Con este nombre se conocía una piedra sagrada, seguramente de origen meteórico, que existe en Heliópolis y que venía a representar la colina primordial de donde surgía el planeta.
La Piedra Benben es una reliquia que figura parte de la mitología del antiguo Egipto. se dice de esta mítica piedra que estaba alojada en el pasado en un santuario del complejo de templos dedicado al dios -Atón en Heliópolis. La Piedra -Benben es conocida también como término arquitectónico, ya que es el nombre que se da a la punta de un obelisco o a la piedra que remata la cúspide de una pirámide. Este elemento arquitectónico también es conocido como -pyramidion (en plural pyramidia).
En la mitología del antiguo Egipto existen diferentes relatos sobre la creación del planeta. Uno de ellos está concentrado en la deidad Atón, y tuvo su origen en la ciudad de Heliópolis. Según esta versión de la creación del planeta, Atón dotó de esencia al cosmos. En un comienzo, no existía nada sino oscuridad y caos. Fue de las oscuras aguas de donde surgió la colina primordial, conocida como Piedra Benben, en cuya cuspide se alzaba -Atón. Al nacer la Piedra Benben de las aguas primordiales, varios historiadores han sugerido que esta palabra podría estar relacionada con el verbo «weben», el jeroglífico egipcio que significa «alzarse».
Dios Atum, primer Texto de las Respiraciones de Usirur
Según otra interpretación, la piedra -Benben era la colina primordial sobre la que Atón descendió en un comienzo. La deidad miró alrededor suyo y se percató de que no había nada excepto oscuridad y caos, observando que estaba solo. Deseoso de tener compañía, Atón dio inicio a la creación. En algunas versiones del mito, -Atón se masturbaba, y por medio este acto creaba a Shu (dios del aire) y Tefnut (deidad de la humedad). En diferentes versiones del relato, estas deidades surgían al copular -Atón con su propia sombra. Tras su nacimiento, Shu y Tefnut dejaban a Atón en la Piedra -Benben y se marchaban a crear el resto del planeta.
Cuenta la leyenda que, después de cierto tiempo, Atón se sintió inquieto por sus descendientes. De este modo, se arrancó un ojo y lo envió en su búsqueda. Shu y Tefnut regresaron con el ojo de su padre, y la deidad, al ver a sus descendientes de nuevo, derramó lágrimas de alegría.
Piramidión de Hori, Imperio Nuevo, Dinastía XVIII, 1350 a. C., piedra caliza
Estas lágrimas, que cayeron sobre la piedra Benben en la que estaba Atón, se transformaron en los primeros entes humanos. igualmente, la Piedra Benben era considerada un objeto sagrado, custodiado en el pasado en un santuario especial conocido como el hwt Benben, que se podría traducir como «La Casa del Benben». Esta reliquia estaba en lo más hondo del santuario de Heliópolis, del que Atón era la deidad principal, constituyendo su centro sagrado.
por lo visto, la piedra original, objeto de culto, se perdió en algún instante de la cronica. sin embargo, basándose en sus representaciones pictóricas, varios expertos han sugerido que se trataba de una piedra vertical cuya cuspide era redondeada. Según otra hipótesis, con el tiempo diferentes templos solares albergaron sus propias piedras Benben. Por ejemplo, según viejos documentos, el santuario de -Atón de El-Amarna/Aketatón, erigido por Akenatón en el siglo XIV a. C., poseía su propia piedra -Benben.
Piramidión del escriba real Pauty, Saqqara
Además de ser el nombre de un antiguo objeto de culto, la piedra Benben también es un término que explica un elemento arquitectónico del antiguo Egipto. En lengua egipcia se denominaba a este elemento «benbenet» (femenino de «benben»), aunque en el presente es más conocido por la palabra de origen griego piramidión. Este término se utiliza para designar a la piedra que corona la cuspide de una pirámide o también de un obelisco. Al parecer que en el primer suceso el piramidión estaba e veces recubierto de oro o electrum (aleación de oro y plata).
Cúspide del obelisco de Luxor, recubierta de oro
Han sobrevivido incluso nuestros días diferentes piramidiones, la mayoría de los cuales pueden contemplarse en museos. Uno de ellos, por ejemplo, es el piramidión que remataba en su época la pirámide de -Amenemhat III, faraón de la dinastía XII. Este piramidión se encuentra exibido en el presente en el Museo Egipcio de El Cairo.
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