La inverosimil cronica que une un supuesto avistamiento OVNI en Madrid

La inverosimil cronica que une un supuesto avistamiento OVNI en Madrid con una serie de …

Todo empezó el 6 de febrero de 1966 en el madrileño barrio de Aluche, cuando presuntamente un platillo volante surcó el cielo la zona y dejó boquiabiertos a varios de sus vecinos. 

“Los declarantes, sin duda quemados por tantas y tantas historias como se han mencionado sobre de los platillos volantes, no han querido asegurar que se trate de uno de estos artilugios. Pero confirman rotundamente y coinciden en decir que no era ni un avión ni un helicóptero”, afirmaba el diario El Suceso el día 7 de febrero al mismo tiempo que añadía que,“por nuestra parte ni afirmamos ni negamos este relato que, una vez más, puede llevar a los campos de las historias de la ciencia-ficción. El hecho concreto e innegable es que hay dos declarantes y una porción de terreno chamuscado que hablan de la aparición de un raro objeto volador ayer domingo en Madrid”. 

Tras el supuesto avistamiento OVNI todo el planeta aparentaba sorprendido, pero existía un asociación de personas en la capital de España que cada semana se reunía en un viejo café a escasos metros de la Plaza de Cibeles a los que la noticia no les sorprendió lo más mínimo, tal y como recoge Eduardo Bravo en el Diario El País. Ese asociación de personas eran las que conformaban la Sociedad de los Amigos del Cosmos BURU, que cada semana se reunían en el citado café madrileño para en sus tertulias llamadas ‘La Ballena Alegre’, hablar de objetos volantes no identificados y vida extraterrestre.

Dicha Sociedad había sido creada por Fernando Sesma y según afirmaban a sus manos estaban empezando a llegar desde hacía un tiempo “mensajes mecanografiados remitidos por entes alienigenas originarios de un mundo al que llamaban Ummo”, señala Bravo en El País, en los cuales “compartían sus conocimientos investigadores con los terrícolas, les hablaban de su mundo, les informaban de que varios de ellos vivían en la Tierra al lado a los humanos y que, además del aterrizaje de Aluche de 1966, una nave ummita sería evidente unos meses más tarde en San José de Valderas, además en Madrid”.

Y así fue, ya que según varios declarantes y algunas publicaciones en prensa de la era, el 1 de junio de 1967 una nave circular surcó el cielo los castillos de la población y en su parte inferior podía observarse el mismo signo con el que los Ummitas firmaban sus cartas mecanografiadas enviadas a la Sociedad de los Amigos del Cosmos BURU; dos paréntesis enfrentados y el signo de la suma )+(

Tras el avistamiento y según recoge El País en la redacción rubricada por Eduardo Bravo, el teléfono de la redacción del diario Informaciones sonó y al otro lado del hilo, una persona que no quiso decir su nombre, le apuntó al reportero Antonio San Antonio que había dejado un sobre a su nombre en una tienda de Carabanchel con varias imagenes del acontecimiento OVNI. San Antonio se dirigió por lo tanto a la citada tienda y efectivamente, un sobre con varios negativos en su interior le esperaba a su llegada. Tras desvelar las imagenes, Antonio San Antonio publicó la noticia en el diario Informaciones con el titular ‘¿Platillos volantes en Madrid?’.

A partir de aquí, los medios de comunicación de la era empezaron a seguir de cerca los sucesos de supuestos avistamientos y el debate sobre su veracidad o no llenó centenares de páginas e hizo correr ríos de tinta entre ‘investigadores’ en la materia que se decantaban hacia el sí y diferentes, éstos los menos, los que lo hacían hacia el no.

La leyenda ummita fue creciendo así cuan bola de nieve y tambien afirmaban que estos entes alienigenas se comunicaban con sus seguidores aquí en la Tierra a través de textos mecanografiados que decían haber llegado desde Ummo y en los que revelaban sus ideales, sus intenciones y varios de sus misterios. Es precisamente en estos textos donde Albacete cobra importancia para los ummitas y en esta cronica.

Según afirmaban sus adeptos que recogían dichos textos ummitas, era en nuestra ciudad donde los alienigenas habían decidido instalar su laboratorio incognito en el que poder realizar experimentos, tal y como señala Eduardo Bravo en El País, y mencionado laboratorio habría estado situado concretamente en un palacete perteneciente a Margarita Ruiz de Lihory, aristócrata y espía y protagonista de un notable capítulo en la cronica negra de Albacete con el conocido suceso de ‘La Mano Cortada’.

Precisamente y por ese suceso, tras haber mutilado el cadáver de su hija al amputarle una mano, la lengua y los ojos, Margarita cumplía condena en un centro psiquiátrico de Aluche cuando se produjo el presunto avistamiento de 1966, pero según los citados textos alienigenas este hecho no había sido cometido por Margarita sino por los ummitas, “después de que los experimentos biológicos que desarrollaban en Albacete contaminaran el cuerpo de la adolescente Margot y se vieran obligados a tomar esas drásticas medidas para evitar que el contagio se extendiera entre la población”, según recoge Eduardo Bravo en El país, en lo que fue “un inesperado giro de guion que, de repente, convertía unos entes de naturaleza fantástica en autores de un acontecimiento real ocurrido en Albacete que había conmocionado a la sociedad española”.

Debido a detalles como este, el tema Ummo fue calando poco a poco entre los aficionados a la ufología y extraña era la semana o el mes en que Ummo no aparecía mencionado en proyectos como Más allá, de Fernando Jiménez del Oso; Madrugada en la SER, de Antonio José Alés, o en revistas como Paraciencia, Más allá de medianoche, Karma 7, Stendek, Planeta desconocido u Horizonte.

Fue en la era de los años 90 cuando jóvenes periodistas que habían crecido durante su infancia y juventud escuchando todo tipo de relatos sobre los ummitas empezaron a poner en duda la veracidad de estos hechos, cobrando principal importancia la figura de Manuel Carballal tras encararse con el que demasiados ya consideraban como el creador del engaño ummita; José Luis Jordán Peña.

Según recoge El País, Caraball, que colaboraba en una revista relacionada con la Guardia Civil, contactó con Jordán Peña y este, creyendo erróneamente que Carballal era un miembro de la benemérita, aceptó reunirse con él y confesar que había sido el inventor de todo ese suceso ufológico. “He sido el creador de Ummo. Es un experimento que hice para investigar la credulidad del hombre, pero se me fue de las manos”, reconocía Jordán Peña a Carballal. “Fue un fallo mío. Estoy arrepentido. Mi intención fue realizar creer que existía un asociación de alienigenas que habían llegado incluso Francia y desde allí se extendieron a España, Sudamérica, etcétera. Pero es preciso decir que no hacía alusión a ninguna secta. Los creyentes eran libres de creer o no. Lo que pasa es que, con el tiempo, algunas personas se han fanatizado con Ummo y lo han convertido en una secta. Una cosa que no era peligrosa la hicieron peligrosa”.

Jordán Peña falleció en 2014 y según señala Eduardo Bravo, “para complicar más el tema y en contra de lo que habría cabido esperar, las comunicaciones ummitas no cesaron tras el deceso de Jordán Peña y a día de hoy, siguen llegando cartas y mensajes”.