Era una mañana muy tranquila, y el hombre tenía mucho sueño. De repente, vio una red de pesca en los juncos.

Valéry decidió sacar la red del agua. Había varios peces muertos, pero uno de ellos, que era bastante grande, estaba vivo. La forma de su cuerpo y cabeza era muy inusual.

El hombre trató de sacar al pez de la red, pero se horrorizó al ver que el pez tenía una hilera de dientes blancos y fuertes en la boca. Los dientes del pez tenían un parecido sorprendente con los de un ser humano.

Decidió llevar el pescado a casa y mostrárselo a sus amigos. El pescador colocó al extraño pez debajo de una gruesa capa de sal para secar a la criatura.

«Espero que atraiga la atención de los científicos antes de que finalmente se descomponga», dijo.

Los ictiólogos rusos creen que el pez capturado no representa una mutación. Tal mutación llevaría cientos de años. Sin embargo, no tienen otra explicación para este extraño fenómeno.