Fotograma de Perfect Storm
Estar enterrado vivo es una de las peores situaciones que uno pueda soñar. Una que casi con seguridad está en el top 3 de las peores muertes. Actualmente imagínate lo que debe ser estar enterrado en el fondo del océano respirando en una reducida bolsa de aire. Esto le ocurrió al señor Harrison Okene. Durante 3 días.
La cronica empezó el 26 de mayo del año 2013. A las 4:30 de la mañana Harrison Okene, el cocinero del barco, se levanta para usar el baño. El hombre estaba en un remolcador de tanques de petróleo (el AHT Jascon-4) de la multinacional Chevron en el Atlántico, encima del delta del Níger.
Advertisement
Advertisement
La embarcación poseía una tripulación de 12 personas y se dirigía a través de las turbulentas y agitadas aguas de la costa de Nigeria. Aunque este detalle sigue sin estar lo suficientemente claro, todo parece indicar que una ola tremenda rompió la cuerda de remolque y le dio la vuelta a la embarcación.
Como decíamos, Okene se encontraba en el baño cuando ocurre el incidente y el barco empezó a hundirse. un gran numero de los miembros de la tripulación estaban encerrados en sus camarotes, una medida de seguridad necesaria contra los piratas que regularmente saquean y secuestran buques en esa zona. en cambio, aquel día la medida de seguridad selló la condena de los demás miembros de la tripulación. Murieron todos.
Okene. AP
Pero no la de Okene. En la oscuridad de la noche el hombre fue arrojado desde el cuarto de baño dejándolo únicamente con sus calzoncillos. Como diría más tarde:
Estaba aturdido, todo estaba oscuro cuando fui arrojado desde un extremo del pequeño cubículo a otro.
El cocinero fue arrojado desde el baño. El agua fluyó y lo arrastró por las entrañas del barco incluso que se localizó en el baño de la cabina de un oficial. Pasaron minutos, quizás más, incluso que el barco se estableció en el fondo del océano. Por lo tanto el agua dejó de elevarse.
Lo que ocurrió a partir de por lo tanto da para una película de miedo asfixiante, casi tanto como la escena que vivió el hombre. Durante las 60 horas siguientes Okene escuchó los sonidos de las criaturas del océano que atravesaban la nave con el resto de la tripulación muerta.
Él sin embargo había hallado una reducida burbuja, una bolsa de aire que iba a ser su cruz y salvación. Con ella pudo realizar frente a una habitación cada vez más fría y húmeda, a un suministro cada vez más falto de oxígeno casi desnudo, sin comida, sin agua y sin luz.
Advertisement
Esto, no hace falta decirlo, resulta aterrador. Pero lo inverosimil de esta cronica es que Okene sobrevivió a su calvario subacuático el tiempo bastante como para ser rescatado. ¿Cómo demonios pudo sobrevivir tanto tiempo en una burbuja?
La burbuja y la física en la vida de Okene
Undersea. AP
Lo primero que la mayor parte creyó y demasiados físicos se pusieron a investigar es el tamaño que debía tener una burbuja para poder sostener a una persona con aire respirable. Entre diferentes, el físico Maxim Umansky, del Lawrence Livermore National Laboratory.
Advertisement
La bolsa de aire que localizó Okene fue, según su estimación, de sólo 1,2 metros de altura, y los entes humanos inhalan aproximadamente entre 7 mil y 8 mil litros de aire cada 24 horas. De esta figura, Umansky empezó a hacer sus propios cálculos para cuantificar las causas culpables de la supervivencia de Okene, estimando que la bolsa de aire de Okene había sido comprimida por un causa de cuatro.
Según el físico, quizá la bolsa de aire a presión contenía el bastante oxígeno como para mantener a Okene vivo durante los casi tres días que estuvo ahí. Incluso así, hay un peligro adicional: el dióxido de carbono (CO2), que es letal para los entes humanos en concentraciones muy pequeñas.
