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Durante la mayor parte de su cronica, 4500 años nada más, la esfinge de gizeh ha permanecido semioculta bajo las arenas de Egipto, asomando únicamente la cabeza y la parte superior del cuerpo. en cambio su mayor incognito sigue enterrado, y justo en la parte que desde el primer instante ha permanecido a la vista, el cara. La esfinge no ha tenido continuamente rostro humana ni cuerpo de león, en sus inicios fue tallada como una escultura con figura de perro, dedicada al inconfundible dios Anubis, guardián del Más Allá. Robert Temple nos lo cuenta en el siguiente artículo.


Robert Temple es un prolífico investigador alternativo estadounidense afincado en Gran Bretaña, cuya formación académica es una licenciatura en Investigaciones Orientales. Ha sido miembro de la Royal Astronomical Society y maestro invitado de varias universidades. Esmundialmente famoso por su obra “El enigma de Sirio” (1976), todo un referente de la arqueostronomía alternativa, que analiza el enigma del asombroso conocimiento del sistema de Sirio por parte de la tribu africana Dogon. Ha escrito diferentes libros y artículos sobre temas de cronica, arqueología y mitología. Diferentes obras destacadas de Temple son “The Crystal Sun” (2000), “The Sphinx Mystery” (2009) y “The Egyptian Dawn” (2010).
La Gran Esfinge jamás fue un león
por Robert Temple.
Tal vez haya considerado que pudiera haber algo tremendamente anómalo en la Esfinge. La cercana vez que la visite (asumiendo que tenga la fortuna de llegar ir allá), quédese ante ella y obsérvela de cerca. ¿Qué es lo que ve?
- La esfinge es una estatua colosal del tamaño de un trasatlántico con un pequeño grano por cabeza. ¿Lo ve usted normal? Si algo conocemos delos viejos egipcios y sus estatuas es que continuamente mantenían las proporciones adecuadas. De hecho, podríamos decir que estaban gran cantidad obsesionados con las proporciones correctas en todo lo que hacían. Así pues, ¿por qué esculpirían la que sigue siendo incluso la actualidad la estatua de piedra más grande del planeta para despues equivocarse en las proporciones?
- ¿Por qué está asentada ahí abajo en un foso como ese en el suelo? Si usted quisiera esculpir la estatua de piedra más grande del planeta, ¿la pondría en un foso? Inclusive si usted padece de una desmesurada modestia, ¿no sería irreverente para con las deidades situar una estatua sagrada en un foso por debajo del nivel de la superficie? ¿No es un poco como incrustar un crucifijo en un basurero? ¿Acaso cualquier persona normal no querría alardear de la mayor estatua de piedra del planeta en vez de ocultarla? Después de todo, la Gran Pirámide no se construyó en un foso, sino sobre una colina. Así, ¿por qué la Esfinge está tan escondida que, desde las pirámides, en la separación, apenas se la puede ver asomar de su foso?
- ¿Por qué la Esfinge, que continuamente nos han mencionado que es un león, en verdad no se parece a un león en absoluto? ¿Son así los leones? Hay que realizar suceso omiso de las patas de león, porque son una edificación más nueva, hecha a propósito para parecerse a las patas de un león por personas que hacen lo que ellos llaman “restauración”. No tenemos ninguna idea del aspecto original de las patas, ya que en la era romana ya habían quedado irreconocibles. Pero si alguien ha estado en el zoológico, sabrá que los leones no tienen esa apariencia. Cuando Olivia [esposa de Robert Temple] y yo vimos por primera vez la Esfinge, nos culpamos a nosotros mismos pensando que no teníamos la capacidad que diferentes personas sí tenían; obviamente, la capacidad de ver leones. Pensamos que debíamos ser “león-disléxicos”. Observamos una y otra vez, y aun poniendo demasiado esfuerzo, seguíamos sin ver ningún león. Insistir en la observación aportaba nada. No hay pecho alzado, no hay melena, no hay nada en absoluto que sea remotamente leonino.
La esfinge es una estatua colosal del tamaño de un trasatlántico con un pequeño grano por cabeza. ¿Lo ve usted normal?
