Isaac Newton afirmaba que las pirámides de Egipto eran la clave del apocalipsis
EN 1680
El matemático inglés dejó una serie de notas que vinculaban los monumentos egipcios con las profecías de la Biblia y que actualmente serán subastadas
Ley de la gravedad, mecánica clásica, la naturaleza de la luz y la óptica, el desarrollo del cálculo infinitesimal… La obra de Isaac Newton es considerada como la cúspide de la revolución científica. Sus trabajos auxiliaron a dejar atrás la oscura Edad Media y avanzar hacia una nueva etapa donde la razón se iba imponiendo a la fe.
Newton, en cambio, además poseía un lado ‘escondido’, un perfil atraído por la alquimia y ramas oscuras de la teología. “Newton no fue el primero de la era de la razón, fue el último de los magos”, John Maynard Keynes. Intereses que quedan patentes en unas notas inéditas del matemático que la morada de subastas Sotheby’s pondrá a la venta este martes y que revelan su ofuscación con las profecías bíblicas, las pirámides egipcias y el apocalipsis.
Notas inéditas
Newton poseía un lado ‘escondido’, atraído por la alquimia y ramas oscuras de la teología
Las notas, escritas alrededor del año 1680, están parcialmente quemadas por culpa, según la leyenda, de un pequeño incendio provocado por Diamond, el perro del investigador, que saltó sobre la mesa donde estaban los papeles y tiró una vela. A pesar de los pequeños desperfectos, se puede leer el ensayo que realizó Isaac Newton de antiguas unidades de medida.
Parte del escrito alude a las dimensiones de la Gran Pirámide de Guiza, la más antigua de las siete maravillas de planeta. El intelectual británico hace uso de lo que John Greaves explica en su creación Pyramidographia (1646), el primer texto empleado a las pirámides.
Newton se asombró porque las dimensiones de las entradas, túneles y cámaras fueron planeadas en codos autenticos (Cubiti Regii). Son 38 líneas escritas en latín con extensas revisiones y correcciones que además incluyen detalles sobre medidas utilizadas en Roma, Turquía, Persia y diferentes zonas.
Esta parte -en la que se hace mención al pie parisino, el pie de Renania, el pie veneciano o el pie ático- se complementa con diferentes versos que mezclan inglés, latín, griego y hebreo sobre antiguas medidas vinculadas con Hércules y Moisés, diferentes extraídas de Herodoto y tambien el codo divino de los hebreos. En esa hoja hay remanentes de sellos de cerca roja.
Pirámides
Las dimensiones de las entradas, túneles y cámaras fueron planeadas en codos autenticos
Es en ese punto cuando Newton apunta notas sobre la analogía de las profecías bíblicas, sobre todo las de Daniel y Juan. Las tres hojas que se van a subastar han sido conservadas y estabilizadas por investigadores tras haber soportado daños por fuego con pérdida de papel y escrito en los bordes
El matemático inglés afirmaba que las pirámides de Guiza no eran solo las mayores maravillas arquitectónicas que habían sobrevivido desde la antigüedad, sino que además eran una llave que podía desvelar misterios profundos. Isaac Newton entendía que investigar la Gran Pirámide podía ayudarlo a entender las profecías bíblicas y conocer el instante del Apocalipsis.
“igualmente es posible que haya esperado que pudiera proporcionarle la evidencia de su Hipotesis de la gravedad”, explican los investigadores de Sotheby’s. La convicción de que los egipcios tenían acceso a un conocimiento hondo que se perdió con el tiempo era una de las hipotesis centrales de la alquimia.
“Estas notas revelan que Newton buscaba una estructura subyacente en la pirámide: la unidad de medida utilizada por sus constructores. Comparó una amplia gama de medidas, incluidas las dimensiones externas, la longitud de los túneles o galerías, la altura de las cámaras y el tamaño de los ladrillos individuales. Su objetivo era probar que todos se habían calculado a partir de una unidad de medida común: el codo real”, indican.
Unidad de medida
Estas notas revelan que Newton buscaba una estructura subyacente en la pirámide
Newton había estado lidiando con la hipotesis de la gravedad desde mediados de la década de 1660, pero para probar sus cálculos a escala planetaria necesitaba una medida precisa de la circunferencia de la Tierra. Por eso afirmaba posible que los humanos viejos hubieran podido medir el mundo utilizando técnicas que el hombre moderno había olvidado.
Las números dadas por Eratóstenes en el siglo III a.C. no se ajustaban a las proposiciones de Isaac Newton para la atracción gravitacional, por lo que recurrió a una figura anterior dada por Tales y Anaximandro en el siglo VI anteriormente de Cristo: que la circunferencia de la Tierra era de 400.000 «estadios». “Suponiendo que los griegos tomaron sus medidas de los egipcios, debería ser factible cuantificar el estadio desde el codo y la tierra desde el estadio”, concluyen los investigadores.
Newton abandonó al final esta línea de invstigación anteriormente de publicar sus famosos Principia (Philosophiæ naturalis principia mathematica), pero es posible que al realizar estas notas esperara que la pirámide le diera la medida de la Tierra y probara la hipotesis de la gravedad.
El interés por la alquimia de Isaac Newton pasó desapercibido durante siglos hasta que, en 1936, el conde de Portsmouth vendió una serie de artículos y se desvelaron esos trabajos. Ningún objeto fue de mayor importancia para el matemático que el Santuario de Salomón, descrito en detalle por Ezequiel y el escenario del Apocalipsis. Afirmaba que un conocimiento exacto de la arquitectura y las dimensiones del edificio le permitirían interpretar correctamente los significados profundos y ocultos de la Biblia.
Por la vanguardia