El domingo 7 de septiembre de 1986, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez llevó a cabo la llamada “Operación Siglo XX”: el atentado contra la vida del general Augusto Pinochet, perpetrado en el sector precordillerano de la cuesta “Las Achupallas”, en el camino al Cajón del Maipo, a 40 kilómetros del suroeste de Santiago.
El atentado, que duraría entre 5 y 6 minutos y se llevó a cabo usando rifles M-16 y lanzacohetes Low, terminaría con un saldo de 5 muertos y 11 heridos, todos miembros de la escolta presidencial, aunque el general Pinochet, que viajaba en dirección a Santiago a bordo de un Mercedes Benz Blindado con su nieto de 10 años, lograría salvar casi ileso.
“La primera reacción que tuve fue salir del vehículo, pero me acordé que llevaba a mi nieto y opté por cubrir su cuerpo con el mío… Jamás creí que iba a salir con vida”, dijo el ex gobernante tras ser entrevistado por la prensa en el mismo lugar de los hechos.
El famoso escritor español J.J. Benitez, autor de la famosa saga de “Caballo De Troya” y quien en 1986 y 1988 habló dos veces con el general Augusto Pinochet investigando algunos presuntos casos de abducción que afectaron a miembros del Ejército chileno (partiendo por el famoso caso del Cabo Armando Valdés en 1977 en el norte de Chile ), revelaría muchos años después que un día antes del atentado en su contra, en la noche del sábado 6 de septiembre de 1986, el general tuvo una extraña experiencia mientras permanecía en su casa de recreo de El Melocotón, en el Cajón del Maipo.
Según relató Benítez -quien dijo que Pinochet había calificado el caso de abducción del cabo Valdés como “mentiras y pamplinas”- en la noche previa al atentado, los escoltas y guardias que custodiaban la casa del general Pinochet de pronto comenzaron a dar grandes voces. El general, al oír la algazara, salió al patio de su casa y, parado allí mismo, habría visto en lo alto un misterioso objeto luminoso, que tenía una apariencia de una nube que cambiaba de color y que se posó a no más de 30 metros de alto del lugar donde él se encontraba. Al parecer, algunos de los escoltas de Pinochet habrían sacado sus armas y disparado en contra de esta misteriosa nube brillante, pero él los detuvo.
“Un día antes del atentado que sufrió el general Pinochet, algo que parecía una nave espacial se puso sobre la finca del general y lo vio toda la policía, todos los escoltas y los carabineros; los que estaban por fuera y por dentro de la finca sacaron las pistolas y se armó un lío. Ese caso, que no es muy importante, porque ver una nave sobre cualquier sitio no es poco habitual, pero dada la naturaleza del personaje, si es importante. Eso nunca se ha desclasificado, ni creo que se desclasifique”, comentaría el escritor J.J. Benítez.
Según el escritor nacido en Pamplona, de acuerdo al mismo general Augusto Pinochet, el extraño suceso fue una especie de advertencia a lo que sucedería al día siguiente, es decir, Pinochet habría creído que los supuestos ocupantes de la nube brillante o nave espacial podían ser en realidad ángeles del cielo, los astronautas de Yavé según la propia definición que entrega J.J. Benítez en uno de sus famosos libros.
Como sea que fuere, después del atentado en su contra, el general Pinochet aseguró que había salvado milagrosamente con vida gracias a la intervención de la Virgen. Algunos pinochetistas que llegaron al lugar del atentado afirmaron que vieron una peculiar imagen en el vidrio astillado del vehículo que trasladaba al general, la supuesta silueta de la Virgen del Carmen, aunque otros aclararon que se trataba de la Virgen del Perpetuo Socorro, a quien el ex gobernante se encomendó cuando inició su carrera militar.