«Liber Telepathos»: el libro que enseña a leer la mente.
El Liber Telepathos —o Libro de la telepatía— es un misterioso libro prohibido que circuló a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Sus páginas agrupan un gran numero de referencias a fenómenos cognitivos distintas de los habituales, entre ellos: la telepatía,sueños telepáticos, percepción extrasensorial, precognición, clarividencia y visión remota; y lo que resulta incluso más interesante, la figura de aprender esos canales de comunicación; como ejemplo, para leer la mente.
Varios suponen que el Liber Telepathos fue escrito por el filólogo Frederic W.H. Myers(1843-1901), fundador de la Society for Psychical Research, quien de hecho forjó la palabra telepatía (telepathy) en 1882 —del griego: tēle, «lejos»; y pathos, «sentir»—, pero lo cierto es que su autoría continúa siendo un enigma. Lo que sí conocemos es que se lo divulga extensamente en el primer ensayo investigador sobre de la telepatía: Fantasmas de los vivos (Phantasms of the Living), de 1886; y que esas referencias fueron retiradas de posteriores ediciones.
El Liber Telepathos establece una serie de protocolos libres que el estudiante de latelepatía debe ver. Estos rechazan de plano la adivinación sistemática, es decir, la ejercitación monótona de la mente para que vaya desarrollando sus capacidades telepáticas. Demasiado anteriormente de que la ciencia demostrara la ineficacia de estos procedimientos, elLiber Telepathos ya lo había establecido a finales del siglo XIX.
En resumen: el Liber Telepathos no promete resultados mágicos; de hecho, cuestiona la eficacia de su procedimiento para la transmisión del pensamiento. La función principal de sus ejercicios es lograr una mayor amplitud en la recepción del material psíquico emitido por un tercero, es decir, la lectura del pensamiento.
Según el Liber Telepathos, la capacidad telepática del ser humano puede desarrollarse incluso cierto punto: un umbral infranqueable incluso para aquellos que afirman poseer capacidades cognitivas extraordinarias. Y más incluso, tampoco es factible leer el pensamientoen tiempo real, por llamarlo de algún modo; es decir, a medida que este se produce en la mente de otro. A lo sumo, los pensamientos pueden imprimirse en la mente del receptor entrenado, pero de figura tosca, velada, inclusive incompleta.
Normalmente, aquellos que desean desarrollar sus capacidades telepáticas por medio ejercicios simples de adivinación fracasan estrepitosamente. El Liber Telepathos concluye que eso se debe, en parte, a que este tipo de ejercicios restringen la mente del emisor a una serie de posibilidades limitadas; y que la única figura de desarrollar la telepatía es recurriendo a los protocolos libres, o respuestas libres, en las cuales el receptor no debe elegir entre una secuencia de respuestas predeterminadas, sino que las opciones son ilimitadas.
La parapsicología suele utilizar las cartas Zener en los sujetos que estudia. Si la tasa de aciertos es superior a la que puede producirse por azar, se concluye que el sujeto poseecapacidades telepáticas. Estas cartas tienen dibujos simples, casi rudimentarios, que el sujeto estudiado conoce e pretende adivinar. Actualmente bien, esto obliga a la mente a una serie de posibilidades exageradamente limitadas, y al parecer, la telepatía no contesta con eficacia ante cualquier montón finito y predeterminado de respuestas. Todo lo contrario, es precisamente cuando se la ejercita sin seguir un patrón definido cuando evidencia su mayor potencial.
Si suponemos que la telepatía es factible, es decir, que verdaderamente es factible emitir pensamientos o bien recibirlos desde otro cerebro; por lo tanto es necesario establecer los dispositivos físicos que podrían permitir tanto la transmisión como la recepción del pensamiento; en diferentes palabras, el hardware del cerebro.
Si creemos en esta probabilidad además es necesario creer que el cerebro humano puede producir y emitir señales hacia afuera, y además recibirlas e interpretarlas. ¿De qué figura? ¿En qué consisten estas señales? ¿Cómo pueden ser medidas? Aquí radica llegar al punto más interesante del Liber Telepathos, precisamente porque se anticipa a contratiempos que recién surgirían partir del desarrollo de lamecánica cuántica.
La telepatía sólo puede ser factible es por medio la existencia de ondas, o señales, que viajan de un cerebro a otro. Podemos pensarlas como si se trataran de ondas de radio que viajan desde un mecanismo emisor a un aparato receptor. El comienzo es el mismo; y al mismo tiempo exactamente opuesto.
Debido a que es imposible identificar, y tambien rastrear la vibración de las presuntas ondas mentales emitidas por el cerebro, la mecánica cuántica propone que la telepatía solo puede ser factible a través del electromagnetismo; o más precisamente, de la interacción electromagnética y, menos quizá, de la interacción gravitatoria.
La interacción electromagnética es, en síntesis, la interacción que ocurre entre las partículas fundamentales, las cuales intercambian fotones y, con ellos, un caudal inconcebible de información. Este podría ser tanto el canal como el pulso de las señales a través del cosmos. Por otra parte, la interacción gravitatoria además podría tener una influjo considerable, ya que actúa a grandes distancias, inclusive a través del espacio-tiempo.
Lamentablemente, la mecánica cuántica no puede aclarar en qué zona del cerebro de emiten y procesan estas señales.
Desde ya que el Liber Telepahos no nombra en absoluto a los campos electromagnéticos, ni tampoco a la interacción gravitatoria, pero sí sugiere que los pensamientos son pulsos primarios, básicos, como un código binario.
En este sentido, el texto sostiene lo siguiente: lo que consideramos como pensamiento es, en verdad, el último eslabón de una larga cadena de procesos mentales, que el cerebro construye, define, y al final eleva hacia la consciencia.
Este material ya refinado no es el que setransmite mediante telepatia. La autenticatransmisión del pensamiento ocurre cuando este posee contenido pero no figura definida; es decir, cuando se localiza en etapa embrionaria.
Vayamos a un ejemplo práctico.
Pensemos juntos en un árbol; sin mayores precisiones ni detalles, sencillamente un árbol.
Lo que ha ocurrido en nuestros respectivos cerebros es que la palabra árbol detonó una serie de dispositivos y procesos exageradamente sutiles, entre los cuales nos apoyamos en la creatividad y en el recuerdo.
Cada uno de nosotros ha pensado en un árbol diferente, con propiedades propias y acaso irrepetibles. La imagen del árbol que ha aparecido en nuestra consciencia es la consecuencia ya procesado por el cerebro; pero el primer pulso, el material en bruto, la materia prima del pensamiento, fue amasada por el cerebro independientemente de nosotros mismos. Ese embrión rudimentario del árbol que coloridamente hemos imaginado es lo único que puede transmitirse mediante telepatia.
Lo mismo ocurre, según el Liber Telepathos, con la recepción del pensamiento: lo que recibimos es el material en bruto, sin procesar, y es nuestro cerebro el que se encarga de darle una figura definida para elevarla hacia nuestra consciencia.
En este contexto, las posibilidades de latelepatía son, de ser ciertas, inimaginables.
Ni siquiera las fronteras físicas del espacio-tiempo son un impedimento para que un pensamiento atraviese los universos, los eones; lo cual además nos lleva a cuestionarnos si las ideas que con temeraria autoría juzgamos propias no fueron en verdad forjadas por diferentes, en un lugar y un tiempo indefinibles; y lo que es incluso más inquietante, si nosotros mismos no somos una deslucida justificación, un subproducto del universo, para que esos pensamientos puedan ser.
Source: Mundooculto.es
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