los enigmas de la levitacion desde antiguos santos hasta civilizaciones ancestraleslos enigmas de la levitacion desde antiguos santos hasta civilizaciones ancestrales

Según indican centenares de registros históricos, los incas, los esquimales, los viejos chinos, los ninjas de Japón, los yoguis de la India, los yurok de California y ciertos santos cristianos fueron conocedores del arte de la levitación y de los misterios imprescindibles para hacer vuelos de duración muy diversa. En el siglo pasado además hubo personas a quienes se les atribuyó el poder de flotar a la vista de todos y, incluso en el presente, se conocen grabaciones y fotografías que pretenden confirmar la autenticidad del fenómeno. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto?

Los enigmas de la levitación: Desde antiguos santos hasta civilizaciones ancestrales

Los viejos chinos hablaban de personas capaces de venir de cualquier lugar y desaparecer sin dejar rastro. se comenta que demasiados grandes maestros eran capaces de viajar una separación de miles de millas en cuestión de segundos. El fenómeno era tan popular en la antigüedad que los chinos inclusive le asignaron un nombre: «Bairi Feisheng», que significa «volar a plena luz del día». Uno de los sucesos más conocidos fue el del monje Fo Mile, conocido como Milarepa, quien según diferentes crónicas vivió y alcanzó la iluminación a principios del milenio pasado. se comenta que Fo Mile era observado con frecuencia por los hombres que trabajaban el campo mientras atravesaba el firmamento de un lado a otro a gran velocidad.

Otra famosa anécdota cuenta que un día el Emperador de China le ordenó al sabio Lao Tse inclinarse ante él, ya que como soberano poseía la capacidad de hacerle rico o pobre y de elevar o bajar su estatus social. Sin inmutarse, el sabio empezó a levitar lentamente incluso cierta altura para despues decir: «Majestad, ¿cómo puedo estar sujeto a tu soberanía estando aquí entre el firmamento y la tierra? ¿Cómo puedes hacerme rico o pobre o hacerme de una clase superior o inferior?»

Gran cantidad culturas aborígenes además hablaban de la capacidad de levitar o de hacer vuelos en trance. Inclusive hay quienes dicen que la única explicación del origen de las líneas localizadas en Nazca y diferentes partes del planeta (dibujos gigantescos que solo pueden ser apreciados desde el aire) radica en que los viejos disponían de la capacidad natural e innata de volar a gran altura. En Oriente Medio, como ejemplo, los beduinos sostienen que los centenares de grandes ruedas dibujadas milenios atrás sobre sus tierras son «obras de los viejos», sin conocer específicamente el motivo ni el procedimiento por el que fueron trazadas.

Los indígenas de la América precolombina contaban historias semejantes. El cronista español Juan Polo de Ondegardo, quien documentó la figura de vida de los incas en el siglo XVI, escribió que los sacerdotes de Cuzco podían volar sobre la copa de los árboles. Exactos poderes se han documentado sobre de los brujos de la tribu de los Inuit (esquimales).

Los enigmas de la levitación: Desde antiguos santos hasta civilizaciones ancestrales

El cronista español Juan Polo de Ondegardo escribió que los sacerdotes incas de Cuzco podían volar sobre la copa de los árboles. En la imagen, ilustración del Inti Raimi, aparecida en el texto «Nueva crónica y buen gobierno» (1615) de Guamán Poma De Ayala.

Todos estos sucesos parecen insinuar que en la antigüedad existían factores que facilitaban el desarrollo de una capacidad que los humanos poseían en estado latente. Varios opinan que mencionado fenómeno podía darse porque los valores morales de la sociedad incluso no habían caído incluso el estrepitoso nivel actual, o porque la carencia de tecnologías obligaba a la mente a rastrear caminos alternativos para facilitarles la existencia.

Frente a éstos, los investigadores modernos aducen que los testimonios y documentos recolectados durante años por los cronistas e historiadores de todo el planeta no tienen fiabilidad, aseverando que resulta imposible que el cuerpo humano, un cuerpo compuesto de partículas con un peso determinado, pueda transgredir de algún modo las leyes de la física conocida. sin embargo, anteriormente de inventarse los aviones la ciencia además había declarado de figura unánime y terminante que ninguna máquina más pesada que el aire podría llegar a volar jamás.