Así que nos enfrentamos a estos contratiempos y los asumimos como algo personal. Al final consideramos que era nuestro deber realizar algo encima del hecho de que había diferentes elementos anómalas en la Esfinge. Si nadie más iba a proclamar que el emperador estaba desnudo, nosotros sí lo haríamos. Era obvio quela cabeza de la Esfinge había sido reesculpida. De ninguna forma éramos los primeros en asegurar esto, ya que diferentes personas lo han insinuado con anterioridad, si bien sus comentarios no han tenido ninguna influjo en la “opinión dominante”. Era igualmente obvio que la Esfinge una vez tuvo una cabeza demasiado más grande. Y era obvio además que debió haber una buena razón para poner la Esfinge en un foso en el suelo.
Y lo que se hizo obvio para nosotros, desde que contemplamos la Esfinge por primera vez, es que la Esfinge era en verdad un perro agazapado. Esto poseía sentido, ya que los perros agazapados que vigilan con la espalda orientada hacia algo son perros de guardiaque cuidan lo que está detrás de ellos. Y en este suceso, detrás de la Esfinge estaba la necrópolis sagrada de Guiza. Así que la Esfinge estaba protegiendo simbólicamente Guiza. ¿Y quién era el guardiántradicional de la necrópolis en la tradición egipcia? Era la deidad Anubis, y Anubis era un perro. asimismo, la imagen más conocida de Anubis es la estatua de Anubis que se localizó en el interior de la tumba del soberano Tutankamón, que lo muestra como un perro agazapado.
Nos alegró demasiado alcanzar estas conclusiones, pero el tema no era tan sencillo como para escribirlo en un folio y dejar que pasara de mano en mano de nuestros amigos, dando por acabado nuestro trabajo. Es indiscutible que había demasiado trabajo por realizar. Y cuando digo demasiado, quiero decir demasiado: nos llevó diez años. Durante el transcurso de todo este trabajo he acumulado una de las mayores colecciones del planeta de imágenes de la Esfinge, aparte de todas las imagenes que tomamos Olivia y yo.
René A. Schwaller de Lubicz (1887 – 1961)
igualmente, había diferentes sobre la Esfinge que consideré que debíamos examinar detenidamente. Como ejemplo, pudimos ver que era indiscutible la existencia de erosión por agua en la Esfinge y en las paredes del foso de la Esfinge. ¿Cómo se podía aclarar este fenómeno? La erosión por agua de la Esfinge había sido sacada a colación por primera vez en 1961 por Schwaller de Lubicz. Más tarde fue motivo de estudio por parte de John Anthony West, en un artículo que yo mismo publiqué en una revista llamada Second Look, de la cual yo era por lo tanto co-editor. Seis meses más tarde, West publicó su texto sobre este asunto. La propuesta de West a este enigma era gran cantidad razonable. Propuso que esta erosión por agua debía haber sido causada por la lluvia. Pero ¿cuándo? Él investigó este tema y llegó a la conclusión de que la lluvia debía remontarse al menos a hace 12.500 años, cuando el clima de Egipto era distinto. Tomada aisladamente, la conclusión de que la erosión había sido causada por una “antigua lluvia” era lógica. en cambio, tomada en su contexto, me fue imposible aprobar esta hipotesis, dado que esto implicaba que estaríamos ante un período de al menos siete mil años durante el cual no se han conservado artilugios de una civilización capaz de tallar la Esfinge. Eso me aparentaba imposible. en cambio, aparqué este dilema durante un tiempo con la esperanza de que aparecería alguna teoría mejor en el futuro, lo que al final ocurrió.
Graham Hancock y Robert Bauval además estaban entusiasmados con el inconveniente de la erosión de la Esfinge, y adoptaron la hipotesis de West sobre de la “antigua lluvia”, puesto que no podían concebir ninguna otra factible contestación. Ellos dieron por hecho que no había ninguna solución más aceptable, a diferencia de lo que yo hice. Espero que tal vez revisen sus hipotesis, ya que actualmente tenemos una contestación más razonable. Mencionado esto, debemos agradecerles el hecho de haber insistido en la erosión por agua de la Esfinge. No hay que lamentar que hayan llegado a una explicación equivocada; más bien se tiene que alabar el hecho de hayan expresado la necesidad de una explicación.
