Este mito de la Atlántida además se repite en algunas narraciones de origen celta que se pierden en la noche de los tiempos. Amiano Marcelino, el principal historiador romano que vivió y relató el proceso de decadencia y descomposición del Imperio Romano durante el siglo IV, escribió: «Según los viejos druidas, la población de la Galia era indígena solo en parte, pues fue reclutada en distintos instantes por medio la incorporación de extranjeros insulares llegados más allá de los mares…».
¿Acaso las leyendas celtas aluden a la llegada de pueblos megalíticos a diferentes puntos de las costas europeas miles de años anteriormente de Cristo?De hecho, siempre ha llamado la atención de los arqueólogos que megalitos y petroglifos se localicen principalmente en zonas costeras. Es más, grabados pétreos con idénticos motivos –como las espirales o los laberintos– se repiten en distintos zonas de Europa, Asia y América, aunque en hipotesis sus residentes no mantuvieran ningún tipo de contacto en un pasado tan remoto. Quizá la explicación a este enigma se encuentre en la llegada a las costas de estos zonas de navegantes pertenecientes a un mismo pueblo o cultura, los cuales escapaban de unas tierras amenazadas por la crecida del nivel de los mares.
LA ATLÁNTIDA DE LOS CELTAS
La literatura esotérica y las creencias famosos suelen relacionar el término druida con los megalitos, pero la realidad es que los celtas son muy posteriores a las villas que levantaron estas enigmáticas construcciones pétreas. Tampoco son contemporáneos de las gentes que grabaron los petroglifos. en cambio, lo anterior no significa que no exista una relación. Al contrario, las villas constructores de los megalitos aparecen en los mitos de la cultura celta y, a tenor de las últimas investigaciones, bien podrían ser los transmisores de la que luego sería la religión celta: el druidismo. Después de todo, para la tradición druídica los megalitos eran los principales centros de comunicación con las deidades.
Los introductores de la religión druídica provenían de las enigmaticas Islas del Norte del Planeta
El texto irlandés conocido con el nombre de La Batalla de Mag Tured se cuenta entre los más viejos de las epopeyas celtas de Irlanda. En el mismo se cuenta cómo, después de un vasto diluvio, una serie de pueblos llegaron en barcos a las costas irlandesas. De todos ellos destacaron los Tuatha Dé Danann o «Tribus de la deidad Dana», que «vivían en las Islas del Norte del Planeta, aprendiendo el saber, la magia, el druidismo, la brujería y la sabiduría, y superaron a todos los sabios paganos en las diferentes artes». En este pasaje debemos retener dos informaciones enormemente trascendentes: los misteriosos Tuatha Dé Danann fueron los introductores de la religión druídica en Irlanda y procedían de las Islas del Norte del Planeta. Demasiado se ha discutido y escrito sobre la localización de estas islas, pero los datos que nos aportan estos legendarios textos son poco concretos. ¿Acaso estas islas no podrían ser la mítica existencia de la Atlántida que explicó Platón en el Timeo?
Como apuntamos con anterioridad, en todas las creencias de la Tierra nos encontramos con el mito de un vasto diluvio que hizo aumentar el nivel de las aguas. Para geólogos e historiadores que se ocuparon de investigar la cuestión, este diluvio no fue algo repentino, sino que la leyenda quizá haría alusión a una era de centenares de años en la que las lluvias fueron constantes, causando un ascenso de las aguas. Así, los míticos Tuatha Dé Danann serían poblaciones que merced a la subida de las aguas en sus territorios (¿la Atlántida?) desembarcaron en las costas irlandesas.
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