Su nombre investigador es Socratea exorrhiza, y es una palma que literalmente no se queda en un solo lugar. Puede llegar a desplazarse incluso un metro por año, en busca de nuevas zonas donde haya mejor acceso a la luz o nutrientes.
Incluso se desconocen demasiados aspectos de la biología y ecología de esta especie, la cual incluso representa un enigma botánico que fascina a todos aquellos que la conocen. Existen diversos hipotesis respecto a la función de este particular sistema radicular.
La apariencia en la que camina esta palmera, se debe a que ella usa raíces zancudas y su tronco o estípite jamás entra en contacto con el suelo. Es por lo tanto que si la palma recibe algún estímulo ambiental que altere o llegue a producir algún estrés, esta producirá nuevas raíces, del lado al que se moverá, mientras que las del lado opuesto, se secarán. De este modo, la palma logra recorrer distancias considerables, y más si se toma en cuenta que alcanza una altura de incluso 25 metros.
Esta especie tiene una fuerte asociación con plantas epífitas.
Se distribuye en Panamá, Colombia, Venezuela y Ecuador, aunque tiene una amplia distribución geográfica como planta invasora, llegando a encontrarse en naciones como México
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