proyecto islero la bomba atomica espanola que nunca llegoproyecto islero la bomba atomica espanola que nunca llego

Elementos destacados del estamento militar del régimen del general Francisco Franconombraron como “Plan Islero”, en homenaje a este toro de la ganadería de Mihura, que había ocasionado la muerte del matador de toros Manolete, al montón de investigaciones públicas para el desarrollo y uso de reactores nucleares de fisión, nominalmente para producción de energía eléctrica, iniciado en 1964 por ingenieros y físicos militares españoles, dirigidos porGuillermo Velarde Pinacho, formados principalmente en instituciones universitarias estadounidenses.

Se hizo así con el fin de ocultar el verdadero objetivo escondido de las investigaciones: desarrollar y fabricar y probar clandestinamente armamento nuclear de fisión…

Proyecto Islero : la bomba #atómica española que nunca llegó



España estuvo a punto de tener su propio arsenal nuclear en dos etapas diferentes del siglo pasado. En medio de la guerra fría y de la carrera espacial, un asociación de investigadores, bajo el manto de la ya extinta Junta de Energía Nuclear (JEN), siguieron un proyecto denominado plan Islero que estaba encaminado a la fabricación de bombas atómicas.

De aquel expediente de tan sonoro nombre tuvieron conocimiento en aquellos años muy pocas personas de las más altas instancias del Estado. El jefe de aquel monumental encargo, el hoy general de división del Ejército del Aire en la reserva Guillermo Velarde, bautizó así la investigación nuclear en recuerdo del mihura que mató al torero Manolete. Este militar y investigador presintió en 1962 que los disgustos que le iba a causar aquel reto investigador plagado de obstáculos y detractores en el interior de la propia administración –Franco no era favorable, como ejemplo, al armamento nuclear– podría terminar matándolo como hizo aquel astado con el genial diestro cordobés al darle una fatal cornada en la plaza de Linares en 1947.

“El plan Islero –explica el general Velarde– se desarrolló en dos periodos. El primero, de febrero de 1963 a la primavera de 1966, y el segundo, de enero de 1974 al 1 de abril de 1981. Se me ordenó que acelerase el plan Islero para que España pudiera disponer de 36 bombas atómicas de plutonio, de las cuales ocho se emplearían como iniciadoras de sendas bombas termonucleares”.

El primer gran impulso del plan Islero partió de una combinación de intereses investigadores y de política de Defensa. El contraalmirante José María Otero, máximo responsable de la JEN, creyó que el nivel de los investigadores que poseía bajo su dirección era más que bastante como para concebir una bomba atómica. “La Junta de Energía Nuclear era en la década de los 60 y 70 el tercer centro nuclear más notable de Europa, después del Reino Unido y Francia”, asevera orgulloso el general Velarde.

La fabricación de la bomba atómica poseía que ser para la JEN en aquellos años 60 la máxima expresión del rendimiento académico de un país en el que, sin libertades políticas, empezaba a aparecer ya una creciente clase media debido a los planes de desarrollo de los llamados tecnócratas del régimen. Las razones, en cambio, para fabricar una primera bomba atómica y posteriormente varias decenas en serie no eran sólo de índole científica. Los defensores de dotar a España de un arsenal nuclear buscaban mejorar la posición del país en el interior del concierto internacional en el que la dictadura franquistasuponía con frecuencia un insalvable obstáculo. Pensaron que al transformarse en una potencia nu­clear, España podría realizar oír su voz con más fuerza.

Proyecto Islero : la bomba #atómica española que nunca llegóGuillermo Velarde

La persona que, desde la perspectiva estratégico militar, autorizó por primera vez en 1962 aquella investigación fue el vicepresidente del gobierno y jefe del Alto Estado Mayor, el capitán general Agustín Muñoz Grandes, hombre de armas muy celebre por haber sido el comandante de la División Azul, las tropas españolas que combatieron al lado a las alemanas durante la ofensiva de Hitler contra la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial.

Según desvela el responsable y redactor del proyecto de armas nucleares español en su texto de memorias Plan Islero (Guadalmazán, 2016), el general Muñoz Grandes le manifestó durante su primera entrevista tras recibir el encargo: “Velarde, dedique todas sus energías a este plan y no olvide que es fundamental para el futuro de España”.

Entre quienes anhelaban un proyecto nuclear español no estaban sólo varios jerarcas del régimen franquista como Muñoz Grandes.Francia estaba entusiasmada con que sus vecinos del sur pudieran hacerse con poder atómico. Lo estaban incluso llegar al punto de suministrar el reactor nuclear de Vandellòs 1en circunstancias económicas muy favorables.

El general Charles de Gaulle era partidario de que España se convirtiera en la segunda potencia nuclear de Europa y crear un polo equidistante entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Creyó lo mismo respecto a Israel y potenció además con el país hebreo los intercambios investigadores más o menos misterios.

En diciembre de 1964, después de casi dos años de trabajos y complejos cálculos, Guillermo Velarde entregó el redactado del plan Islero. Se apostaba en él por la fabricación de una bomba atómica de plutonio y no de uranio porque, entre diferentes cuestiones técnicas, su enriquecimiento comportaba elevadísimos costes. Las futuras evidencias nucleares se llevarían a cabo en el desierto del por lo tanto Sáhara español.

“A partir de actualmente, jamás use su condición de militar, ya que en el suceso poco probable de que los americanos se enterasen de lo que estamos haciendo, todo quedaría reducido a un trabajo de la Junta de Energía Nuclear sin implicar a las fuerzas armadas”, le manifestó el general Muñoz Grandes a Velarde. El jefe del plan Islero se sumergió de lleno en las aguas del incognito de Estado.

