Los viejos relatos extraídos del Nuevo Testamento en la Biblia cuentan demasiados milagros realizados por Jesucristo, entre ellos revivir a muertos, curar enfermos, convertir agua en vino, multiplicar alimentos, etc.. No nos extrañaría que un personaje tan divino como Jesús haya podido realizar diversos actos que nuestra mente gran cantidad veces no puede concebir.
El texto, escrito en lenguaje copto, explica a Poncio Pilato como un fiel discípulo y no como traidor. Cuenta una cena que mantuvieron con Jesús anteriormente de la crucifixión, en la que Pilato ofreció a su propio hijo para ser sacrificado en lugar del mesías.
igualmente explica por qué Judas debió besar a Jesús para identificarlo ante los romanos: según el texto, Jesús era capaz de cambiar de apariencia física. asimismo, sostiene que Jesucristo fue arrestado un martes y no un jueves, como se estima hoy en dia.
Por lo tanto los judíos dijeron a Judas: ¿cómo lo arrestaremos, si no tiene una única figura, sino que su apariencia cambia? Algunas veces es negro, diferentes veces es blanco, diferentes es rojo, algunas veces tiene el color del trigo, algunas veces es pálido… algunas veces es adolescente, diferentes veces es un hombre viejo…”
Según ha podido traducir el maestro Roelof van den Broek, de la Universidad de Utrecht en los Naciones Bajos, un antiguo manuscrito egipcio escrito en copto y datado en hace 1.200 años aproximadamente, ha desvelado varios datos incluso actualmente desconocidos sobre la personalidad del propio Jesús y de varios hechos acontecidos previamente a la noche que fue apresado para ser llevado a la cruz.
El descubrimiento del texto no significa que estos acontecimientos ocurrieron, sino que algunas personas que vivían en aquel instante parecen haber creído en ellos, manifestó Roelof van den Broek, que publicó la transcripción en el texto «Pseudo-Cyril of Jerusalem on the Life and the Passion of Christ» (Brill, 2013).
Y así además consta en otra parte del manuscrito en la que cuenta un asombroso y previo encuentro entre Poncio Pilatos y Jesús unos días anteriormente en la propia casa del prefecto romano, donde cenaron juntos y en el que éste le ofreció el sacrificar a su propio hijo, Jesús declinó el ofrecimiento y agradeció el gesto, indicándole que él podía asumir ese sacrificio y se volvió incorpóreo ante los ojos de Pilato.
‘La última cena’ de Leonardo da Vinci. Un manuscrito recién descifrado asevera que Jesús podía cambiar de figura a voluntad y, de hecho, tuvo su última cena con Poncio Pilato, el prefecto romano que lo condenó a muerte.
A pesar de las nuevas evidencias que ofrece el manuscrito desvelado hace un siglo pero que ha permanecido en manos de un coleccionista privado incluso hace poco, el propio maestro van den Broek asevera que no todos los hechos tenían que haber sucedido de este otro modo, apuntando que algunas de ellas llegaron a través de boca en boca de los que vivieron en esa era para ser recolectados unos siglos más tarde.
Cabe destacar que en la Iglesia Copta existía cierta devoción hacia la figura de Poncio Pilato, lo que no es de extrañar que a través de los textos realizadas por aquel por lo tanto se le alabase y quedase en buen lugar y no la visión sobre él que el cristianismo ha mostrado a lo largo de la cronica.
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