
Desde tiempos inmemoriales, la Antártida ha sido una tierra congelada y con poca vida en el polo sur del planeta. Pero no continuamente fue así, y actualmente los investigadores han hallado evidencia que lo evidencia oficialmente.
Representación artística de cómo se considera que era la Antártida hace 90 millones de años, según el ensayo.
Hace unos 90 millones de años, durante el Cretácico medio, las densas concentraciones de CO2 atmosférico crearon una temperatura global más cálida, derritiendo las capas de hielo polares y elevando los océanos unos 170 metros sobre los niveles actuales. ¿Cómo hubiera lucido un polo sur en un planeta como ese? Actualmente, debido a un asombroso descubrimiento investigador, tenemos una contestación.
En 2017, durante una expedición a bordo del RV Polarstern, en el mar de Amundsen, los expertos perforaron la superficie bajo el lecho marino de la Antártida Occidental, cerca de la situación de Isla Pine y los glaciares Thwaites, a solo unos 900 kilómetros del Polo Sur.
Lo que extrajeron, particularmente de una profundidad de 30 metros, contrastaba nitidamente con la composición de los sedimentos del resto de la superficie.
«Durante las evaluaciones a bordo, la coloración extraño de la capa de sedimento velozmente llamó nuestra atención», dice el geólogo Johann Klages del Centro Helmholtz para la Investigación Polar y Marina del Instituto Wegener en Alemania.

Crédito: J. P. Klages, Alfred-Wegener-Institut.
«Los primeros examen indicaron que, a una profundidad de entre 27 y 30 metros del suelo océanico, habíamos encontrado una capa que originalmente estaba sobre la tierra, no bajo el océano».
El equipo se encontraba en territorio desconocido, y en más de una forma. Nadie jamás había logrado extraer una muestra del lapso Cretácico del suelo en un lugar tan al sur del globo. Incluso así, los expertos no estaban preparados para lo que un examen más minucioso por medio tomografía computarizada de rayos X revelaría.
De vuelta en tierra, los escaneos mostraban una intricada red de raíces fosilizadas de plantas. Los examen microscópicos además hallaron evidencia de polen y esporas, todo apuntando a los remanentes preservados de una ancestral selva que existió en la Antártida hace aproximadamente 90 millones de años, eones anteriormente que el paisaje se transformara en un desierto de hielo.

los investigadores examinando el ancestral suelo. Crédito: T. Ronge/Alfred Wegener Institute.
«Los cuantiosos remanentes de plantas indican que la costa de la Antártida Occidental era, en aquel por lo tanto, una selva densa y pantanosa, parecido a aquellas que hay en el presente en Nueva Zelanda», explica el paleoecólogo Ulrich Salzmann, de la Universidad de Northumbria en el Reino Unido.
Las implicaciones de este hallazgo sin precedentes no solo nos dicen que la vida vegetal polar existió, sino además algo sobre cómo fue factible.
conforme a las estimaciones del equipo, debido a la deriva continental de las placas tectónicas, el sitio de la perforación habría estado centenares de kilómetros más cerca del Polo Sur en la era cuando los dinosaurios incluso caminaban sobre la tierra.
Un planeta más cálido de lo que se afirmaba
Para encontrar cómo era el clima donde florecía aquella ancestral selva antártica, los investigadores usaron un modelo para volver a construir el clima en base a los datos biológicos y geoquímicos contenidos en la muestra de suelo.
Según las simulaciones, los niveles atmosféricos de CO2 durante el Cretácico medio habrían sido significativamente más altos de lo que se pensaba.
En aquel ambiente caluroso (con una temperatura promedio de unos 12 grados Celsius), la densa flora habría cubierto el continente entero, y las capas de hielo —al lado con sus efectos de enfriamiento asociados— habrían sido no existentes.
«Anteriormente de nuestro ensayo, la suposición general era que la concentración del dióxido de carbono global en el Cretácico era de apenas 1.000 partes por millón (ppm)», señala el geocientífico Torsten Bickert de la Universidad de Bremen en Alemania. «Pero en nuestros experimentos basados en los modelos, se requirieron de entre 1.120 a 1.680 ppm para alcanzar las temperaturas promedio de esa Antártida verde».
Hay demasiado incluso que investigar encima del nuevo hallazgo, pero por el instante ha provisto a los expertos de una mayor comprensión encima del hondo lazo entre las concentraciones de CO2 y los climas polares en tiempos prehistóricos. Es una lección de cronica que debería tenerse en cuenta para cuidar nuestro mundo, donde los niveles de CO2 se están disparando, invitando a las selvas a surgir nuevamente en los zonas más fríos de la Tierra y a los los océanos a reconfigurar los mapas.

La Antártida pierde 219.000 millones de toneladas de hielo anuales desde 2012, tres veces más que durante las dos décadas previos.
«Necesitamos echar un vistazo a estos climas extremos que tuvieron lugar en el pasado, porque nos exponen cómo luce un clima de efecto invernadero. Estamos definitivamente en tiempos interesantes, porque si seguimos por el camino que vamos, nos llevará a algo que no podremos dominar más», concluye Klages.
El ensayo detallando el descubrimiento ha sido publicado en Nature.
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La entrada Científicos desentierran pruebas de una ancestral selva en la Antártida se publicó primero en Mundo oculto.
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