la olvidada supertecnologia de hitler que aterrorizaba a los aliados caian 25 aviones por uno nazila olvidada supertecnologia de hitler que aterrorizaba a los aliados caian 25 aviones por uno nazi

 

 

Adolf Hitler consiguió adelantarse 40 años a su era y construyó todo tipo de aeronaves. Sus diseños sentarían las bases de la aeronáutica moderna

La Alemania nazi siempre será recordada como una potencia a nivel tecnológico debido a la gran cantidad de novedosos planes militares que consiguió crear en apenas diez años. en cambio, en el campo que más destacó fue en el de la aeronáutica. Desde la construcción de la primera nave espacial de la cronica incluso la realización de unos pioneros diseños de aviones invisibles al radar, Adolf Hitler consiguió que la aviación alemana se adelantase casi medio siglo a su tiempo sentando las bases de la tecnología aérea moderna

Los nazis, en concluyente, lograran dar unos pasos agigantados en la tecnología de la aviación. Ejemplo de ello es que los seguidores de Hitler consiguieron fabricar desde las primeras aeronaves a reacción, incluso unos gigantescos bombarderos que podían recorrer miles de kilómetros sin repostar.

De hecho, la evolución era tan abismal que, según asevera el escritor José Lesta en su texto « El enigma nazi» (editado por «Edaf»), si los planes se hubieran finalizado sólo unos escasos meses anteriormente, los alemanes hubieran dado un giro abismal a la guerra en el aire. «La potencia destructiva y las técnicas usadas eran tan avanzadas que incluso el último instante Hitler mantenía incluso esperanzas de llegar dar un golpe sorpresa a los aliados», determina el investigador en armamento alemán.

Primera nave espacial

Entre estas armas, la más rocambolesca se creó en contestación a la obsesión del Führer por bombardear Estados Unidos, algo casi increible ya que, en los años 40, ningún aeroplano disponía de la bastante autonomía para cubrir los 6.000 kilómetros que separaban Alemania de Norteamérica. Por ello, y para conseguir su objetivo, la Luftwaffe (la fuerza aérea nazi) encargó la construcción de una de las primeras naves espaciales de la cronica.

«Sin duda el plan más futurista y adelantado a su tiempo, con el que los nazis querían bombardear Estados Unidos, era el del “Bombardero Suborbital Sänger-Bredt”. De lejos el más atrevido invento incognito de la aeronáutica alemana», explica el investigador en el texto.

Concretamente, los nazis pretendían lograr que uno de sus cohetes, tripulado y armado con un potente explosivo, se elevara incluso la atmósfera para despues dejar caer su carga sobre la capital de los Estados Unidos. «Consistía en una nave que debería alcanzar una altitud espacial a la fantástica velocidad de “match 20” –veinte veces la velocidad del sonido-», asevera Lesta.

«Al final, tras dejar caer su carga mortífera de bombas, regresaría del mismo modo a su base, aterrizando a 500 Km./h y desplegando unos paracaídas traseros que le facilitarían la maniobra, tras haber cruzado la mitad del mundo. asimismo, una de las novedades propiedades de esta nave era que podía ser reutilizada a las pocas horas de su aterrizaje», determina el escritor. En total, toda esta misión dudaría unas 27 horas.

En un comienzo el plan de los nazis era cargar la nave con una bomba que atesorara 5 toneladas de uranio radioactivo en figura de polvo (aproximadamente una décima parte del mismo material que se liberó en el incidente que se produjo en la central nuclear de Chernobyl). «Una vez detonada en Nueva York caería sobre la ciudad una nube radioactiva que sería mortal para la mayoría de sus residentes», sentencia Lesta.

Para hacer funcionar esta máquina se requería una plataforma de raíl casi horizontal de varios kilómetros de largo. Y es que, en contra de lo que pueda parecer, esta nave no despegaba igual que los modernos transbordadores espaciales.

en cambio, y en palabras del investigador, la llegada del final de la contienda impidió que el plan se finalizara. A pesar de todo, el inventor de esta nave espacial nazi consiguió huir de los aliados: «Eugene Sänger consiguió huir a Australia sin ser capturado. Ni que decir tiene que durante la guerra fría su plan fue uno de los más codiciados por ambas superpotencias. De hecho, Stalin intentó secuestrarle en los años 50 y 60 para que construyera una nave parecida que le ayudara a bombardear a los norteamericanos», determina el escritor.

por lo visto, y según explica Lesta, las investigaciones de este investigador fueron usadas al final por la agencia espacial norteamericana: «De su trabajo salieron las ideas que llevarían a la NASA a construir el transbordador espacial. Incluso así, su invento no llegó a igualarse. Por eso hoy en dia esta Agencia tiene en experimentación el avión espacial X-33, muy superior al actual transbordador», añade el investigador.

