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Liber Monstruorum: el texto de los monstruos de la Edad Media.

Si existe algo que tenemos en común con nuestros ancestros de la Edad Media es que nos encantan los monstruos. Indicios de esa fascinación se observan en incontables libros prohibidos, pero uno en particular, el Liber Monstruorum o Texto de los Monstruos, los supera a todos.

El Liber Monstrorum es un texto de principios del siglo VIII que cataloga una de las más impresionantes listas de seres fantásticos de la Edad Media. Varios lo vinculan con el erudito anglosajón Aldhelm (639-709), también conocido como el abad Anselmo. Diferentes, en cambio, deducen una redacción cooperativa entre las mentes más inflamadas del período.

Si bien entre nosotros, los residentes del siglo XXI, y la gente de la Edad Media, coincidimos en la atracción por los monstruos, también es cierto que manejamos ideas distintos sobre de qué es un monstruo.

Por ejemplo, de los libros medievales sobre de criaturas insólitas podemos entender que un monstruo solo puede ser considerado como tal si su ubicación coincide con un territorio inexplorado. Uno podía encontrarse con un troll, un elfo, un duende, un gnomo o unhada, en el bosque más cercano a la aldea, y no clasificarlo como monstruo.

Los monstruos son, al menos para el naturalismo medieval, criaturas salvajes que pertenecen al orden de la naturaleza pero que viven en regiones alejadas de la civilización. Para nosotros, en cambio, los monstruos son precisamente aquellos entes imposibles que podrían convivir con nosotros en el plano real, dejando a las criaturas remotas entre un amplio catálogo las rarezas zoológicas aún no descubiertas.

El Liber Monstruorum se construye a partir de esa creencia, es decir, que los monstruosviven en países remotos que aún no han sido explorados. En este sentido, el Liber Monstruorum no crea sus propios monstruos, sino que recopila los mitos y leyendas sobre de estos entes fantásticos; varios de los cuales aparecen en diferentes libros de la Edad Media, entre ellos, el Beowulf.

Para justificar los informes de monstruosforáneos, el Liber Monstruorum admite algunas evidencias cuestionables, por ejemplo, cartas apócrifas de Alejandro Magno, donde explica criaturas muy inusuales en su conquista del Este; así como pedazos del Beowulf, en particular aquellos que denuncian los hábitos maliciosos de Grendel, aquel troll infame que el héroe asesina arrancándole un brazo.

Desde ya que las fuentes del Liber Monstruorum también admiten la influjo de los mitos griegos, de tal modo que sus páginas insisten en explicar la naturaleza de entes ampliamente conocidos como lassirenasfaunossátirosarpíasbasiliscos,lamiasErinias, Euménides y Furias; pero también revelan la identidad de monstruosmás elusivos, como Groac’h, la bruja de Hansel y Gretel; o inclusive de Glog, el cazador de monstruos de la Edad Media.

Repasemos por lo tanto los cinco monstruosmás infrecuentes citados en el Liber Monstruorum:

5- Cinocéfalos: los hombres con cabeza de perro.

Cinocéfalo (del griego: κῠνοκέφᾰλοι) significa literalmente «cabeza de perro». ElLiber Monstruorum(p.269) aclara que estas criaturas semihumanas proceden de la India, aunque lo más probable es que se los hayan malinterpretado a partir de las imágenes y estatuas egipcias de Anubis.

Los cinocéfalos son monstruos gran cantidad increíbles, admitámoslo, en cambio, también se inscriben entre las creencias católicas más antiguas.

De hecho, San Cristóbal suele ser representado con cabeza de perro. por lo visto, anteriormente de conocer a Jesús, el santo anduvo entre los cananeos, es decir, entre los canes de Canáan, de los cuales aprendió comportamientos poco delicados como ladrarle a la luna y comer carne humana.

4- Monópodos: los hombres de un solo pie.

Los Monópodos —también conocidos como Sciápodos—, literalmente «un pie», son monstruos mitológicos de aspecto humano pero con un solo pie, e veces tan grande y ancho que se lo utiliza para darse sombra. Esta extraña funcionalidad les ganó el epíteto de Skiapodos, los «pie-sombra».

