El hijo de Dios
En el judaísmo, la expresión Hijo de Dios surge ligada al inicio de la monarquía, a finales del siglo XI a. C. La villa judío necesitaba una figura gobernante que uniera de modo eficaz a las tribus de Israel contra los frencuentes enfrentamientos que mantenían con las villas vecinos. Según puede seguirse en la Cronica de Palestina. 1020 a. C. – La villa de Israel, guiado por Samuel, derrota a los filisteos en Mispá, al norte de Jerusalén. Israel pacta con los cananeos para mantener el control contra los filisteos. Se inicia la monarquía en Israel, que nombra soberano a Saúl, natural de Gueba, a unos 5 km al norte de Jerusalén, de la tribu de Benjamín. Saúl derrota a la coalición de filisteos y amorreos. Es derrotado y cae muerto en la batalla de Guilmoa por la alianza de filisteos y cananeos.
La verdad sobre Troya
Troya es una ciudad tanto histórica como legendaria, donde se desarrolló la Guerra de Troya. La palabra Wilusa es de origen hitita y, según los investigaciones de Frank Starke1 en 1997, de J. David Hawkins2 en 1998 y de W. D. Niemeier3 en 1999, señala la Troya homérica.
Esta célebre guerra fue descrita, en parte, en la Ilíada, un poema épico de la Antigua Grecia. Este poema se atribuye a Homero, quien lo compondría, según la mayor parte de la crítica, en el siglo VIII a. C. Homero además hace mención a Troya en la Odisea. La leyenda fue completada por diferentes autores griegos y romanos, como Virgilio en la Eneida. La Troya histórica estuvo habitada desde principios del III milenio a. C. Está colocada en la actual provincia turca de Çanakkale, al lado al estrecho de los Dardanelos (Helesponto), entre los ríos Escamandro (o Janto) y Simois y ocupa una posición estratégica en el acceso al Mar Negro (Ponto Euxino). En su entorno se encuentra la cordillera del Ida y frente a sus costas se divisa la proxima isla de Ténedos. EL DILUVIO UNIVERSAL
Diluvio universal es el nombre de un mito sumerio y, posteriormente, con que se conoce un acontecimiento narrado en el Génesis, primer texto de la Biblia, sobre la cronica de Noé y el castigo enviado por Dios. Por la cronología bíblica, este empezó en el año 2370 a. C.
Igualmente se utiliza la expresión diluvio universal para referirse a la creencia de un vasto diluvio que afectó al mundo en la antigüedad. La aceptación de esta cronica bíblica como realidad varía entre distintas grupos, desde aquellos que aceptan toda la cronica literalmente, incluso los que la ven como una alegoría, pasando por quienes piensan que puede existir alguna base histórica que dio origen al mito. LA BÚSQUEDA DEL SANTO GRIAL
El Santo Grial es el plato o copa usado por Jesucristo en la Última Cena. La relación entre el Grial, el Cáliz y José de Arimatea procede de la obra de Robert de Boron Joseph d’Arimathie, publicada en el siglo XII. Según este relato, Jesús, ya resucitado, se aparece a José para entregarle el Grial y ordenarle que lo lleve a la isla de Britania. Siguiendo esta tradición, autores posteriores cuentan que el mismo José utilizó el cáliz para recoger la sangre de Cristo y que, más tarde en Britania, estableció una dinastía de guardianes para mantenerlo a excepto y escondido. La búsqueda del Santo Grial es un notable elemento en las historias vinculadas con el Soberano Arturo (el Ciclo Artúrico o Materia de Bretaña) donde se combinan la tradición cristiana con viejos mitos celtas aludidos a un caldero divino.
Diferentes mitos sobre del Grial se entrecruzan con las relativas a las diferentes copas antiguas que se consideran el Santo Cáliz.
EN BUSCA DEL ARCA DE LA ALIANZA Según la tradición judía y cristiana, el Arca conocida como Arca de la Alianza, Arca del Pacto, o Arca del Convenio (hebreo: ???? ?????), nombrada además como el Arca de Yahveh o Arca del Una declaración, era un objeto sagrado que guardaba las tablas de piedra que contenían los Diez Mandamientos, la estaca de Aaron que reverdeció y el Maná que cayó del firmamento. Representaba la alianza (pacto o convenio) entre Dios y la villa judío.
EL SECRETO DE LOS INCAS
El Imperio incaico fue un estado precolombino situado en América del Sur. Al territorio del mismo se denominó Tahuantinsuyo (del quechua Tawantin Suyu, «las cuatro regiones o divisiones») y al lapso de su dominio se le conoce además como incanato e incario. Floreció en la zona andina del subcontinente entre los siglos XV y XVI, como consecuencia del apogeo de la civilización incaica. Abarcó cerca de 2 millones de km² entre el océano Pacífico y la selva amazónica, desde las proximidades de San Juan de Pasto en el norte incluso el río Maule en el sur. El imperio incaico fue el dominio más extenso que tuvo cualquier estado de la América precolombina.1
Los orígenes del imperio se remontan a la victoria de las etnias cuzqueñas (actual Perú) lideradas por Pachacútec frente a la confederación de estados chancas en el año 1438. Luego de la victoria, el curacazgo incaico fue reorganizado por Pachacútec. El imperio incaico iniciaría con él una etapa de continua expansión que siguió con su hermano Cápac Yupanqui, luego por parte del décimo inca Túpac Yupanqui, y al final del undécimo inca Huayna Cápac quien consolidaría los territorios. En esta etapa la civilización incaica consiguió la máxima expansión de su cultura, tecnología y ciencia, desarrollando los conocimientos propios y los de la zona andina, al igual que asimilando los de diferentes estados conquistados.
