A pesar de que cada vez aumentan las razones comerciales y científicas que tienen grandes planes para la Luna, nuestro vecino más cercano dolorosamente desolado jamás se parecerá a la Tierra, debido a que jamás podrá ser terraformado. En su lugar, siempre será preservado como una declaración del gran y enigmatico pasado de nuestro sistema solar.
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A pesar de que existen planes para convertir a la Luna en un tipo de Base comercial, científica y / o minera permanente con la que Arthur C. Clarke solía soñar, con cada año que pasa, se hace cada vez más claro que la Luna todavía tiene demasiado que enseñarnos sobre de nuestro Sistema Solar interior.
Después de todo el paradigma actual es que nuestra Tierra y Marte impactaron con una masa planetaria de similar tamaño, llamado Theia, hace más de 4,5 mil millones de años. Producto de esta colisión, la Luna se colocó en la órbita terrestre, y despues sufrió diferentes golpes desde la época de nuestro Sistema Solar temprano. Es decir, un período de impactos planetarios pesados tuvieron lugar durante 300 millones de años, generando la formación de gran cantidad de las grandes cuencas de colisión de la Luna que aún caracterizan su superficie.
«Encuentro que todo el concepto de ‘terraformación’ es ridículo, siendo un claro ejemplo de arrogancia en una escala planetaria», manifestó Paul Spudis, un científico planetario del Instituto Lunar y Planetario (LPI) en Houston. «No entendemos aún totalmente cómo funciona la Tierra ¿y vamos a crear un segundo mundo?»
Pero eso no impide que se edifiquen bases permanentes, así como telescopios robóticos en su superficie. Aún así, eso está muy lejos de realizarse.
¿Y por qué molestarse en terraformar la Luna?
Una sociedad capaz de terraformar eficientemente un cuerpo tan grande como la Luna sencillamente podría construir con la misma facilidad hábitats espaciales del tipo L5 en el cosmos cislunar, es decir, en el volumen orbital entre la Tierra y la Luna. en cambio, puede haber unos escasos impedimentos legales para la terraformación lunar.
Incluso el instante, existen gran cantidad restricciones legales en relación a las actividades humanas sobre la superficie lunar, como ha sido indicado por la Comunidad Internacional en el Tratado del Cosmos Exterior de 1967 y el Acuerdo sobre la Luna de 1979.
Uno de los principales contratiempos es, lo que dice Spudis: «La baja gravedad de la Luna podría crear contratiempos para la retención de la atmósfera, pero lo que es peor, la Luna no tiene un campo magnético global para contener a la erosión del viento solar de la atmósfera y defender la superficie de la radiación.»
Y también hay una razón filosófica asombroso para mantenerla como está. La Luna es el objeto astronómico más accesibles en nuestros cielos nocturnos. Como tal, sirve como un recordatorio periódico de cuán impredecibles y casual es nuestro universo, de hecho, nuestro propio sistema solar interior, al parecer así.
Si alguien viene y altera la Luna a través de la terraformación, sería una maravilla, pero eso no quiere decir que sea una gran idea.
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