El miedo y la asfixia
Fotograma de Jaw
Si eres fans de las películas de terror seguro que habrás notado cómo funciona la asfixia en las víctimas enterradas vivas. El dióxido de carbono representa aproximadamente el 0,03 por ciento del aire normal. en cambio, si alguien está inmovilizado en un cosmos cerrado exhalando CO2 con cada respiración, la proporción de oxígeno disminuye continuamente mientras que el nivel de dióxido de carbono aumenta.
Advertisement
Es el CO2, no la carencia de oxígeno, lo que en última instancia mata a una persona. Una vez que el aire alcanza alrededor del 5% de CO2, la víctima se confunde y entra en pánico, empieza a hiperventilar y eventualmente pierde el conocimiento. La muerte es lo que sigue. Pensemos que en un ataúd cerrado una persona puede producir niveles mortales de dióxido de carbono en el interior de las dos horas más o menos.
Lo curioso es que Okene no se asfixió a pesar de estar inmovilizado en un cosmos pequeño y sellado durante 60 horas. ¿Cómo fue esto factible?
Advertisement
En este suceso se estima que el agua que encapsuló su burbuja de aire pudo haber jugado un pequeño papel en su supervivencia. El dióxido de carbono, más que el oxígeno o el nitrógeno, se disuelve fácilmente en agua, sobre todo en agua fría. La velocidad a la que esto ocurre sigue la ley de Henry, una regla de física que establece que la solubilidad del gas en un líquido es proporcional a la presión del gas encima del líquido.
Cuando Okene respiró, exhaló dióxido de carbono, y los niveles del gas se acumularon lentamente en su diminuta cámara de aire. en cambio, el dióxido de carbono además es absorbido por el agua, y al salpicar el agua en el interior de su bolsa de aire Okene aumentó inadvertidamente la superficie del agua, aumentando así la absorción de CO2 y manteniendo los niveles del gas por debajo del nivel mortal del 5%.
Advertisement
Vale, todo esto esta muy bien pero, ¿qué pasa con la hipotermia?
El frío de Okene
El vídeo nos muestra el instante del rescate del cocinero. Es tremendo y nos recuerda otro peligro que tuvo que pasar: la hipotermia. Esta ocurre cuando la temperatura central de una persona cae a 35 grados o menos. La hipotermia puede resultar en una desconcierto, trastornos del movimiento, amnesia y en sucesos severos, comportamientos inusuales donde una persona lucha por localizar un pequeño refugio cerrado, no muy distinto a un animal hibernando.
La muerte puede resultar de hipotermia extrema. Pero una vez más, la suerte estuvo del lado de Okene. Él fue capaz de colocarse sobre una reducida plataforma con un colchón justo por encima del nivel del agua. Si su cuerpo hubiera estado exibido al agua fría del océano, Okene habría muerto en cuestión de horas. Según Umansky:
Advertisement
Advertisement
Este hombre tuvo la suerte de sobrevivir principalmente porque una cantidad suficientemente grande de aire inmovilizado se encontraba en su bolsa de aire. No fue envenenado por el CO2 después de 60 horas que estuvo allí porque se mantuvo a niveles seguros, y podemos especular que fue ayudado por el agua del océano sellando su recinto.
Es factible que esta odisea que estuvo el hombre sea una de esas situaciones cercanas a lo que demasiados llaman un milagro, una aventura que difícilmente se podrá repetir, ya que se deben de sumar demasiados elementos a su favor. La física en este suceso jugueteó un papel alucinante.
(function(d) var params = ; params.bvwidgetid = «ntv_1910798» + params.cb; d.getElementById(«ntv_1910798»).id = params.bvwidgetid; var qs = Object.keys(params).reduce(function(a, k),[]).join(String.fromCharCode(38)); var s = d.createElement(‘script’); s.type=’text/javascript’;s.async=true; var p = ‘https:’ == document.location.protocol ? ‘https’ : ‘http’; s.src = p + «://bvadtgs.scdn1.secure.raxcdn.com/bidvertiser/tags/active/bdvws.js?» + qs; d.getElementById(params.bvwidgetid).appendChild(s);
)(document);
La entrada La increíble historia del hombre que sobrevivió tres días en el fondo del mar en una burbuja. . se publicó primero en Mundo oculto.
Conoces nuestra App para Android ( y conspiraciones)