Investigadores rusos han desvelado que un microscópico animal, después de pasar 24.000 años congelado en el permafrost siberiano y que en algún momento se creyó que era un fósil, volvió a la vida.
Estar encerrado en permafrost de una de las regiones más frías del mundo no fue el final para el rotífero bdelloidea, un animal microscópico que se localiza en ambientes de agua dulce.
La criatura que incluso podía reproducirse, consiguió multiplicarse haciendo clones de sí mismo, tras haber estado congelada durante miles de años, según revela un ensayo hecho por un grupo de expertos rusos.
Uno de los aspectos que más asombró a los investigadores es que la descendencia producida por su antiguo padre además pudo sobrevivir al ser congelada y descongelada en el laboratorio, lo que revela la asombrosa capacidad del animal para aguantar a las circunstancias más extremas.
«La longevidad fue una sorpresa», manifestó el coautor del ensayo Stas Malavin, biólogo del Laboratorio de Criología de Suelos del Instituto de Contratiempos Fisicoquímicos y Biológicos en Ciencias del Suelo en Pushchino, Rusia.
Estos entes multicelulares son tan pequeños que solo pueden ser observados a lo largo del microscopio, pero pese a su diminuto tamaño, se caracterizan por ser capaces de sobrevivir a circunstancias extremas como la congelación, el hambre y la carencia de oxígeno. Actualmente, un grupo de expertos rusos han desvelado que sus capacidades pueden ser más asombrosas de lo que se afirmaba.
«Nuestro reporte es la evidencia más contundente a día de hoy de que los animales multicelulares podrían soportar docenas de miles de años en criptobiosis, el estado en el que el metabolismo se detiene casi completamente», avaló Malavin.
Reviviendo al rotífero bdelloidea
Imagen ampliada del rotífero bdelloidea. Crédito: Michael Plewka
Los expertos del instituto utilizaron una plataforma de perforación para recolectar muestras del permafrost del núcleo del río Alazeya, al noreste de Siberia (Rusia). El fechado de los rotíferos recolectados determinó que su edad data de entre 23.960 y 24.485 años.
Se determinó que los especímenes pertenecen al género Adineta, y una vez descongelados consiguieron reproducirse por medio un proceso conocido como partenogénesis, una forma de reproducción que no requiere fertilización a lo largo del sexo.
Seguidamente, los expertos querían ver si los rotíferos producidos por su antiguo padre podían resistir el proceso de congelación y descongelación. El equipo seleccionó 144 de estos rotíferos y los congeló a -15 grados Celsius durante una semana.
Las diminutas criaturas demostraron ser resistentes una vez descongeladas, sobreviviendo a la creación de cristales de hielo que destruyen las células durante el proceso de congelación gradual.
Incluso es un enigma cómo los rotíferos bdelloideas pueden sobrevivir a circunstancias tan extremas, dado que hasta el instante, no se ha reseñado ningún anticongelante en ellos.
en cambio, los investigadores sospechan que la capacidad del rotífero bdelloidea siberiano para subsistir miles de años en el permafrost puede vincularse con los dispositivos que mantienen funcionales las enzimas de reparación del ADN.
Por lo pronto, los expertos continuarán recolectando muestras en el Ártico, en búsqueda de diferentes organismos capaces de mantenerse en criptobiosis a largo plazo, además de procurar aprender más sobre los dispositivos biológicos que les permiten sobrevivir.
El estudio fue publicada en la revista científica Current Biology.