1492, cuando Colón anotó:
“Navegó aquel día con su noche 27 leguas su camino al oeste y algunas más. Y en esta noche al comienzo de ella observaron caer del firmamento un maravilloso ramo de fuego en el mar, lejos de ellos 4 o 5 leguas”.
La representación del marino es gran cantidad clara, para quien no conoce diferentes cuestiones que lo que la sabiduría de esos tiempos permitía. ¿Qué pudo haber sido?
Bastantes confirman que esto puede ser el indicio de los denominados OSNIS (objetos submarinos sin identificar) o de lo contrario, un OVNI que se bajó y se escondió en el mar.
Por si fuese poco, el 11 de octubre de 1492, poco antes de que uno de sus marineros gritara que había observado tierra por vez primera, Colón anotó:
«Mas tarde del sol puesto, navegó a su primer camino al oeste. Andarían dos millas cada hora, y hasta dos horas mas tarde de medianoche andarían 90 millas, que son 22 leguas y media».
«Puesto que el almirante a las 10 de la noche, estando en el castillo de popa, vio lumbre, si bien, como fue cosa tan cerrada, que no quiso asegurar que fuese tierra, pero llamó a Pedro Gutiérrez, repostero de estrados del soberano, diciéndole que aparentaba lumbre, que mirase él, y así lo hizo y la vio».
«Diciéndole además a Rodrigo Sánchez de Segovia, que el soberano y la reina enviaban en él por veedor, el cual no vio nada porque no estaban en un sitio donde pudiese ver».
«Mas tarde que el almirante lo manifestó, se observó una vez o dos, y era como una candelilla de cera que se alzaba y levantaba, lo cual a escasos pareciera ser indicio de tierra, pero el almirante tuvo por cierto estar al lado a la tierra».
Si bien para varios esa “candelilla de cera que se alzaba y levantaba” era una fogata en tierra, para diferentes, como el notable experto Juan José Benítez, la probabilidad era nula, tomando en cuenta la separación.
conforme con los investigaciones de Manuel Audije (quien fuera autorizada de la Armada), cuando Colón y diferentes hombres observaron la insolita luz, estaban a poco más de 80 kilómetros, terminando que esa separación es desmesurada para conseguir diferenciar una hoguera en tierra.
Por consiguiente, bastantes conocedores de la materia confirman que Colón presenció luces que fueron consideradas OVNIs que estarían presenciado (¿o dirigiendo?) el «hallazgo de América».
Cristóbal Colón dejó en su diario todo por escrito, inclusive avistamientos de supuesta sirenas en el mar en las costas de Florida. Las colocó próximas a Río de Oro y avaló que no eran tan bonitas como los mitos contaban, y tambien, algunas poseían un cara más masculino que femenino.
Quien conoce cuántas cosas pudo contemplar el Almirante y todos los hombres que constituían su tripulación embarcado en las tres carabelas, la Pinta, la Niña y la Santa María.
En aquel tiempo, ni Colón ni nadie conocía las dimensiones del mundo. ¿Qué opinas en este sentido? Déjanos tu comentario más abajo.