Al fin y al cabo, todos los egiptólogos ortodoxos se unieron al condenar mordazmente que se hubiera llegado a plantear la cuestión de la erosión por agua; todos ellos denigraron implacablemente a West, Hancock y Bauval. Esa no es figura de mantener un diálogo, pero en aquel instante los egiptólogos convencionales no consideraron necesario ningún diálogo sobre este asunto. Inclusive el hecho de identificar que West, Hancock y Bauval existiesen sobre la faz de la tierra, viviesen, respirasen, y tuviesen además la audacia de pensar y hablar, se estimaba algo por debajo de su dignidad. ¿O debería decir por debajo de su arrogancia?
El enigma de la esfinge, de Robert Temple
Es lamentable que la inteligencia y la arrogancia se presenten e veces de figura directamente proporcional la una a la otra. Una de las principales debilidades humanas es el hecho de que cuanto más instruido y más reluciente sea uno, más tentado se esté a observarse como alguien superior. Las personas de menos conocimientos o de menos inteligencia son observadas como unos untermenschen (infrahumanos), a los que ni siquiera vale la pena escupir. Este tipo de vanidad intelectual continuamente me ha puesto enfermo. Pasé demasiados años en gran cantidad universidades y conocí a tantos intelectuales famosos (58 premios Nobel incluidos), que ya he tenido una sobredosis de vanidad y orgullo intelectual.
Volviendo a la Esfinge, estaba además el inconveniente de las cámaras. ¿Había cámaras en el interior, debajo o cerca de la Esfinge? La gente seguía afirmándolo, y era de hecho un asunto recurrente en la literatura alternativa. Robert Bauval y Simon Cox inclusive escribieron un texto con el impactante y sugerente título de “La Cámara Secreta”. En su creación insistían en que, en efecto, había una cámara secreta debajo de la Esfinge, y no solo se referían al “túnel trasero” en la parte posterior (con una reducida entrada excavada en la roca firme, que todo el planeta conoce); hablaban de una cámara de verdad. Pero había un pequeño inconveniente: no tenían evidencias. El hecho de que un vidente llamado Edgar Cayce hubiera afirmado una vez –en estado de trance– que había una cámara debajo de la pata derecha de la Esfinge era interesante. en cambio, el planeta está lleno de videntes que dicen todo tipo de cosas, a veces autenticos, a veces falsas. Esto no era una evidencia.
Y así empezó mi odisea de exploración de textos viejos. Con el tiempo llegué a localizar, para un lapso de no menos de 281 años, varios relatos de testimonios oculares, escritos por personas que habían observado una cámara secreta debajo de la Esfinge, y que la describieron y ubicaron de figura precisa. (Demasiados de ellos no estaban en inglés y tuvieron que ser traducidos; Olivia tradujo todos los franceses. Todos estos relatos se citan en la parte posterior de nuestro texto.)
La cámara descrita por estas personas estabadirectamente debajo de los muslos de la Esfinge, y se accedía a ella por medio un conducto vertical, cuyas dimensiones se midieron con precisión, al igual que además la separación precisa entre la entrada y la cabeza y la cola respectivamente. La cámara fue descrita como una típica cámara funeraria, con inscripciones jeroglíficas en las paredes y remanentes de un ataúd de madera en el interior. Ya había sido saqueada en la antigüedad. Parece que este conducto y la cámarafueron practicados en la Esfinge en una fecha posterior a la talla de la Esfinge original, y que el enterramiento era el de un faraón posterior, tal vez el soberano llamado Amasis, cuya tumba –según relató Plinio en el siglo I d. C.– estaría precisamente debajo de la Esfinge. Al final de nuestro texto, publicamos todas las descripciones de la Esfinge desde el creador romano Plinio (no han sobrevivido relatos griegos) incluso 1837.