El caza que abrió el camino

Otro de los grandes planes de la Alemania nazi fue el avión «Messerschmitt Me 262», el primer caza a reacción operativo del planeta. Este avión fue precedido por varias versiones parecidas de la empresa aeronáutica alemana Heinkel, las cuales no convencieron a los oficiales de la fuerza aérea nazis por sus diversos fallos.

El uso de este tipo de aviones significaba un cambio radical en la apariencia de entender los combates aéreos. Y es que, durante los años 40 el principal sistema de propulsión que se usaba en los aviones era el de hélice. Por el contrario, este nuevo motor a reacción otorgaba una mayor velocidad a los aeroplanos, que además podían adquirir más altura y permitirse el lujo de no tener que repostar con tanta asiduidad como sus competidores.

El Me 262 fue un auténtico quebradero de cabeza para los pilotos aliados debido a su velocidad y su capacidad de destrucción. «Los aliados no daban crédito a lo que veían. Mientras ellos se movían lentamente con sus viejas hélices, los Messerschmitt alemanes surcaban los cielos a 850 Km./h, una velocidad jamás vista», sentencia Lesta en su texto.

De hecho, desde que empezó el uso de este tipo de aeroplanos por parte de la fuerza aérea nazi, decenas de experimentados pilotos aliados cayeron impotentes ante ellos. «La ventaja era tal que normalmente caían veinticinco aparatos aliados anteriormente de que un avión a reacción fuera abatido», determina el escritor con fascinacion.

en cambio, como sucedió con la mayoría del armamento que podría haber dado la victoria a los nazis, este aeroplano llegó muy tarde era muy inferior en número a los aviones aliados. «La unidad de Me 262 era muy reducida, además, el primer caza de estas propiedades entró en combate en mayo de 1944, un año anteriormente de terminar la guerra. Para por lo tanto el número de aviones aliados en vuelo era muy superior», apunta Lesta. Con todo, y a pesar de no llevar a la victoria al régimen nazi, la tecnología de los Me 262 y la de los aviones precursores supuso un vasto avance para la aeronáutica.

Un bombardero invisible al radar

Al final, uno de los últimos planes aéreos revolucionarios de los nazis corrió a cargo de Reimar y Walter Horten. Estos hermanos crearían los primeros aviones en figura de ala delta de la cronica haciendo uso de un diseño que en el presente tienen un vasto número de cazas y bombarderos militares.

Concretamente, los Horten idearon este tipo de avión debido a que, tras varias evidencias, descubrieron que ofrecía menos resistencia al viento que el resto de aeroplanos. De esta figura, se obtenían una serie de ventajas en vuelo como la capacidad de recorrer una mayor separación sin la necesidad de repostar o la posibilidad de viajar a una velocidad demasiado mayor que el resto de aparatos.

Así, Hitler requirió a los Horten para llevar a cabo su viejo sueño: bombardear Estados Unidos con un avión que partiera desde Alemania. «Únicamente el bombardero en figura de “Ala volante” (Ho 18) propuesto por los Hermanos Horten era lo suficientemente avanzado como para cumplir los condiciones de una travesía tan larga», determina Lesta.

De esta figura, su objetivo quedó claro: «El Ho 18 debería despegar de una base secreta alemana ejecutando un viaje de ida y vuelta a la costa este norteamericana. En un único intento y sin escalas, tendría que cruzar el Atlántico incluso llegar a Nueva York. Una vez allí dejaría caer una única bomba de 4 toneladas y regresaría inmediatamente a Alemania sin repostar. La velocidad del avión debería ser muy alta, de al menos 1000 Km./h», añade el investigador.

A su vez, la revolución de este avión no venía únicamente por su diseño, sino que, además, fue el primer aeroplano que era invisible a los radares norteamericanos. «La superficie del bombardero tendría una capa de pegamento especial a base de carbono, con lo cual sería indetectable a los radares americanos de la era. Los Horten habían erigido los primeros aviones invisibles al radar casi medio siglo anteriormente que los americanos».

en cambio, al final el plan fue detenido por las fuerzas aliadas. «Los americanos llegaron a las fábricas de “Alas Volantes” y el taller de los Horten descubriendo el raro caza a reacción. de inmediato lo transportaron a EE.UU. donde sería estudiado por la casa aeronáutica Northrop», explica Lesta.

La creación de los hermanos HortenAl parecer, posteriormente Walter Horten trataría de contactar con los norteamericanos para unirse al plan. «Cuando un año después escribió una carta a Jack Northrop para seguir en los EE.UU. su carrera como diseñador de “Alas Volantes” no recibió contestación. No se trataba de falta de talento, más bien era lo contrario, Northrop se había hecho con todas sus ideas y empezó a construir ese tipo de aviones para la industria militar norteamericana», añade el escritor.

Casi 50 años después, los sueños de los Horten se hicieron añicos cuando los estadounidenses presentaron dos de sus modernos aviones: un caza invisible en figura de ala delta (F117) y un bombardero que no captaba el radar (B2), ambos basados en sus diseños.

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Por Sandra