Estando Guillermo Velarde metido de lleno en las labores preparatorias para la fabricación de la bomba se produjo un hecho que le obligó a realizar un paréntesis. Fue el incidente nuclear de la población almeriense de Palomares el 17 de enero de 1966. Un bombardero de la fuerza aérea norteamericana colisionó mientras repostaba en vuelo con la aeronave nodriza y ello provocó la pérdida de las cuatro bombas termonucleares –desactivadas– que llevaba en sus bodegas. Dos ellas estuvieron varios días perdidas. Velarde fue enviado a Palomares por sus superiores para recoger muestras de las bombas y analizarlas. Dos de ellas chocaron contra el suelo porque no se abrieron sus paracaídas de seguridad y sufrieron daños incluso llegar al punto de liberar material radiactivo.

Fue durante esas misiones de rastreo cuando a Velarde le llamó la atención la aparición de un material negro y espumoso adherido a las piedras de la zona de colisión que resultó formar parte de un mecanismo que multiplicaba la capacidad de las bombas atómicas al convertirlas en termonucleares. Ese mecanismo (conocido como procedimiento Ulam-Teller en honor a sus descubridores) era por lo tanto alto incognito para Estados Unidos. Pasó así a manos españolas debido a las deducciones y los cálculos del jefe del plan Islero merced a las muestras recogidas en Palomares.

El redescubrimiento del procedimiento Ulam-Tellerpor Velarde no supuso ninguna aportación para el proyecto español en marcha porque, como recuerda el general Velarde, “el plan Islero se basaba en la fisión nuclear del plutonio, mientras que el incidente de Palomares se produjo con bombas termonucleares que se fundamentan en la fusión nuclear del hidrógeno (deuterio y tritio)”. En cualquier suceso, y máxime teniendo en cuenta que se habían desarrollado ya todos los componentes para la bomba atómica, “excepto la edificación de una fábrica para obtener el plutonio necesario de los elementos combustibles irradiados en el reactor de Vandellòs I”, el redescubrimiento del procedimiento Ulam-Teller, como explica Velarde, “permitía que España hubiese sido el quinto país del planeta en poder desarrollar las verdaderas bombas termonucleares”.

Proyecto Islero : la bomba #atómica española que nunca llegó

A pesar de las potencialidades y la capacidad demostradas por el equipo incognito de Velarde, en el gobierno había personas que trabajaban para evitar que prosperara el plan Islero tal como estaba concebido. Una de esas personas era, según el jefe del proyecto, el por lo tanto ministro de Industria, Gregorio López Bravo, que, además, poseía mucha ascendencia sobre Franco. Fue precisamente el dictador el que una tarde le ordenó a Velarde paralizar definitivamente el plan. Ocurrió en un instante en que el plan estaba muy avanzado y los datos obtenidos tras el incidente de Palomares habían levantado el ánimo del equipo de investigadores y del Estado Mayor de un modo especial. Según recuerda Velarde, Franco le manifestó: “Sería prácticamente imposible mantenerlo en incognito. España no podría soportar diferentes sanciones económicas, razón por la que he decidido posponer el desarrollo de este plan”. El general, que lamenta la decisión del por lo tanto jefe del Estado, estima que Franco clausuró el plan por no enemistarse con Estados Unidos.

Personas como Velarde, que aspiraban a contar con un arsenal nuclear para España, tuvieron que esperar varios años para relanzar su sueño. El presidente del gobierno, elalmirante Luis Carrero Blanco, era firme defensor de la bomba atómica, pero por su lealtad a Franco, según explica Velarde, continuamente manifestó que no era tema de su competencia. Su asesinato por la banda terrorista ETA en 1973 hizo que fuera su sucesor, Carlos Arias Navarro, quien llevara a cabo la nueva puesta en marcha del proyecto. No estaba claro que Franco estuviera al corriente de ello en aquel suceso. Pero no fue incluso la muerte del dictador y la llegada deAdolfo Suárez a la presidencia del Gobierno que los partidarios de la opción nuclear pensaron de verdad que se cumpliría su objetivo.

La llegada de Jimmy Carter a la Casa Blanca multiplicó la presión sobre todos los naciones, incluido España, que no habían firmado eltratado de no proliferación de armas nucleares. Y los Estados Unidos sabían que los investigadores españoles estaban en disposición de fabricar bombas atómicas. Ya lo habían comentado Henry Kissinger y Carrero Blanco unos años anteriormente en Madrid.

Pese a la presión norteamericana, Suárez mantuvo su voluntad de desplegar el proyecto nuclear. Y delegó en personas de su entera confianza el relanzamiento definitivo del plan Islero. Su ministro de Defensa,Agustín Rodríguez Sahagún, y el propio vicepresidente, el general Manuel Gutiérrez Mellado, con los que Velarde mantuvo reuniones, se encargaron de dar el último impulso al sueño nuclear que la intentona golpista del 23 de febrero de 1981 acabó por frustrar.

Leopoldo Calvo Sotelo llegó a la presidencia tras la dimisión de Suárez y tras una primera investidura quedó inconclusa por la irrupción de los golpistas en el Congrego. El 1 de abril, ya con el nuevo Ejecutivo en funcionamiento, se firmó en el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en Viena lo que en la práctica representaba una serie de limitaciones para las instalaciones españolas que, como dice Velarde, suponían la clausura oficial del plan Islero.

Velarde tiene claro que allí terminó la apuesta: “Tras desaparecer la Junta de Energía Nuclear y, con ello, gran parte de los investigadores que la componían y clausurado el reactor de Vandellòs I, desarrollar hoy en dia un proyecto de armamento nuclear lo veo muy complicado”.


Source: Mundooculto.es

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Por Alejandro