La Esfinge jamás fue un león, no tuvo una cabeza humana incluso el período del Imperio Medio, que empezó alrededor del 2000 a.C.
sin embargo, el enigma de la cámara secreta actualmente está resuelto. La cámara quedó del todo inaccesible cuando en 1926 un francés llamado Émile Baraize vertió hormigón en ésta, como ejercicio de “adecentamiento” para el incipiente turismo.
En cuanto al foso en el suelo y por qué la Esfinge estaba allí en el interior, me di cuenta de que esto estaba íntimamente relacionado con el inconveniente de la erosión por agua. El hecho que actualmente parece ineludible es queel foso de la Esfinge era en verdad la cisterna de la Esfinge. El Nilo acostumbraba crecer incluso las puertas del Santuario de la Esfinge durante tres meses al año, durante el período de la llamada “Inundación”, cosa que hoy ya no ocurre a provoca de la presa de Asuán.
En nuestro texto publico las imagenes que tomé de los agujeros de perno y diferentes signos de compuertas de agua que se utilizaron en el pasillo entre el Santuario de la Esfinge y el Santuario del Valle para dominar la entrada de agua a la cisterna, y su bloqueo durante los nueve meses restantes del año.
Por otra parte, los egiptólogos continuamente están quejándose y lamentándose del hecho de que la Esfinge no es mencionada en los Textos de las Pirámides, como tampoco en ningún otro texto. Pero están buscando el objeto equivocado: buscan un león enorme con cabeza de hombre. Pero la Esfinge jamás fue un león, y como he desvelado, no tuvo una cabeza humana incluso el período del Imperio Medio, que empezó alrededor del 2000 a. C. El cara de la Esfinge es el del tercer faraón de la XII dinastía, que se llamabaAmenemhet II (en nuestro texto presentamos la evidencia fotográfica de ello). La cabeza humana fue esculpida a partir del cuello y del tronco de la cabeza de Anubis, que fue objeto de vandalismo durante el Primer Período Intermedio, al final del Imperio Antiguo, cuando en medio del caos las turbas violentas saquearon la meseta de Guiza.

En cuanto a la erosión, ésta se producía a provoca de la cisterna. La propia esfinge denota erosión horizontal, ya que estaba asentada en un lago, cuyo nivel subía y bajaba con las estaciones. en cambio, las paredes del foso presentan una erosión tanto horizontal como vertical, y de ahí la sugerencia anterior de que la erosión vertical debía haber sido provocada por la precipitación de lluvia. Pero yo creo que el verdadero agente causante fue el dragado continuo de la cisterna, que continuamente estaba llena de arena empujada por el viento,y que poseía que ser retirada. Como todo el planeta sabe, cuando se realiza un dragado, el agua se derrama mientras se retiran los cuerpos sólidos. Y cuando esto sucedía, sobre todo en el lado sur, el agua dragada caía pesadamente, formando las grietas verticales.
Y en cuanto al inconveniente de la ausencia de la Esfinge en los textos viejos, además esto puede explicarse. La esfinge fue mencionada e veces en los Textos de las Pirámides, pero no de una forma en que pudiera ser reconocida por los egiptólogos. He hallado gran cantidad referencias en los Textos de las Pirámides y en los Textos de los Sarcófagos a un Anubis gigante en Guiza, al que se explica por dos veces de figura precisa como sentado al lado de una calzada y rodeado por una masa de agua con varios nombres, el más conocido de los cuales era el Lago del Chacal, siendo otro de ellos el Canal Tortuoso. Estos textos además explican las importantes ceremonias que se llevaban a cabo al lado y encima del lago sagrado. El hijo del faraón difunto estaba obligado a lavar las entrañas de su padre, en sus cuatro cántaros, en el Lago del Chacal, durante el período de la momificación de su padre, un proceso que duraba 70 días. Este ritual de purificación se entiende esencial en el marco de la liberación del alma del faraón fallecido para ascender a los cielos y transformarse en un akh, un alma glorificado. Así pues, la esfinge fue tanto el guardián de la necrópolis sagrada como llegar al punto central del culto a la resurrección del faraón.
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