militares y cientificos avistan ovnis en la antartidamilitares y cientificos avistan ovnis en la antartida

Una de las oleadas ufológicas más importantes ocurridas en la Antártida tuvo lugar entre junio y julio de 1965 sobre la Isla Decepción, en el archipiélago de las Shetland del Sur, y tuvo por declarantes a miembros de las bases de Gran Bretaña, Chile y Argentina.

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El 7 de junio de 1965, el meteorólogo Jorge Stanich, de la base argentina en la bahía Primero de Mayo, vió en el firmamento un objeto estacionario reluciente y de color amarillo, a una separación de 2.000 metros, que se esfumó al cabo de cinco segundos. Poseía un circunferencia de entre 35 y 50 metros. Stanich fue declarante de otro avistamiento similar al día siguiente.

El 18 de junio, sobre la base chilena de Pedro Aguirre Cerdá, además en la Isla Decepción, apareció una luz zigzagueante de color verde, rojo y amarillo, que fue evidente durante 15 minutos. El 3 de julio, nueve miembros de esta base observaron durante 20 minutos las movimientos de «una masa luminosa de figura de lenticular», que ocasionalmente cambiaba de color, y se movia a gran velocidad. Dos minutos después, el mismo objeto se observó por 17 personas en la base argentina de la misma isla durante el cosmos de 62 minutos.

El mismo 3 de julio, una luz redonda y blanquecina fue observada desde la base argentina de la Isla Laurie, en el archipiélago de las Orkney del Sur. Un día anteriormente, en la base inglesa B, en la Isla Decepción, un objeto rojo-verdoso se observó durante 15 o 20 minutos.

La tapa de un periódico argentino del 7 de julio de 1965, tras el comunicado de la Armada informando sobre el avistamiento de un ovni en la Antártida. (Archivo Clarín).

La tapa de un periódico argentino del 7 de julio de 1965, tras el comunicado de la Armada informando encima del avistamiento de un ovni en la Antártida. (Archivo Clarín).

La Fuerza Aérea Chilena dio a conocer uno de los avistamientos a través de un radiograma enviado por el comandante Mario Jahn Barrera, de la base Arturo Prat. El hecho fue continuado por el Ministerio de Defensa chileno. Pero hay algo más: los informes elaborados por este organismo destacan las perturbaciones del campo magnético que se produjeron a bordo del navío Punta Médanos: «Las agujas de las brújulas se comportaron de forma fantástica desde el preciso instante en que el ovni apareció. Dejaron repentinamente de apuntar el rumbo que seguía el barco y señalaron directamente hacia el ovni». Por su parte, el comandante Barrera señaló: «Lo que avistamos fue algo real, un objeto sólido que se movía a velocidades inverosimiles, ejecutaba movimientos, despedía una luz verdosa y causaba interferencias en los instrumentos electromagnéticos de la base argentina».

Menos conocido es otro avistamiento ocurrido el 8 de enero de 1957. Dos investigadores de la isla Robertson observaron por separado dos grandes objetos plateados, que semejaban puros o torpedos, suspendidos a gran altura sobre la base. Durante 4 horas los insolitos objetos efectuaron movimientos acrobáticos en el aire y fueron capturados en fotografias por los expertos. Según sus cálculos, se desplazaban a 8.000 metros de altura y a una velocidad de ¡40.000 kms por hora! Días después, el 20 de enero, un helicóptero de la armada británica recogió a los investigadores, quienes le entregaron las imagenes de los objetos al organismo estadounidense oficialmente encargado de investigar los ovnis, el ATIC (Air Technical Intelligence Center). Años después, el físico Rafael Vera Mege de la Universidad de Concepción (Chile), entrevistó a uno de los declarantes, quien le comentó que el ATIC no les devolvió los negativos de las imagenes y manifestó que «estaban veladas». Algo semejante ocurrió en 1948, cuando el capitán Orrego, de la marina chilena en la Antártida, vió y fotografió un ovni, aunque el jefe de la Misión Naval Chilena negó tales hechos

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Por Sandra