Para el ensayo, Haun y sus colegas inspeccionaron las respuestas de 18 niños, todos de 2 años de edad, 12 chimpancés y 12 orangutanes, a los que se recompensaba al realizar determinadas tareas. Cada uno de ellos recibió una caja que disponía de tres secciones separadas, cada una con un agujero en la parte superior. Se introducía una bola, que podía caer en cualquiera de las tres secciones; pero unicamente una de las opciones daba recompensa. Si la bola caía en el agujero correcto, los monos recibían cacahuetes y los niños chocolate. Los expertos dieron a los participantes tiempo para jugar con su caja y entrenarse, con el fin de que fueran descubriendo qué agujero produciría la recompensa. Después, tres compañeros que habían sido entrenados aparte para que eligieran siempre una determinada sección de la caja, que era distinto de la preferida por los distintos participantes, introducían una bola en la caja, mientras los niños o los simios los miraban. Luego, los participantes tenían que elegir en qué agujero introducían la bola. Curiosamente, mientras los niños renunciaban a sus planes originales y procedían a imitar las decisiones de sus compañeros, los simios hacían suceso omiso a la presión de sus compañeros y mantenían su seleccion original, aquella que ellos sabían que ofrecía una gratificación. Por lo tanto, los niños humanos eran más propensos a ajustar su comportamiento al de la mayoría de sus compañeros, mientras los simios, casi siempre seguían su propio criterio y su plan original. Un ensayo anterior sobre la conformidad ofreció resultados parecidas: los preescolares cedían a la presión social desde temprana edad. Pero Haun estima que la conformidad no tiene siempre connotaciones negativas; de hecho, estima que nos puede ayudar. El hecho es que hay aspectos tanto positivos como negativos en la conformidad y en la no conformidad, pero tal vez lo que acabamos de revelar es que la conformidad se expresa como resultado de la naturaleza humana, a veces inconscientemente y a partir de muy temprana edad. Algo que por lo observado, parece diferenciarnos de los primates. “Esto no significa que la conformidad sea la mejor opción en todas las circunstancias. La conformidad puede ser buena o mala, útil o inútil, adecuada o inadecuada, tanto para los individuos, como para los grupos en los que viven” asevera Haun. “Pero el hecho es que tendemos a conformamos con mucha frecuencia y que la sociabilidad humana sería muy distinto sin ella. Nuestra investigación muestra que niños de tan sólo dos años de edad se ajustan a los criterios de los demás, mientras que los chimpancés y los orangutanes prefieren seguir con lo que conocen”
Comentario del Robot: mucha gente verá en este ensayo una demostración del alto nivel de sociabilidad del ser humano y las ventajas que esto comporta. Pero debemos recordar que los simios además son capaces de crear grupos altamente socializados, cuya complejidad es menor a la nuestra debido a su grado de evolución. ¿Conformarse con las decisiones de la mayoria, aunque sean incorrectas es un indicativo de mayor nivel evolutivo?
¿O quizás es indicativo de que los humanos somos cada vez más borregos? Verdaderamente da que pensar…-
from otra realidad
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