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El 14 de noviembre de 1974, habitantes del condado Lewis, en el estado norteamericano de Washington; inundaron las líneas de emergencia con reportes del impacto de un meteoro en la Montaña Bald, cerca del Monte Santa Helena. Lo que podría haber quedado como un incidente astronómico menor, rápidamente se salió de control cuando durante las semanas siguientes, varios grupos de campistas y montañeses acudieron a los servicios forestales de la localidad para reportar encuentros con una extraña criatura bioluminiscente.
Los reportes, que eran demasiados como para ser una broma, eventualmente llegaron a oídos del sheriff del condado; quien lanzó una investigación al respecto. Sin embargo, el sheriff fue visitado por un grupo de militares que decían pertenecer a la Fuerza Aérea, y le ordenaron detener la investigación; diciendo que ellos se encargarían de ese momento en adelante.
Tres noches después, otro objeto chocó cerca de Seattle. Un mercader de nombre Ernest Smith, que vivía en las afueras de la ciudad, fue el primero que vio a la extraña criatura. De acuerdo con Smith, el ser era del tamaño de un caballo, cubierto de escamas y se sostenía en cuatro patas con ventosas como las de un pulpo. Su cabeza tenía forma de balón de fútbol americano y llevaba grandes antenas como las de un insecto. Lo más notorio, sin embargo, era el hecho de que este ser emitía una luz color verde y parecida a la de un letrero de neón.
Un día más tarde, una pareja de apelligo Ramsbaugh viajaba en auto por un camino montañoso cuando también vieron a la bestia; describiéndola exactamente igual que Smith. El sheriff, William Wister, fue contactado por un equipo militar que también se identificó como perteneciente a una rama del gobierno; en este caso la NASA. Wister sospechó un poco, pues ninguno mostró credenciales y sus uniformes no llevaban emblemas de la NASA o de la Fuerza Aérea.
Lo que haya pasado con la criatura después de ello, es un misterio.
Wister recibió órdenes de detener cualquier investigación y no interferir en las labores del ejército, por lo que cualquier información existente quedó obviamente clasificada. Cabe mencionar que, en los días posteriores al encuentro se observó un incremento en la actividad de la base aérea McChord.