Cuenta la leyenda que hace algún tiempo, en un pueblecito de España, cuyo nombre se ha decidido olvidar, sucedió un suceso terrible, capaz de asustar a más de uno.

Existía un feliz matrimonio, que se amaba como ningún otro, de aquella unión, nació una niña, que conforme crecía, desarrollaba un amor enfermizo hacia su padre y un odio desmedido por su propia mamá. Continuamente le decía a su padre que quería casarse con él, y que deseaba la muerte de su mamá para poder ser felices para siempre. La reacción del hombre era de enojo por supuesto, no quería pensar en una situación similar. Pero aquello no tardó demasiado en cumplirse.

Durante el funeral, el pobre hombre se hacía pedazos del dolor, mientras la niña trataba a toda costa de esconder una sonrisa diabólica, que a duras penas contenía, pues sus sueños estaban convirtiéndose en verdad, aparentaba haber hecho un pacto con el señor de las tinieblas, ¿Cómo es posible tanta maldad en una niña tan reducida?.

Al pasar de los días, el hombre se sumía en una profunda depresión, pero no podía evitar notar que su reducida mostraba total entereza ante el hecho, animándolo en todo instante. Sin conocer que en verdad el buen ánimo de su hija se debía a conocer que su mamá ya no estaba.

Una tarde la niña salió al parque con sus amigas, y su padre le encargó un corazón de cerdo para la cena. Pero cuando terminó de jugar la carnicería estaba cerrada, así que tubo la macabra idea de profanar la tumba de su mamá y arrancarle el corazón… así tampoco dudo en comerlo durante la cena al lado a su padre.

Cuando estaba en su cama, la niña empezó a escuchar un susurro, una tenue y familiar voz, aparentaba ir adentrándose en la casa, incluso en punto en que la niña alcanzó a escuchar: -Hija, ¡devuélveme el corazón que me has robado!- al lado a esta frase las escaleras crujían, unos pasos se aproximaban a la entrada… la perilla giraba lentamente, incluso que la puerta se abrió, el espectro de la mamá entró en la habitación, extendiendo su dedo acusador incluso el corazón de la reducida, que al lado a un último suspiro de horror, dejó de latir… murió de puro pavor.

desde aquel momento se ha observado vagar al alma de “La Doncella sin Corazón”, varios dice que atacando niñas para saciar su sed de venganza, diferentes dicen que sencillamente llora por el amor perdido…y así seguirá por toda una eternidad.

Por Sandra