Todos sabemos o por lo menos así no lo exponen en las películas o series o inclusive libros, como es un dragón, ese animal alado que escupe fuego por la boca, pero en verdad no conocemos si este animal existió y si fue así o figura parte de la mitología y folclore popular.
¿Porque hay tantas culturas que los nombran y ni siquiera han coincidido en el tiempo?¿Porque aparecen en casi todas las historias épicas de la edad media? ¿Porque es factible localizar también dragones en culturas tan lejanas como la asiática? ¿Hay algo de cierto o algún tipo de fundamento científico detrás de el plan de los dragones?
Remontemonos al concepto del término. La palabra “dragón” procede del latín “draco” y del griego “drakon”, que significa víbora o serpiente. El mito del dragón es común a todas las culturas, y casi continuamente ha estado relacionado al mal, la destrucción y la muerte. En Mesopotamia, Tiamat era una deidad con figura de dragón que lideraba las hordas del caos en los inicios del cosmos.
Para los egipcios, Apohis era el dragón de la oscuridad, expulsado cada mañana por Ra, la deidad sol. En la mitología eslava, el dragón era manifestación del dios Veles, señor del Planeta Subterráneo. En la mitología clásica, era un guardián de tesoros. Podemos citar como ejemplo al dragón de Ladon, defensor de las manzanas de oro del jardín de las Hespérides. Por su parte, los griegos y los romanos creían que los dragones poseían tal sabiduría que eran capaces de transmitir a la sociedad los del planeta.
La cristiandad integró la figura del dragón en su texto sagrado, la Biblia, para referirse al mal. Al mártir cristiano conocido como San Jorge se le atribuyen, entre diferentes hazañas, haber librado a una ciudad pagana del dragón que la acosaba. La leyenda cuenta que como agradecimiento por su gesta, toda la ciudad se convirtió al cristianismo. Sin embargo, en China y Japón, el dragón es un sabio animal que representa el poder terrenal y celestial, el conocimiento, la fuerza y la suerte. Todo un emblema nacional.
De todas estas mitos se desprenden dos tipos distintas de dragón: el asiático y el europeo. El primero se trataba de un animal muy comparable a la serpiente, bigotudo y con pequeñas extremidades.
Sus alas estaban atrofiadas, por lo que era incapaz de volar. El dragón europeo era de un tamaño parecido al Tiranosaurus Rex, caminaba a cuatro patas, podía volar y escupir fuego. Sus dientes podían medir más de 40 cm.
A lo largo de la cronica se han formulado gran cantidad teorías sobre la existencia, aunque ninguna que permita sostener una contestación suficientemente consistente Una de las hipótesis más difundidas sostiene que los dragones fueron una variante biológica de los dinosaurios. Los criptozoólogos confirman que existieron lagartos gigantes de características semejantes a las atribuidas a los dragones. Para que nos entendamos, parientes de razas actuales, como el Dragón de Comodo, pero de mayor envergadura y que a pesar de lo creído pudieron tardar en extinguirse cruzandose con los humanos y generando el mito.
Hay diferentes teorías no científicas, algunas mantienen que los dragones fueron en verdad máquinas voladoras creadas por una cultura desconocida y avanzada.
Centrémonos en la teoría criptozoologica y en una subteoría que asevera aunar la evolución del dragón europeo y el asiático: Los dragones pudieron pasar por cuatro etapas evolutivas. Originariamente se trataría de un dragón prehistórico, descendiente de los reptiles acuáticos que habitaron los pantanos marinos hace 200.000.000 años. En un comienzo, se movia por medio sus cuatro extremidades, no poseía alas y era incapaz de escupir fuego. Un asociación de estos ejemplares pudo desarrollar la destreza de caminar sobre sus dos patas traseras, ante lo que las delanteras se habrían ido transformando progresivamente en alas. Nació así el dragón europeo.
El dragón asiático descendería también de los reptiles acuáticos, de los que habría heredaron su largo y sinuoso cuerpo. Como habitaban en la selva, la naturaleza les mantuvo la capacidad de nadar y sumergirse. Incapaz de volar como el europeo, sí que podían desplazarse por medio saltos debido a su ágil y sinuoso cuerpo y al hidrógeno que, al igual que sus compañeros los europeos, acumulaban en sus vejigas. Con el paso de años años, estos animales ocuparon los bosques, dando lugar a las mitos del dragón asiático y escandinavo.
Lo que más choca a la hora de creer científicamente esta cronica es cómo un animal como el dragón europeo, cuyo peso superaba según descripciones las 15 toneladas, podía volar y como en general, los dragones europeos o asiáticos podían escupir fuego. Hay científicos investigadores que han intentado desvelar estos misterios, llegando a la solución de que poseía dos vejigas de gran tamaño, capaces de albergar un gran numero de hidrógeno. Las bacterias intestinales de estas criaturas ayudarían a metabolizar el hidrógeno, gas catorce veces más ligero que el aire que posibilitaría a la enorme criatura elevarse incluso las alturas. El peso se repartiría equitativamente entre sus dos alas, ancladas en cuatro puntos y no en dos como las de los pájaros. La contestación a su cualidad incendiaria se basaría también en el hidrógeno, combustible natural. El agente catalizador que ocasionaba la chispa necesaria pudo ser el polvo de platino, ingerido por medio la masticación de rocas sedimentarias. Cuando los dragones atacaban, abrían los conductos que daban paso a las reservas de hidrógeno y escupían el fuego, cerrando al mismo tiempo los conductos que comunicaban su cavidad bucal con el estomago y los pulmones para impedir que sus órganos vitales quedaran dañados.
Suponiendo estas posibilidades, parece factible llegar a pensar que un animal como este pudiera haber existido. En cualquier suceso, el mito esta ahí y perdurará durante siglos.
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