accidentes de ovnis en la tierraaccidentes de ovnis en la tierra


En este capítulo le ofreceremos al lector una lista ordenada, en cuanto cabe, de los estrellamientos conocidos de ovnis, con la seguridad de que nos quedamos muy lejos de reseñar todos los que han ocurrido a lo largo de los años. 

Nuestras fuentes son la «Nevada Aerial Research» y el doctor J.F. Gille, a cuyas listas hemos añadido alguno más, conocido directamente por nosotros y que no aparecía entre los de ellos.

 

Es posible que en las fechas haya inexactitudes, al igual que en el número de cadáveres.

Aunque a primera vista pueda parecer raro que la gran mayoría de los estrellamientos sucedan en los Estados Unidos, es perfectamente explicable. 

En primer lugar, los expertos que han reunido estos datos son de aquel país y, por tanto, no tienen tan fácil acceso a las noticias de diferentes naciones. Que además hubo estrellamientos en diferentes naciones, no hay duda alguna. Lo que sucede es que en diferentes continentes y naciones más atrasadas no hay tantos medios de comunicación y demasiados de estos acontecimientos permanecen desconocidos, bien sea por la escasez de periodistas y agencias noticiosas, o por la estúpida censura a que tan dados son los gobernantes microcefálicos que por desgracia tanto abundan en el mundo. 

En el estrellamiento de Puebla (México) a que hice mención en uno de los capítulos iniciales y que yo pude contemplar personalmente (aunque de lejos, debido a las restricciones militares), excepto en un periódico sensacionalista no hubo información ni reacción alguna por parte de la prensa, considerada «seria». Y cuando indagamos con las autoridades oficiales sobre del hecho, se nos manifestó con todo aplomo que no había habido absolutamente nada. 

Aparte de estas razones, hay que considerar que los extraterrestres originarios de diferentes regiones del Universo, lógicamente tenderán a entrar más en contacto oficial con aquellas naciones más avanzadas, sobre todo aquellos que tengan en mente alguna clase de dominio encima del mundo entero. Vencidas las dificultades que les podrían presentar las naciones más poderosas, el resto les resultaría demasiado más fácil. 

No deja de ser sospechoso que la presencia de estos entes no humanos entre nosotros, si bien data desde siempre, se haya activado repentina y violentamente justo en el instante en que el hombre empezó sus experiencias atómicas. Y esta sospecha se acrecienta cuando vemos que su presencia y, consecuentemente, sus estrellamientos, se hacen demasiado más notorios alrededor a los zonas donde los humanos empezaron y continúan haciendo sus experiencias nucleares, que indudablemente pueden significar una amenaza para demasiados de ellos. 

No hay duda alguna de que todo lo que alude a cohetería espacial y a energía atómica les interesa grandemente a nuestros visitantes. En los informes filtrados últimamente, los militares confiesan su pasmo cuando observaron a un enorme ovni tragarse a un cohete entero en plena marcha con sus motores encendidos.

 

Y, en otro, reconocen con preocupación que los extraterrestres han logrado distorsionar por completo todo el complejo sistema de disparo de algunas de las cabezas nucleares depositadas en silos, cambiando los blancos y incluso dejándolas totalmente inactivas. 

Otra razón para que la mayor parte de los estrellamientos conocidos haya sucedido en los Estados Unidos es que los militares de este país hace tiempo que tienen una guerra declarada contra estos intrusos o, por lo menos, contra varios de ellos. Varios de los estrellamientos no han sido casuales sino que sencillamente el ovni fue derribado por las armas del Ejército norteamericano. 

En la mayoría de los sucesos, los ovnis, con una gran superioridad tecnológica, rehúyen con toda facilidad el hostigamiento a que son sometidos y incluso derriban a sus perseguidores, tal como hemos observado en páginas previos. Pero en diferentes, debido a las malas circunstancias en que se encuentra el ovni por averías sufridas previamente, o por pura casualidad —tal como sucedió en el suceso de un ovni derribado por un potente radar que lo rastreaba—, los visitantes del cosmos son fácil presa de nuestros ingenios bélicos. 

Tal como ya hemos indicado, en varios zonas del mundo hay una guerra expone entre nuestros militares y los intrusos del cosmos. En particular en el Suroeste de Puerto Rico, se han estado desarrollando verdaderas batallas (con el inverosimil silencio de la prensa y de las autoridades) entre aviones y barcos de la proxima base naval «Roosevelt Roads» y ciertos alienigenas que allí tienen una base subterránea. 

Las tremendas explosiones subterráneas que, repetidamente, se escuchan y que han causado infinidad de temblores y de resquebrajamientos en la superficie, son una evidencia de que el «Plan Excalibur> está funcionando a todo vapor. Este Plan fue organizado en 1988 para crear un arma que tenga la capacidad de destruir bases subterráneas extraterrestres. El plan está en el presente en pleno desarrollo en la División WX LANL, Los Alamos (N. México) y parece que uno de los sitios de evidencia contra un adversario real es la isla de Puerto Rico. 

Por último, con mención a estrellamientos de naves de diferentes mundos, tenemos que decir que ya en el siglo pasado hay en los propios Estados Unidos, y reseñados por la incipiente prensa de aquellos tiempos, relatos de sucesos parecidas a los que actualmente investigamos. 

En particular me refiero al de Dundy County (Nebras-ka) en 1884 y al de Aurora en Texas en el 1897. Aunque hay aun hoy una seria controversia sobre su autenticidad no se puede negar que demasiados de los datos que han llegado a nosotros, originarios de los periódicos en los que fueron reseñados, nos mueven a creer que fueron auténticos, pues se parecen demasiado a los que sabemos de nuestros días. 

A esto tendríamos que añadir que el famoso «meteorito» que estalló sobre la Tunguska siberiana en 1908, no fue tal «meteorito».

 

Tras largas investigaciones oficiales llevadas a cabo por un equipo de investigadores de la URSS, llegaron no hace demasiado tiempo al convencimiento de que el hecho se debió a la desintegración a baja altura de un ovni, del que pudieron explicar la trayectoria, quebrada pero inteligente, que siguió en sus últimos mil kilo-metros anteriormente de explosionar. 

Como apunte final le diré al lector que tengo en mi poder un trozo de lo que quedó tras la vivísima implosión de un ovni a muy baja altura cuando se disponía a aterrizar. Me lo entregó el contactado que fue declarante del hecho (en la serranía de Puebla, en México) y que, como en diferentes ocasiones, esperaba al ovni en el mismo sitio para comunicarse con sus ocupantes. 

Cuando me lo contaba se le caían las lágrimas «por que había perdido a sus amigos» con los que ya le unía un vasto afecto. 

Yo pude ver en su casa el bloque de material reluciente y cristalino, de varios kilos de peso, en que se transformó el ovni tras la vivísima llamarada que lo desintegró. 

He llevado a analizar el pedacito que poseo —que emite unos fulgores muy bellos de un color azul metálico— y el resultado ha sido un raro material muy rico en titanio

¿Qué hacer ante hechos como éste, en los que uno no puede dudar de la veracidad del declarante (al que considero un auténtico contactado por ciertas misteriosas cualidades que posee y de las que he sido declarante) y que por otra parte son tan difíciles de probar?

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Por Sandra