Luego de este lapso de apogeo el imperio entraría en declive por diferentes contratiempos, siendo el principal la confrontación por el trono entre los hijos de Huayna Cápac: los hermanos Huáscar y Atahualpa, que derivó inclusive en una guerra civil. Al final Atahualpa vencería en 1532, en cambio su ascenso al poder coincidiría con el arribo de las tropas españolas al mando de Francisco Pizarro, que capturarían al Inca y despues lo ejecutarían. Con el deceso de Atahualpa en 1533 culminó el imperio incaico, en cambio, varios incas sublevados, conocidos como los «Incas de Vilcabamba», continuarían la lucha contra los españoles incluso 1572 cuando fue capturado y decapitado el último de ellos: Túpac Amaru I.
El imperio incaico corresponde hoy en dia a territorios relativos al sur de Colombia, pasando por Ecuador, principalmente por Perú y Bolivia, la mitad norte de Chile y el noroeste de Argentina. El imperio estuvo subdividido en cuatro suyos: el Chinchaysuyo (Chinchay Suyu) al norte, el Collasuyo (Qulla Suyu) al sur, el Antisuyo (‘Anti Suyu’) al este y Contisuyo (‘Kunti Suyu’) al oeste. La capital del imperio fue la ciudad de Cuzco, en el Perú.
EL MAHABHARATA Las fechas de origen de estos libros jamás se explican en los mismos textos (en general los arios no tenían cronología ni cronica).
Varios escritores lo ubican temporalmente después de la era de Buda (420-368 a. C.), en la era del emperador Ashoka (304–232 a. C.).
En el sutra 6.2.38 del Astadhiai del gramático Panini (fl. siglo IV a. C.) se nombra al Bharata (de 24 000 versos), que es la base sobre la cual se escribió (no se sabe si en años o siglos) el Majábharata (de 100 000 versos).
Como gran cantidad de las principales literaturas del planeta, estas historias fueron transmitidas y transformadas por medios orales a través de las generaciones. Esto hizo fácil la aparición de episodios adicionales e historias interpoladas en el texto original. Esto además causó el desarrollo de variaciones regionales.
El Majábharata contiene datos astronómicos (conjunciones planetarias y eclipses) que podrían servir para datar la era en que podrían haber sucedido esos sucesos. Cada escritor da distintas fechas.
En el presente la mayor parte de los hindúes admiten que el Majábharata cuenta hechos autenticos sucedidos en la misma India, y que fue puesto por escrito poco después por el mítico escritor Viasa y la deidad Ganesh (mitad hombre mitad elefante).
En el Aria-bhattíia, el astrónomo indio Aria Bhatta (476-550 d. C.) ?sin explicitar en qué se basaba? declaró que kali-iugá había comenzado en febrero del 3102 a. C.
Según el Majábharata, la mítica guerra que es el centro del argumento del texto épico, terminó el propio día del inicio de kali-iugá.
En el presente, los hinduistas admiten en esa tradición.
EL MITO DE OSIRIS Entre las creencias del Antiguo Egipto destaca el mito de la inmortalidad humana. Durante el Imperio Antiguo se afirmaba que sólo el faraón, al morir, se convertían en una deidad, alcanzando la inmortalidad en la Duat con todas sus prerrogativas. Durante el Primer Lapso Intermedio estas creencias además se extienden a los altos funcionarios que al morir se convertían en un Osiris, gozando de la inmortalidad en la Duat con todos sus derechos. Sólo en el último lapso, el resto de los mortales se harían merecedores de alcanzar una vida inmortal en el Más Allá, continuamente que pudieran cumplir unos rituales muy precisos. LA CRISTNDAD ANTES DE LA CRISTIANDAD
Codex IV de Nag Hammadi.
El gnosticismo es un montón de corrientes sincréticas filosófico-religiosas que llegaron a mimetizarse con el cristianismo en los tres primeros siglos de nuestra era, convirtiéndose al final en un pensamiento declarado herético después de una etapa de cierto prestigio entre los intelectuales cristianos. En efecto, puede hablarse de un gnosticismo pagano y de un gnosticismo cristiano, aunque el más significativo pensamiento gnóstico se alcanzó como rama heterodoxa del cristianismo primitivo.
El gnosticismo cristiano, pagano en sus raíces, llegaba a presentarse como representante de su tradición más pura. El texto gnóstico Eugnosto el beato al parecer anterior al nacimiento de Jesús de Nazaret.
Hacia Finisterre
En la Edad Media, Santiago de Compostela representaba para los cristianos lo que La Meca representa para los musulmanes. Cada día son más los peregrinos que s e acercan incluso Fisterra o Finisterre para terminar su caminar en los mares del Fin del Planeta

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Por Alejandro