El Liber Monstruorum (p.269) se apoya en recursos clásicos para explicar a los Monópodos, entre ellos, la comedia de Aristófanes: Los pájaros (Ornithes), representada en el 414 a.C.; también en laCronica Natural (Naturalis Cronica) de Plinio el Viejo, que registra el avistamiento de Monópodos en la India por parte del sabio Ctesias:

Se habla de otra casta de hombres conocidos como Monocoli, los cuales tienen una sola pierna, y son capaces de saltar con sorporendente destreza. El mismo pueblo es conocido como Sciapodae, debido a su costumbre de echarse de espaldas durante las horas de mayor calor, y protegerse del sol con la sombra que proyecta su enorme pie. (Naturalis Cronica, Plinio)

Filóstrato también menciona a los Monópodos, así como Isidoro de Sevilla y San Agustín. En este último suceso, se los vincula con razas monstruosas nacidas de las cruzas entre la prole de Noé y ciertos animales a bordo del Arca.

3- Epifugi: los hombres sin cabeza.

El Liber Monstruorum(p.273) explica a los Epifugi del siguiente modo: no tienen cabeza pero tienen todas sus funciones incrustadas en el pecho, excepto los ojos, que están alojados en los hombros.

Los Epifugi o Epiphagi proceden de una vasta estirpe de entes sin cabeza, desde los akephaloi griegos —literalmente «sin cabeza»— a los Blemmyes latinos. Todos estos entes coinciden en alojar las funciones de la cabeza en el pecho.

El primero en investigarlos fue Herodoto. El sabio los ubicó en Etiopía y a veces en Libia. Plinio coincide en la procedencia africana, pero los sitúa en la región de Nubia.

A pesar de estas coincidencias, no todos los hombres sin cabeza comparten los mismos atributos. Por ejemplo, los Blemmyes tienen los ojos, la nariz y la boca en el pecho, mientras que los Epiphagi que registra el Liber Monstruorum tienen los ojos ubicados en los hombros.

2- Personas que nacieron una estatura razonable pero cuyos ojos brillan como linternas.

Extraño nombre, y así es como aparece en el Liber Monstruorum (p.279).

por lo visto, estas criaturas solo se mueven durante la noche, confundiéndose con la oscuridad y aterrorizando a las viajeros que tienen la mala fortuna de cruzarse con ellos. Su llanto puede enloquecer, en especial debido a la multiplicidad de bocas con las que ese llanto es emitido.

Plinio, por otro lado, razona que este último rasgo es producto de declarantes sumamente crédulos, y supone que las múltiples voces que emiten estos entes se explica por su destreza para modular o imitar la voz humana a partir de flatulencias.

El Liber Monstruorum admite varias categorías; algunas, por ejemplo, tienen varios ojos alojados en diferentes partes del cuerpo.

1- Personas con orejas como abanicos que las usan para ocultarse durante la noche.

Otra criatura para la que elLiber Monstruorum (p. 287) no tiene un nombre preciso.

por lo visto, estos entes tienen orejas de tamaño prodigioso. Debido a su procedencia, según el texto de los monstruos, los desiertos orientales, se supone que las orejas eran utilizadas para cubrirse de los rayos del sol.

sin embargo, estas personas de aspecto extraño fueron emigrando paulatinamente hacia Europa, donde no fueron muy bien recibidas.

desde aquel momento, sostiene el Liber Monstruorum, acechan a los incautos en las cercanías de los bosques, utilizando las orejas para ocultarse en la oscuridad. Esta estrategia, en cambio, ha sido probadamente ineficaz.

Desafortunadamente, las orejas de estos entes inauditos solo llegan a cubrirlos incluso la altura de las rodillas, de tal modo que resultan fácilmente identificables para el caminante perspicaz, lo cual los ha llevado casi al borde de la extinción.

El Liber Monstruorum abunda en descripciones fabulosas como las que hemos citado con anterioridad. Para la época en la que fue escrito, la palabra monstruo —del larínmonstrum— aludía a ciertas malformaciones, ciertos defectos físicos, ciertas exageraciones; en concluyente, a lo anormal, pero siempre con una raíz antropomórfica.

Los verdaderos monstruos, según nuestra actual concepción, solo son mencionados superficialmente en el Liber Monstruorum.

Los anglosajones los llamaban aglæca, término que podríamos traducir comocalamidad; algo muy distinto de la raíz etimológica de monstruo, la cual se vincula con un prodigio puesto de manifiesto, con algo que se revela, que se muestra, que puede o no ser repulsivo pero que no necesariamente nos infunde miedo

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Por Sandra