la misteriosa daga del faraon tutankamon que habria sido hecha con el raro metal de un meteoritola misteriosa daga del faraon tutankamon que habria sido hecha con el raro metal de un meteorito

A fines de noviembre de 1922 el arqueólogo británico Howard Carter, después de ocho años de fatigosas excavaciones, descubrió en el Valle de los Reyes, cerca de la ciudad de Luxor, en Egipto, la tumba del mítico faraón Tutankamón, último monarca egipcio de la XVIII Dinastía que reinó entre el 1336 y el 1327 antes de Cristo, y que sería conocido como “el Rey Niño”, pues asumió su mandato a los nueve años y falleció prematuramente antes de cumplir las dos décadas de vida.

“¡Puedo ver cosas maravillosas!”, dijo sorprendido Howard Carter tras echar un vistazo preliminar a la tumba desde una pequeña abertura que había realizado en la entrada. Y no mentía, pues tras entrar por primera vez al sepulcro acompañado de su hija y de su mecenas, Lord Carnarvon, encontró fabulosos objetos que habían permanecido ocultos a la vista humana durante más de 3.300 años.

En el centro del recinto mortuorio, además de casi 5.000 valiosísimos objetos diseminados entre estatuas, tronos, altares y cofres, Carter y los suyos encontraron el sarcófago de cuarcita roja del joven monarca egipcio, que ocultaba un féretro externo, de más de dos metros, enchapado en oro y con un peso de más de una tonelada. En su interior descansaba la momia de Tutankamón, cubierta por su célebre máscara funeraria, de oro macizo decorado con piedras preciosas, y que sería sin duda el objeto más célebre de todos los tesoros que se encontraron en la milenaria tumba.

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Sin embargo, aparte de la fabulosa máscara funeraria de oro, Howard Carter encontró dos dagas en la envoltura de la mítica momia. Una de ellas era un cuchillo alargado de hierro, que tenía una hoja que no se había oxidado con el correr de los milenios y una empuñadura dorada con decoración cuyos acabados daban cuenta de un dominio inédito de la técnica para la época. Muchas décadas más tarde, la sorpresa sería mayúscula al analizar el material del que había sido hecha la hoja del arma.

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En el año 2016, científicos de origen italiano y egipcio analizaron el metal de la daga a través de un espectrómetro de fluorescencia de rayos X con la finalidad de determinar cuál era su composición química, descubriendo que tenía un alto contenido de níquel y de cobalto, componentes que, según la investigación, “sugieren fuertemente un origen extraterrestre”.

Los expertos, en todo caso, aclararon que el término ‘extraterrestre’ no significaba que la daga hubiera sido hecha por seres de otros mundos, sino que había sido elaborada con materiales provenientes de algún lugar fuera de la órbita de la Tierra, concretamente de un meteorito.

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Los investigadores compararon el material del arma blanca del faraón Tutankamón con varios objetos celestes hallados a lo largo de 2000 kilómetros alrededor de la costa del Mar Rojo, en Egipto, y concluyeron que la comparación de los elementos “respalda firmemente el origen meteorítico” de la hoja de la daga, agregando que “nuestro estudio confirma que los antiguos egipcios atribuían un gran valor al hierro meteorítico para la producción de objetos preciosos”.

Esto, por cierto, sería confirmado por Albert Jambon, investigador francés y profesor de La Sorbona, quien explicó que el hierro utilizado durante la Edad del Bronce era siempre procedente de meteoritos, añadiendo que esta práctica se había abandonado durante la Edad del Hierro. Según detalló el académico, la Edad del Hierro comenzó en Anatolia y el Cáucaso alrededor del 1200 a.C. pero, casi 2.000 años antes, varias culturas ya estaban fabricando objetos con este metal.

“Estos artículos eran extremadamente raros y siempre muy apreciados. Su particularidad es que el hierro usado no se sacaba de la superficie terrestre, si no de las rocas procedentes del espacio exterior, que en su mayoría contienen hierro con altos niveles de níquel y cobalto. Esta característica permite identificar la fuente de hierro. El hierro meteórico también tiene la particularidad de que se encuentra en estado metálico, listo para usar, lo que explica por qué fue usado en todos los artefactos de hierro de la Edad del Bronce que se han encontrado hasta la fecha”.

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De acuerdo a los investigadores, en la edad de bronce, época en que vivió Tutankamón, la escasez del hierro hacía que fuera más valorado que el oro. Por ello, sólo se utilizaba ese metal esporádicamente para objetos ornamentales, rituales y ceremoniales.

Otros análisis más recientes, en tanto, analizando la distribución de níquel en la superficie de la daga del faraón, también concluyeron que el hierro del arma no sólo tenía un origen extraterrestre sino que esta no habría sido elaborada en Egipto. Los expertos aseguraron que probablemente la daga había sido hecha en un país extranjero, pues en Egipto, hasta el siglo IV a.C., aún no se conocían las técnicas para calentar el hierro hasta lograr su fundición y todavía no se usaba la técnica de orfebrería utilizada para fijar los adornos que acompañan la empuñadura de oro del arma.

Para apoyar esta teoría se encuentran las Cartas de Amarna, conjunto de tablillas de arcilla que daban cuenta de las relaciones diplomáticas entre Egipto y otros estados al norte de la costa mediterránea. En una de estas tablillas, por ejemplo, se detalla cómo un antiguo gobernante del reino de Mitanni (en la actual Siria) regaló una daga de hierro a Amenofis III, abuelo de Tutankamón que gobernó Egipto dos generaciones antes que él.

Hoy, como la gran mayoría de los objetos hallados por Howard Carter en la tumba de Tutankamón en 1922, la daga de composición extraterrestre se encuentra actualmente en el Museo Egipcio de El Cairo.

Por Alejandro