Los elfos son humanos de apariencia frágil y delicada, Los elfos tienden a ser un poco más bajos y delgados que los humanos normales
En todas las épocas, el ser humano ha creído en la existencia de fuerzas, de poderes, de entes ocultos, de entes de diferentes galaxias o sencillamente que no vemos, actualmente hablaremos de los elfos silvanos, quienes son estos entes de luz, existen?
Es posible que la denominación provenga de la Mitología Nórdica, en la que Elfos eran el montón de todos los Entes Fantásticos que poblaban esas frías tierras. Se dividían en los Elfos de la Luz y los Elfos de la Oscuridad, liosalfar y dockalfas. Cuando los Elfos llegan a Escocia se identifican con Entes Feéricos de tamaño humano, y Elfame es el País de las Hadas. Por el contrario, en Inglaterra son las Hadas de tamaño diminuto las que obtienen este nombre, y la literatura francesa y victoriana populariza esta figura minúscula que habita en las Colinas de los Elfos.
E n las diferentes lenguas nórdicas nos encontramos con los elves ingleses, los alfar germánicos, los elv daneses, los elfvar suecos, elfor o ellefolk escandinavos, alp y elbe alemán, aelpen anglosajón y alfa islandés. en cambio, podría indagarse en la denominación una posible raíz latina: albus, blanco.
Las más bellas descripciones de los duendes Atos Elfos míticos las encontramos en Escandinavia, donde además se les conocía como el Pueblo de las Huldre. Los elfor escandinavos son miembros de una antigua cultura, amantes de la música, la danza y las artes. Dominan los misterios de la naturaleza y de las hierbas mágicas, conocen los astros y el futuro, viajan sobre los rayos del sol, pueden atravesar cualquiera de los elementos, pero prefieren la cercanía de las aguas. duendes elfos
Aproximemos nuestra mirada a las frías tierras del norte europeo. La península escandinava posee bosques de pinos, abetos, alerces, abedules, alisos, arces y robles. Demasiados ejemplares de estos árboles son poderosas y robustas flechas que apuntan al firmamento. Pero muy cerca de sus raíces, debajo o inclusive en el interior de alguna piedra, viven los elfos; unos entes fantásticos que ejercen el verdadero dominio no sólo de estos bosques, sino de las montañas, de los lagos, de los arroyos. Ese es, pues, su reino; un reino indiscutido y que todos los residentes del entorno aceptan entre temerosos y complacidos.
Los elfos son unos entes diminutos que si alcanzan los 30 centímetros ya se consideran altos. Si te encuentras alguno lo reconocerás inmediatamente porque posee una nariz muy fina, una boca considerable, unas orejas sobresalientes y puntiagudas y unas extremidades inferiores delgadas. asimismo, por si te asaltase alguna duda, obsérvale las manos y los pies: son grandes, desproporcionadamente grandes. Pero no todos los elfos
son iguales. Unos son los elfos de la luz y diferentes los llamados elfos oscuros. Los elfos luminosos tienen un cuerpo transparente y, como tales, pueden atravesar cualquier cuerpo sólido. Inclusive pueden detenerse un ratito encima del fuego sin que éste llegue a afectarlos. Comprenderás que los elfos de la luz podrían vivir en el interior de cualquier lugar, pero ellos prefieren construir viviendas –eso sí, muy ocultas- y salir cuando la noche les presta la sombra para no ser observados. Los elfos oscuros abundan demasiado más que los luminosos. Su piel, si la comparas, es como la de los troncos de los árboles, en cuyas cercanías les gusta vivir; aunque además lo hacen cerca de lagos, de ríos o en medio de la maraña vegetativa de los bosques.
Los Elfos Silvanos son aquellos que más unidos a la vida en el bosque se localizan. Con una piel de tono verdoso (y en varios sucesos el pelo además), son capaces de volverse prácticamente invisibles en las zonas de flora frondosa. A pesar de todo esto, los elfos silvanos son una casta arisca y ermitaña que extraña vez se mezcla en asuntos que no les inmiscuyan a ellos o a sus bosques.
Por signos escritos en el corazón de las cosas; los elfos fueron unas criaturas que brotaron de la voluntad del dios Eru. Esta deidad quedó tan prendado de su creación que aseguró que no habría diferentes entes con más belleza y que fueran más sabios que los elfos. Cuando surgieron a la vida lo primero que vislumbraron, en mitad de una noche sólidamente negra, fue la luz de los astros. Esta luz quedó prendida de sus pupilas y esa es la razón por la que sus ojos brillan cual diminutas bolas encendidas en el interior de los bosques, donde la oscuridad es intensa. Los elfos son entes exageradamente exquisitos en sus vestidos y en la oratoria que usan para comunicarse. Siempre pulcros y limpios, gustan de enseñar adornos en todo cuanto les rodea; incluso llegar al punto de que sus viviendas se presentan cuidadosamente decoradas y las calles y las plazas de sus poblaciones pueden exhibir ornamentos rayanos en el lujo más desorbitado.
Una cuestión envuelta en el enigma es la que alude a la muerte de los elfos. ¿Pueden morir o son, como a veces se dice, eternos?. Estos entes mágicos no envejecen. La deidad que los creó les hizo el regalo de la inmortalidad por causas naturales. El paso del tiempo, que para los mortales acarrea el envejecimiento, la decrepitud y la muerte, a los elfos los dota de sabiduría. Si sus grandes aficiones son la poesía y la música, imaginemos el grado de virtuosismo que pueden alcanzar en estas dos artes los elfos de larga vida.
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