Los relatos históricos además comprenden los inexplicables sucesos de los santos voladores

Santa Teresa de Ávila (1515-1582) fue fundadora de la orden católica de las Carmelitas Descalzas. La primera vez que Santa Teresa tuvo uno de sus singulares episodios fue durante su juventud, mientras se hallaba cantando en el coro de la iglesia. Sin darse cuenta, Teresa empezó a elevarse incluso llegar a los tres metros de altura y continuó de rodillas, entonando aun los cantos místicos, mientras todos miraban asombrados. Como casi todas las figuras del cristianismo a las que se atribuyen levitaciones, Teresa de Ávila no gozaba de tal don, sino que se resistía con humildad y miedo a lo que ella llamaba «sus ataques». Con frecuencia se tiraba al piso y rogaba a sus compañeras que la sujetasen para impedir así su vuelo. Tal era su esmero, que un día levantó además con ella a una superiora que intentaba ayudarla a bajar.

Al igual que Santa Teresa, diferentes 200 santos cristianos habrían gozado –o padecido– la capacidad de elevarse por los aires. Demasiados de estos sucesos se hallan extensamente documentados, ya que se producían con cierta frecuencia y ante multitud de declarantes. San Francisco de Asís, San Juan de la Cruz, Santo Tomás de Aquino y San José de Cupertino se hallan entre los «santos voladores» más conocidos. Pero además además hay documentación de diferentes centenares de sucesos de místicos que no llegaron a ser canonizados.

Otro relato nos cuenta que Gemma de Galgani, una santa italiana nacida en 1878, era tan conocida por el arte de su vuelo que un día el sacerdote Constanzo Salvi le pidió por favor que limpiara las vidrieras del santuario que por su altura resultaban inaccesibles. Por esta petición Gemma se sintió tan ofendida que jamás más se volvió a tener noticia de una levitación suya.

Los enigmas de la levitación: Desde antiguos santos hasta civilizaciones ancestrales

Retrato del año 1901 de Santa Gemma de Galgani, famosa por su desarrollada capacidad para volar y levitar.

De los santos voladores, el italiano José de Cupertino (1603-1663) fue el más prolífico del que se tiene conocimiento. Considerado el «patrono de los aviadores», a José de Cupertino se le atribuyen varios centenares de vuelos de toda altura, duración y condición. Miles de personas fueron declarantes de sus vuelos a plena luz del día: una osadía que le valió demasiados sufrimientos y castigos en plena era de la Inquisición. Según las crónicas, el santo volador poseía una capacidad intelectual muy por debajo del promedio, lo que le llevó, en un comienzo, a no ser aceptado por los franciscanos y a ser rechazado por la orden de los capuchinos a los ocho meses de haber ingresado. en cambio, los monjes reconocieron la sobresaliente devoción de José por su fe en Cristo.

Los registros manifiestan que José de Cupertino voló frente a gran cantidad de las más respetadas autoridades de Europa, ante creyentes y tambien ante los más escépticos. En más de una oportunidad además habría elevado consigo a quien quiso mantenerlo en el suelo. Tanto es así que un día, tras un presunto vuelo en la Capilla del Santo Oficio, José fue arrestado y enviado a Roma para que lo conociese el papa Urbano VIII, quien se mostraba escéptico ante los supuestos milagros del monje. Una vez ante él, José se arrodilló y besó el pie del pontífice para despues ascender y tocar el firmamento raso con su cuerpo: solo bajó cuando el Papa se lo hubo ordenado.

Las historias de santos voladores son tantas y tan curiosas que es complicado soñar que tantos declarantes hayan podido ser engañados en tantas ocasiones distintas. Inclusive en Argentina se pueden localizar historias de religiosos voladores, como fue el suceso de un sacerdote de apellido Suárez que vivió en Santa Cruz a principios del siglo pasado.

Misterios y Conspiraciones

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Por Sandra